GALERÍA BEIRÓ. El país que se desarrolla desde el barrio

Si cada persona tiene su historia, que se integra a la historia de su familia… detrás de cada emprendimiento comercial, se va escribiendo un pedacito de la historia del barrio. En el libro “Galería Beiró”, la nieta Marcela no sólo cuenta la historia de su abuelo, Giuseppe Bárbaro. Sino también, la de Villa Real. Y la del país.

Marcela Bárbaro es Licenciada en Relaciones Públicas y Crítica cinematográfica, publicó libros de poesía. El sábado 13 de Noviembre presentó su nueva creación, “Galería Beiró”, en el restaurant de Nazarre y Gallardo. La Bocina dialogó con la autora sobre su nueva obra, que recorre la historia del barrio de Villa Real. Y también, la historia argentina. Dice Marcela:

La galería Beiró significó muchísimo para mi vida y la de mi familia, porque fue ideada y cofundada por mi abuelo, Giuseppe Bárbaro, en 1957. Villa Real lo recibió en los años ‘40, eso era una quinta, y siempre su vida estuvo ligada al comercio. Imaginemos que en esa época, pensar una galería con 14 locales y una calesita en el fondo, era una suerte de shopping. Lo cual fue muy positivo para Villa Real, un legado familiar que nos dejó. Yo nací en ese barrio, y me crié entre esos locales, hasta casi los ‘90.

O sea que ibas a la calesita.

Totalmente, ¡todos los días y gratis! Porque éramos los dueños del primer local.

¿Cuánto tardó tu abuelo en construir los locales? ¿Cómo ideó el proyecto? Porque no era una época como ahora, que hay grandes emprendimientos y grandes sociedades detrás de esos emprendimientos.

Él viene a Buenos Aires en 1926, junto con toda la oleada migratoria que llega al país. Pensemos que entre 1880 y 1930 llegan muchísimos inmigrantes italianos, españoles, judíos, polacos… Se asienta en Villa del Parque primero, él era de oficio relojero, y profesor de matemática. Pero por el tema del idioma, lo primero que encontró, fue trabajo de relojero. Ahí empieza su carrera comercial, trabajó en distintos lugares, fue formando vínculos, contactos… La cuestión es que logra tener su primer local -relojería “Nazca”- en la década del ‘40. Hasta que por amigos le dijeron: mirá, en Villa Real nosotros tenemos también negocio ¿por qué no se vienen para acá, y mudan el negocio? La relojería “Nazca” se muda finalmente a Villa Real, sobre Lope de Vega, y se crea la famosa “Perfumería y relojería Real”, que estaba en la misma cuadra que la galería, muy cerquita de Lope de Vega, casi esquina. Ahí comienzan, mientras con un grupo de comerciantes empiezan a idear cómo sería tener un centro comercial de esas características. Esto comienza en el ‘51, en una Argentina que apostaba, en ese momento, al desarrollo de la economía, del comercio, había estabilidad. Lo que permitió que en el ‘57 finalmente se inaugure esa galería. Giuseppe se queda con el primer local, el local número uno, donde coloca su negocio: Óptica, relojería y joyería Real.

Que hoy sigue siendo una óptica.

Casualidad: cuando nosotros vendimos, la compra uno del mismo rubro. Y la galería también sigue en pie. Lo que no está más es la calesita del fondo, que también es muy recordada por varias generaciones: porque no había otra, y porque era también un foco de entretenimiento para la zona.

Mientras los pibes se divertían en la calesita, las madres iban a ver las vidrieras.

Totalmente, era así. Fue un lugar con entrañables recuerdos, y fue una segunda familia te podrás imaginar, paralela a la mía: es una comunidad de personas muy diferentes, donde vos convivís de lunes a sábados, con todas los cambios sociopolíticos y económicos que atravesó nuestro país. Y también con una galería formada de la mano de inmigrantes italianos, españoles y porteños, con lo cual era una fusión muy rica en contenido. Y a mí, lo que me encanta de las comunidades es eso, es esa pluralidad que tiene, me despierta mucho interés y curiosidad. Y tenés un tejido social interesante para escribir. Y además porque los vivencié, observé, escuché, iba de local en local, entonces quise volcarlo al papel.

¿Hasta qué edad estuvo tu abuelo en la galería?

Desgraciadamente, un año. Falleció en el ‘58, o sea, un año pudo disfrutar de un proyecto que tanto añoró, y que tantos años estuvo detrás. Son de esas cosas injustas… Nosotros nos quedamos nosotros hasta el ‘88. Ahí se conocieron mis padres, todas nuestras vidas surgen de ese lugar, por eso también el cariño, los recuerdos y su presencia, que de alguna manera siempre estuvo ahí. Digo, cuando se construye algo con tanta pasión, dio tantas fuentes de trabajo, y apostó tanto al progreso del barrio.

Además en un lugar ideal, porque está justo frente al banco, a media cuadra de Lope de Vega y Beiró, es una ubicación inmejorable.

Exactamente, y también fue muy agradecido a este país que le abrió los brazos. Entonces, de alguna manera, siempre fue un hombre que devolvió, y esas cosas quedan, quedan en la memoria, en los recuerdos, con lo cual construir su imagen y todo lo que atravesó, atravesar la guerra, la primera guerra mundial -una experiencia que marca un antes y un después- y no tener posibilidades en su país … Tener que venir a un lugar completamente opuesto de donde vivía, con otro idioma… Esta segunda oportunidad la valoramos quienes vimos todo ese recorrido, y por eso tuve ganas de que no siga pasando el tiempo y que se olviden esas historias. Y bueno, escribir un libro basado en la vida de un hombre, para hablar de una comunidad, ficcionalizando, por supuesto, mucha parte de la historia.

¿Qué piensan los actuales ocupantes de los locales, de esta historia que estás presentando a través de tu libro?

Me contacté hace muy poco, tenía ganas de presentarla en la galería, imaginate que de la vieja camada no queda nadie. Entonces es difícil presentarte, porque muchos alquilan, o no conocen nada de ese pasado, ni siquiera conocieron la calesita, porque ahora es un espacio vacío desgraciadamente. Pero votaron que sí, les gustó la idea y les gustaría que se haga un evento en la galería muy simbólico con el libro, así que lo tengo como proyecto para armarlo y organizarlo, calculo que el año que viene, junto con la editorial (De Ciutiis Ediciones).

Qué bueno, porque además sería una manera de revivir la historia, y difundir la existencia de la galería.

La idea es esa. A mí me interesa realmente desde lo afectivo, tiene un valor simbólico para mí, pero para ellos, es que vaya el público y recorra los locales, que vean los rubros que ofrecen.

Hiciste libros de poesía, ¿cómo se pasa de la poesía a una tarea de investigación barrial?

Fue un desafío proponerme este género. Pero por otro lado, relatar la historia de un inmigrante, la historia de esa galería y de cada uno de los locales, más la historia argentina que atraviesa todo el libro, y el surgimiento de Villa Real, que tiene un capítulo también con su historia: desde el surgimiento a partir de la estación de tren, como muchos barrios de la Ciudad de Buenos Aires que a principios del siglo XX, con el tema de la estación de tren, logran una amplitud demográfica comercial y habitacional de progreso. Todo eso requería que sea un libro en narrativa y bueno, empecé a investigar, yo tenía mucha documentación de archivo histórico familiar guardado, tenía también revistas barriales de Villa Real. Saqué mucha información, más los relatos transmitidos por mi familia, y las vivencias y los hechos históricos que también pasaron cerca del barrio. Porque a veces hay mucha imprecisión entre los límites de Villa Devoto, Monte Castro, Versalles y Villa Real, la línea es muy fina, y están los que dicen: vivo en tal barrio, pero es en realidad es otro. Los sucesos políticos que pasaban alrededor de la cárcel de Devoto, llegaban al negocio, se compartían hechos como fue el “Devotazo” del ‘73 con Campora, o el “Motín de los colchones” en el ‘78. Hay hechos históricos que pasaron en las cercanías, que me pareció que tenía que incluirlos, porque también hacían a la opinión pública y a esta catarsis que hacían los clientes en nuestro local. Por todo eso, requería que sea una novela, y disfruté mucho de hacerla, de desafiarme de la poesía a la prosa.

Es muy interesante que relaciones ambas cuestiones, porque a veces se plantea la historia barrial desde lo cotidiano, y pareciera que lo social, lo económico y lo político están ajenos al barrio. Pero indudablemente, hay un hilo conductor.

¡Totalmente! Por ejemplo, el tema del aguinaldo, del primer aguinaldo que se impuso a los trabajadores, ese salario plus que había, también se vivenciaba en el negocio, y hay frases de algunos que me las han trasladado, que yo las vuelco en el libro, porque tenían acceso a poder comprar más cosas. La moda de los ‘50, cómo se arreglaban las mujeres, eso también repercutía, por ejemplo, en la perfumería que teníamos. Entonces, lo histórico no puede estar nunca separado para nada de lo social y del desarrollo de una comunidad o de la vida de un hombre. Una de las cosas por las cuales mi abuelo queda muy resentido de la parte cardíaca, es que en el ‘55 por la Revolución Libertadora, le da un infarto porque recuerda la guerra en Italia. Entonces, cómo no poner ese suceso que también marca un antes y un después y que te trae los fantasmas del pasado.

Y antes de la revolución, los bombardeos a Plaza de Mayo…

Exactamente. Y también lo mismo. Imaginate, llegar a un país apostando a un porvenir. Vos venís de la guerra, de la falta de empleo, de ver hambrunas etcétera etcétera, querés ir a un lugar pacífico con una apertura que te posibilite por lo menos asentarte, formar una familia, vivir, tener un trabajo… Y te vienen los golpes de estado a partir de los años ‘30. Entonces cómo no marcar eso en el libro, y cómo no disfrutar después, del ‘85, de Alfonsín y la democracia. Por eso el libro va del 1926 a 1985, tiene que ver con una aspiración hacia la libertad, las posibilidades, y quería remarcar esos hitos, son hitos que marcan y desencadenan otros hechos, que se reflejan mucho en los personajes que componen esa galería. Darle un contexto histórico, la moda, lo que se fumaba, las comidas, cuando llega la gaseosa “Tab”, el Renault 12, el primer cine que llegó al barrio, y también lo que produjo a nivel social y cultural. El cine “Lope de Vega” (ahora es Coto), el cine “Nobel” (hoy un banco), eso también cambió mucho. Hay generaciones que no saben eso, pasan por la puerta y no saben qué hubo.

Me estaba acordando, yo vivía en Floresta norte y era un chico de cuatro o cinco años, y con mi abuela Petrona íbamos a la galería San José de Flores o íbamos a a la Galería Beiró, porque eran los dos centros comerciales a los cuales nos acercaba el 213 (hoy es el 53), porque pasaba por la puerta de casa.

Qué cosa… A mí, cuando alguien me la nombra, o que la conoce, realmente me sorprende. Me pasó, son cosas raras y casualidades lindas. Estaba en la facultad, hablando con mis compañeros, y uno de mis amigos me dice: soy de Santos Lugares, a veces íbamos con mis padres a Villa Real… este reloj que tengo puesto me lo compraron en la Relojería Real. ¡La relojería de mi familia! Ese tipo de cosas son muy lindas.

¿Cuál es la diferencia entre escribir la historia de una parte del barrio a escribir para la antología de “Memoria, verdad y justicia, los 30 años por los 30.000”?

Es compartir también un compromiso por la historia de nuestro país, es participar de un proyecto colectivo, donde cada uno miró la realidad y la vivenció de diferentes maneras, es apostar a la memoria, creo que si vos conocés tus raíces y conocés la historia de tu país y la propia, si sabés de dónde venís, eso te permite estar mejor parada en el presente para proyectarte, no sólo como persona, sino también como ciudadano, y con el compromiso que tenés a diario en el país donde vivís. Entonces por eso participé con una poesía en ese libro. Se conectan, de alguna manera.

Totalmente porque… ¿de dónde somos? Yo, de Chivilcoy y Avellaneda, vos de la Galería Beiró.

Y que no reniegues de eso, porque si vos renegás, de eso en algún momento salta. No tenés compromiso con lo propio.

Como escritora y a nivel de trascendencia, ¿qué garpa más, la Galería Beiró o los libros de poesía?

¡La Galería Beiró! No esperé mucho, viste. Lo que noto es que el género narrativo, la novela, los relatos, le gustan más a los lectores, es muy amplio el sector de un género que se cultiva de otra manera que la poesía. La poesía es más reducida. me encanta, me apasiona, siempre trato de buscarle la mirada poética a todo, mismo cuando tengo que criticar una película, pero es un segmento más reducido quien consume y lee poesía. Así que fue digamos lo primero que escribí, pero evidentemente gusta más la novela, el relato, el cuento.

¿Hay algún nexo entre la crítica y la escritora?

Escribo semanalmente críticas de cine, y la cobertura de los estrenos o los festivales. Es una escritura más técnica. Si bien vos partís del relato de la película para analizarlo, tiene mucho de técnica porque no estás solamente haciendo un comentario sino que estás haciendo un análisis, un análisis que siempre también está acorde al contexto, quién la hizo, cuándo se estrena, de qué país es, qué historia está contando, responde a todas estas cuestiones pero tampoco estás narrando, estás analizando la obra de otro. Es como que vos me das letra para que yo escriba, pero no fue algo que creé yo, esa es la diferencia con la ficción.

Alguna vez, ya no como crítica sino como cinéfila, ¿se te ocurrió filmar la historia de la Galería Beiró?

No, pero me encantaría que alguien lo haga. Es una historia coral de muchos personajes, hay personajes grotescos y personajes sensibles. Yo traté de sacarle a la mayor parte de esta idiosincrasia argentina que se formó con esta pluralidad multicultural que somos, con lo cual tenés de todos: los amores prohibidos, los chusmeríos, el más comprometido ideológicamente y también tenés época, con lo cual la ambientación de época sería muy rica y justamente está atravesada también por diferentes géneros. Yo no quería un relato sumamente autorreferencial, tampoco quería idealizar la figura de mi abuelo, quería que sea un hombre de carne y hueso con virtudes y defectos, y el lector se puede identificar tranquilamente con ese inmigrante que pudo ser tu abuelo, tu tío.

Claudio Serrentino

Foto: libro “Galería Beiró”

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