En Atenas se realizarán una serie de conferencias para homenajear al escritor Jorge Luis Borges, a 30 años de su partida. En una de ellas participará la reconocida historiadora Susana Boragno, vecina de Versailles.
El 12 de Mayo de 1984, en la isla de Creta, la Escuela de Filosofía de la Universidad de Creta le otorgó a Jorge Luis Borges el doctorado Honoris Causa. En aquella ocasión, el argentino se mostró “avergonzado por no saber griego”, y recordó que de niño le fascinaban los relatos de la mitología griega.
En pleno siglo XXI, su obra está más vigente que nunca. Por eso, la Librería Española Nikolopoulos, de Atenas, organiza una “Conferencia Internacional para conmemorar 30 años desde la muerte de Jorge Luis Borges”, con la participación de diversas entidades argentinas, griegas y europeas (entre ellas, las Embajada Argentina en Grecia y el Ministerio de Cultura griego).
La conferencia será presidida por María Kodama, y la temática general: “Jorge Luis Borges, la leyenda y su legado, treinta años después de su muerte”.
Luego de la presentación de Kodama, habrá una serie de conferencias -todas, muy interesantes- con la participación de expositores de varios países.
Pero hay una que llama particularmente la atención de los vecinos de Versailles, y es la que se brindará el 5 de Noviembre: “Jorge Luis Borges. A 30 años”, en la que disertará la Licenciada Susana Boragno, reconocida historiadora del barrio de Versailles.
Personalmente, me siento orgulloso por Susana, porque hace un gran trabajo de investigación que comparte con los vecinos a través de importantes medios de alcance nacional, y también pequeños medios barriales (entre ellos, La Bocina, lo cual es un honor).
Lamentablemente, ningún cronista de este medio podrá correrse hasta allí para cubrir tan magno acontecimiento (hay otros compromisos impostergables, como baches que rompen autos, o árboles que se están por caer).
Pero aquel vecino que tenga los medios para presenciar la charla, pueden dirigirse hasta la Librería Española Nikolopoulos, Homero 32, Kolonaki, Atenas.
Claudio Serrentino
Foto: María Kodama