Los proveedores textiles del gobierno porteño no están registrados, denuncia La Alameda

El PRO, en su aérea de la Dirección de Compras y Contrataciones, hace más de diez años que otorga licitaciones a proveedores textiles del Estado que ni siquiera se anotaron en el Registro de Dadores de Trabajo de la cartera laboral local. Esto quedó constatado en un pedido de informes realizado por la Alameda. 

Es un escándalo el descubrimiento de la Alameda. En el 2008 el Gobierno porteño asume las competencias de la ley de Trabajo a Domicilio, entonces crea el Registro de Dadores de Trabajo a Domicilio, pero nunca se puso en funcionamiento. Jamás se inscribió ninguno de los  empresarios textiles que ganan licitaciones del Estado porteño.

En este registro deben inscribirse toda persona física o jurídica, que tenga su domicilio o asiento legal en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, sea dador, intermediario o tallerista y que utilice el sistema de Trabajo a Domicilio.

Esto demuestra que la falta de interés total del Gobierno porteño por combatir el flagelo de la trata y el trabajo esclavo. Mientras que un aérea crea un registro de dadores de trabajo, por otro lado Licitaciones y Contrataciones le compran indumentaria a empresas que no tienen siquiera 1 empleado registrado, y en algunos casos inclusive ni siquiera se dedican al rubro textil e indumentaria.

El pedido de informes de la Alameda a la Subsecretaría de Trabajo demuestra que ya que si no tienen empleados, es porque tercearizan su producción, por ende, deberían estar inscriptos.

Pero como dice la contestación al pedido de informes de la Alameda, firmada por Sergio Scappini, Director General de la Dirección General de Empleo, “no surgen inscriptas en el Registro de Dadores”.

La industria textil argentina cuenta con el triste porcentaje de casi el 80 por ciento  de sus trabajadores NN reducidos a la esclavitud.

Para Ezequiel Conde, de la Alameda, “es inadmisible que el Gobierno de la Ciudad permita con tanta soltura que estas empresas y personas físicas ganen millonarias licitaciones sin ni siquiera saber donde mandan su producción”.

Fuente y foto: La Alameda

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