GUILLERMO BROWN. Desde allá, y desde aquí

En un viaje por Gran Bretaña, tenía conocimiento que cuando entrara en la República de Irlanda, iba a pasar cerca de donde había nacido Guillermo Brown; no conocía exactamente el lugar. Todos los días le preguntaba al guía, si podíamos ir hasta la casa de Brown: nunca me respondía, no estaba incluido en el itinerario. Pero una mañana, llegamos a un lugar, y vimos la estatua del Almirante. Que emoción!!!, les habían avisado de nuestra llegada y nos recibieron con mucha calidez. El pueblo se llama Foxford, y está en el Condado de Mayo, en el oeste de Irlanda.

Nos llevaron a recorrer el pueblo, pregunté si conocían la casa donde había nacido, y me respondieron que no se sabía. Su familia era labriega y era posible que haya sido en el campo. Los irlandeses nos aprecian mucho, conocen perfectamente la historia, cual fue la acción del Héroe Brown en nuestras tierras… Ellos estaban honrados con nuestra presencia. Saben que en la Argentina, su Héroe desplegó toda su valentía, sacrificio y entrega por nuestra causa nacional y están orgullosos de su compatriota. Nos hicieron sentir como en nuestra casa. Hay una avenida Almirante Brown. En un sector está emplazado un busto de Brown, obra del escultor argentino Vergotini, que vivía en el torreón del puente viejo, en Barracas. Es una copia del busto que está en el Barrio de la Boca. Lo acompañan unas gruesas cadenas que delimitan el sitio.

Siempre en la compañía de las autoridades, llegamos al Museo del Almirante Guillermo Brown. El guión esta en inglés y en español, parecía encontrarme en un pedazo de Argentina. Había banderas argentinas, imágenes y textos recordatorios de las batallas de Juncal, Martín García, combate de los Pozos, etc. En una de las salas hay una exposición con todos los libros de autores argentinos enviados para su exhibición. También nos mostraron trabajos de los chicos de una escuela de las Islas del Paraná, la E.G.B. N° 27 “Los Laureles” que enviaron, en un plan de intercambio entre las dos localidades, una forma de estrechar vínculos afectivos. En el año 2007, el pueblo de Foxford les donó a la escuela un microscopio y dinero. Los alumnos habían enviado una bandera doble faz, de un lado con los colores patrios, y del otro los colores de la bandera irlandesa. Había una exhibición de 98 maquetas de barcos hechos por estos alumnos argentinos.

Dentro del museo, encontré material de la Secretaria de Turismo como promoción de La Rioja, Mendoza, zona de Cuyo, etc. Me compré un libro en ingles titulado “Admiral William Brown, Master of the River Plate”, cuyo autor es Thomas N. Hudson, editado en la Argentina y les pedí a los anfitriones que me lo dedicasen. Nos despidieron sirviendo unas copas de vino blanco y tinto, fue un momento muy agradable. El Museo Brown cuenta con una estatua en el exterior, la misma que está en la Fragata Libertad. En el Puerto de Dublin existe otra copia de la misma.

Origen del Museo de Brown, en Foxford

En Foxford se decidió crear un Museo dedicado a Brown. Rescataron objetos históricos, y se vieron beneficiados con la donación que le hizo la Armada Argentina. Eran dos container donde había tres cañones del siglo XIX, unas cadenas gigantes, un ancla y otros objetos que estaban asociados al pasado de la Marina Nacional. Tuvieron dificultades para juntar los 1.700 euros y pagar los derechos aduaneros, y retirar el material del Puerto de Dublin. Entonces se organizaron, vendieron postales, distintivos con las banderas de ambos países. El correo irlandés emitió estampillas con la imagen del Almirante, y las hicieron sellar en la Argentina, para sumarle un valor agregado y facilitar la venta.

El señor J.J. O´Hara fue el principal promotor de este movimiento. Era un importador de vinos argentinos, que oficiaba de anfitrión informal cada vez que la Fragata Libertad llegaba al Puerto local, para hacerle un homenaje a Brown. Su entusiasmo contagió al pueblo, que no supera los 1.000 habitantes… También había proyectado hacer un parque local al costado del Río Moy, que cruza la ciudad, y colocar una réplica del Barco 25 de Mayo, que el Almirante había utilizado para lograr la Independencia Argentina. Este señor fue el presidente de la Asociación Browninana de Foxford.
Lamentablemente, el señor O´Hara falleció, y el proyecto quedó detenido.

Breve biografia de Guillermo Brown

El almirante nació en Foxford, el 22 de junio de 1777. En el pueblo irlandés de Foxford llegaron a tener 144 hilanderías, aprovechando los molinos que se accionaban con el torrentoso Río Moy. Como la producción textil competía con la inglesa, decidieron abortar esa competencia y mandaron soldados que -a fuego y espada- pudieron detener los molinos e impusieron la pobreza, afirmando aún más la dependencia a Inglaterra.

Aplastaron los brotes de rebelión, limitaron la enseñanza e incrementaron la intolerancia religiosa. Toda esta situación provocó el éxodo de nativos, muy arruinados. Por esas causas, el padre de Brown partió junto a su hijo Guillermo, que contaba 9 años, a Filadelfia, a buscar un mejor porvenir para su familia. Fallece contagiado de fiebre amarilla, y el pobre quedó huérfano y a la deriva, caminando por el puerto. Tuvo la suerte que alguien lo invitó a subirse como grumete en un barco donde aprendió todas las tareas marinas. Llegó a ser capitán de un buque mercante inglés. Cayó prisionero en Francia, logró escapar. Empezó a viajar, conocer puertos en uno de sus viajes llegó al Río de la Plata, (1809). Hace viajes de cabotaje, comerciaba con Brasil, Montevideo, y se asocia con el norteamericano Guillermo White. Se casa en Londres con Isabel Chitty, donde nacen sus hijos, Elisa en 1810 y Guillermo 1812. El 18 de junio de 1812 compra una quinta en Barracas a los hermanos Grela, dos frailes dominicos. Según la escritura tenía 355 metros de frente por 315 de fondo y su costo fue de 1600 pesos, el escribano interviniente fue Juan Cortés. La zona se inundaba en cada sudestada y se debió rellenar el terreno para levantar su casa, tarea que le encomienda a su amigo el alarife Mateo Reid quien la proyecta y la construye. Era de estilo inglés, novedoso para la zona que contrasta con las otras de estilo colonial. Por contar con dos cañones, a la entrada se la conocía como la casa de los cañones. Sobre el color de la pintura se dijo que estaba pintado de amarillo ocre, color de moda. Otros decían que era de color blanco. La casa estaba rodeada de muchos árboles, donde Brown cultivaba frutas y verduras, y cosechaba alfalfa y otros cereales, que era uno de los medios de su subsistencia, cuando no era convocado para algún acción naval que le solicitaban las autoridades de gobierno. El conocía las tareas rurales, porque provenía de una familia de labriegos en Irlanda.

Debido a su gran experiencia naval, el Director Supremo Gervasio Posadas lo incorpora al servicio de las Provincias Unidas, para la causa de la Independencia. El 15 de Marzo de 1814, se produce la acción naval de Martín García, y toma la Isla.

El Almirante tuvo problemas, porque el gobierno lo había autorizado hacer una expedición “en corso” en el Pacífico. Después se lo niegan, y se va igual. Por esa desobediencia, es procesado, y su casa embargada. Mientras, la casa estuvo al cuidado de un fiel sirviente negro. Luego, fue prestada a oficiales franceses, y arrendada a Martín Rodriguez.

Su familia deja la casa y se van a Inglaterra en forma oculta, porque les negaban sus pasaportes. A su regreso del corso, fue puesto en prisión en el Cuartel de los Aguerridos. Fue juzgado y liberado después. Salió de prisión, víctima de una gran depresión. Se muda a la casa de su amigo y vecino, Mateo Reid. Su abogado Manuel de Álzaga, litigó y consiguió que le devuelvan la propiedad. Cayó en un estado depresivo, y tuvo un intento de suicidio tirándose de la azotea, donde se rompe el fémur, (“solo Dios sabe lo que sufrí”).

Regresa su familia. Compra más tierra, que ahora llega hasta la costa, hoy Av. Almirante Brown. Viaja frecuentemente a Quilmes, donde se ocupaba de la venta de caballos, y también a Colonia, donde tenía arrendado campos y poseía una casa. Las tareas rurales las combinaba con las celebraciones religiosas, con las obras benéficas y con sus amigos irlandeses. Sobre la calle del Héroe Brown, hoy Martín García, hace construir siete casitas para los trabajadores de la quinta y para guardar las herramientas. Era buen jinete, salía a caballo, a veces cubierto con un poncho, por la costa del rio hasta la Recoleta. Recorría silenciosamente las quietas aguas del Riachuelo, ante el saludo cariñoso de los vecinos. En 1826 es llamado nuevamente para la defensa de la Patria. Vestido de gala, con espada, y con condecoraciones, y con su maltrecha escuadrilla, enfrentó exitosamente a la poderosa flota del Imperio del Brasil. La población se volcó a la ribera para seguir las alternativas, y ante el glorioso triunfo de Los Pozos, el pueblo festejaba su gloriosa hazaña, era considerado un verdadero ídolo popular. Después del combate de Juncal, que acabó con la flota imperial, una banda de música seguida por un público numeroso, llegó hasta la quinta para entonar la canción nacional.

Brown falleció en su quinta el 3 de Marzo de 1857, en una Buenos Aires que lo amaba.

A las 9 de la noche llegó su ataúd compuesto “por 3 cajones, uno dentro del otro, el primero de madera de pino forrado en gross, el segundo de plomo y el tercero de caoba”.

Al día siguiente, fueron muy elogiosos los discursos en su entierro en la Recoleta. Su mujer Chitty vendió sus joyas para construir la bóveda. Después vendió la quinta, fue loteada por el martillero Mariano Billinghurst, en 15 lotes. Su casa estaba en el N° 8, y fue comprada por Guillermo Nowel, quien fallece en 1889. Pasados los años, la quinta la compra La Cantábrica, la primera laminadora de acero del país y en 1902, tira la casa abajo.

Susana Boragno

Foto: Archivo General de la Nación