“Nunca pensé que tenía la capacidad de estudiar, y mirá donde estoy. Si a mí me daban la oportunidad cuando era pibe, capaz ni llegaba a estar acá adentro. Acá terminé el secundario, me anoté en el CBC, voy a iniciar una carrera y participé en 13 capítulos del taller de radio. Acá tuve las oportunidades que afuera nunca no tuve.”
El que habla es Luis. Tiene 56 años y pertenece al pabellón de detenidos de más de 50 años, un espacio que comparte con otros presos de edades similares. Él es uno de los alumnos regulares del taller de radio que funciona dentro del penal de Devoto para personas privadas de su libertad que realiza FM La Tribu en el marco del Programa de Extensión en Cárceles de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.
“Darle voz a los que no la tienen… siempre me pareció una idea mala. Porque los presos hablan, tienen su propia voz, quizás el punto es: ¿quién o quiénes quieren escuchar?”, reflexiona Alejandro Demasi, periodista de La Tribu y coordinador, junto a Ariel Issaharoff, del taller de radio en el penal desde hace más de seis años.
El estudio de radio del penal de Devoto es pequeño, pero abraza a todos los alumnos que eligen ser parte del espacio. Tiene un equipo de sonido, parlantes, micrófono y computadora. Las paredes están pintadas por los propios detenidos y hasta tiene un locutor profesional dentro de los participantes.
Los estudiantes son, en general, los que proponen los temas: la vida en pandemia dentro del penal, las requisas, el estudio y la formación dentro de la cárcel, las elecciones, la inflación y hasta el valor del dólar. A veces, se permiten temas más llevaderos o placenteros, como por ejemplo la vida y muerte de Diego Maradona.
“Bueno pará, ¿cómo es? Radioculta, episodio 13: la requisa. Bueno, voy de nuevo, voy de nuevo: Radioculta, episodio 13: la requisa”. La voz es de uno de los alumnos. La música es del trabajo de postproducción que hace FM La Tribu. El contenido es uno de los pocos que visibilizan y difunden la realidad de las personas privadas de su libertad.
El proyecto de radio en cárceles está enmarcado en el programa de extensión de la UBA que incluye, además, otros espacios educativos como talleres de música, de edición, informática y computación. Todos ellos están abiertos, incluso, para personas que no hayan terminado la escuela primaria o secundaria.
Los estudiantes “bajan”, como dicen ellos, de los pabellones al área del Centro Universitario de Devoto (CUD) todos los días de 9.00 a 17.00 hs. Estos pasillos son como una zona franca dentro del penal: no hay requisas ni episodios violentos, y los espacios comunes están mantenidos por los propios presos que limpian y ordenan. Hay colores, plantas que decoran, aulas bien cuidadas.
Las personas privadas de su libertad están sometidas, generalmente, a un juicio abreviado o condicional. En promedio, sólo el 3% de las causas van a juicio oral, según cifras que maneja el CUD. Y la mayor parte de ellos no tiene acceso a la documentación de sus causas y el servicio penitenciario aduce, entre otras cosas, falta de insumos.
Por eso, otro de los espacios que propone el CUD es una asesoría penal y jurídica que les facilite el acceso a sus causas o, por lo menos, la comprensión de la situación legal que está atravesando cada uno y las posibilidades que tienen en términos de derechos.
“A veces el enemigo es el que está al lado. Nos pasa que hay personas que nos dicen: ¿no estudiás afuera y venís a estudiar en cana? Escuchás eso. Pero es eso: estudiar y meterle cumbia para salir rápido y poder estar con la familia”, dice una de las voces que participa en el episodio 11, “Estudiando en la cárcel”.
Jonathan, Luis, otro Luis, Leonardo, José Luis, Gabriel, Gustavo y Walter son algunos de los alumnos del taller que coordina Alejandro Demasi. Algunos, más vergonzosos, hablan poco, pero proponen temáticas; otros hablan más, tienen la palabra fácil y las ideas claras. El espacio, además de coordinar podcasts, propone actividades como falsos dúplex radiales con compañeras detenidas en Ezeiza y con Radio Mosquito, el proyecto radial del penal de José León Suárez.
“Estudiar me permite tener otros temas de conversación con mis hijas. Ellas me preguntan, yo les digo. En las visitas puedo, no sé, regalarles un dibujo que hice en el taller de diseño gráfico. Las conversaciones ya no son ¿cómo estás? ¿qué necesitas? Las puedo ayudar en tareas, puedo aprender de ellas”, relata otra voz del podcast.
Jonathan, Luis, otro Luis, Leonardo, José Luis, Gabriel, Gustavo y Walter son algunos de los alumnos del taller que coordina Alejandro Demasi. Algunos, más vergonzosos, hablan poco, pero proponen temáticas; otros hablan más, tienen la palabra fácil y las ideas claras. El espacio, además de coordinar podcasts, propone actividades como falsos dúplex radiales con compañeras detenidas en Ezeiza y con Radio Mosquito, el proyecto radial del penal de José León Suárez.
“Estudiar me permite tener otros temas de conversación con mis hijas. Ellas me preguntan, yo les digo. En las visitas puedo, no sé, regalarles un dibujo que hice en el taller de diseño gráfico. Las conversaciones ya no son ¿cómo estás? ¿qué necesitas? Las puedo ayudar en tareas, puedo aprender de ellas”, relata otra voz del podcast.
Dentro de las propuestas del CUD están, también, las carreras de grado para quienes tienen el colegio completo o lo completan en el penal. La más elegida es Derecho, pero también están Letras, Contador Público, Administración de Empresas, Psicología, Sociología y Filosofía. El espacio tiene cerca de 200 alumnos en el CBC y se proyecta que, para fines de 2023, se reciban 14 estudiantes de distintas carreras.
El sonido de Radioculta viaja a través de los muros y golpea la puerta de las familias de los internos. Hijos, hijas, sobrinos, padres y nietos se conectan con una realidad diferente de la persona querida que tienen dentro del penal. El espacio ha llevado directores de cine, artistas y hasta periodistas -como Rodolfo Palacios- que han compartido la experiencia con los alumnos.
Dos veces por año hay celebración: en la entrega de diplomas y en los festejos del día del estudiante. En estos eventos participan profesores, familiares y amigos de los internos: hay comida rica y, fundamentalmente, un motivo para celebrar.
“Acá se estudia y se forjan profesionales, las personas hacen cosas para superarse: para desterrar esta idea de que solamente somos delincuentes”, concluye alguien dentro del estudio.
En el encuentro radial en que participó Télam se gestó el próximo episodio de Radioculta y el tema fue acordado por todos los estudiantes: el contexto, las repercusiones y las expectativas tras las elecciones PASO 2023.
“Las PASO me dejaron una sensación de descontento y confusión. Porque con esta elección se termina la salud pública, la educación pública y la ayuda a los que menos tienen. Yo nunca pensé poder tener acceso a una universidad, y acá estoy, y entonces pienso: ¿qué va a pasar mañana?,” dice Leonardo, y prácticamente todos asienten. La preocupación es compartida.
En este contexto y con muchos temas de debate por delante, el próximo 4 y 5 de octubre tendrá lugar “Escuchar la cárcel”, la primera conferencia regional de radios en contexto de encierro, un espacio fundamental para conocer todos los proyectos que trabajan en este ámbito en Argentina.
La entrada es libre, pero con cupo limitado, y cualquiera puede inscribirse acá.
Josefina Marcuzzi – Télam