BARRIO DE VERSAILLES. Sus orígenes

Resulta difícil escribir sobre Versalles. Por dónde empezar, lo estudié en todos sus lugares, por todos sus costados. Es un barrio que está dentro mío, lo quiero, lo admiro y lo valoro. Me espera, me recibe, es mi Versalles por siempre y para siempre y me costaría dejarlo. Y entonces decidí contarlo desde sus orígenes.

Orígenes del Barrio 

Si nos ponemos a pensar quienes fueron los primeros habitantes de estas tierras, surge el nombre de los indios pampeanos, los querandíes, palabra ésta que proviene del guaraní y que tendría dos acepciones: sueño o ensueño. Siguiendo al historiador Ibarra Grasso, desaparecieron en la mitad del siglo XVII Se sabe poco, su idioma es desconocido. Se encontraban divididos en grupos, cada uno con su jefe local y con territorio propio. Ocuparon las tierras en los nichos ecológicos dejados por los megaterios, (gliptodontes, mastodontes, milodonte, etc.) Hay quienes opinan que convivieron con ellos y eran parte de su alimentación (10.000 años de antigüedad), 

La superficie de la ciudad de Buenos Aires y por ende del Barrio de Versalles, está apoyada en un suelo proterozoico o masa de Brasilia o macizo de Brasilia, roca muy antigua que está aproximadamente a 100 metros de profundidad, que se extiende desde Brasil hasta Buenos Aires (sistema Tandilia,  Ventania). El espacio fue ocupado por distintas formaciones sedimentarias constituyedo la llanura bonaerense.  Hubo muchas ingresiones marinas que fueron modificando la región. La meseta formada, en esta zona estaba cruzada el Arroyo Maldonado. La flora era variada, había sauces, colorados, chañares, ceibos, talas, algarrobos y ombúes. Se sumaban enredaderas: campanillas y pasionarias. Los pastos eran duros y amarillentos, los blandos lo trajeron de Europa   para alimento del ganado vacuno.  La fauna estaba compuesta por pumas, yaguareté, cisnes, peludos, sapos, culebras, y gran variedad de insectos. Las aves abundaban: cigüeñas, flamencos, teros, chajás, ñandúes, garzas, etc. Pájaros como tominejos o picaflores, jilgueros, zorzales  calandrias, cardenales, tijeretas, urracas, etc.

Pedro Fernández de Castro, un hombre de gran estirpe y poder económico, compra en 1703, una amplia superficie, con estas características mencionadas. Se presume que no conoció el lugar, falleció casi dos meses después. La familia las retuvo por casi 100 años y conformaron las tierras del Monte Castro por estar cubierta de espesos montes de tala, espinillos, sauces, ombúes que se divisaban a lo lejos. Fue el origen de varios barrios incluido Versalles. En 1781 compra la chacra, Pedro de Córdoba. Tenía pendiente dos pleitos de límites, uno con las tierras que habían pertenecido a los jesuitas, pero en el juicio, los demandantes no pudieron probar sus derechos. No ocurrió lo mismo con la Chacra de los Tapiales de Martín José de Altolaguirre, lindera con estas tierras, que estaban en litigio desde 1774. Melchora Sarratea de Altolaguirre en 1813 le compró a su primo Martín, mil varas de tierras y a través de un juicio reivindicatorio, obtuvo que, a la heredera de Córdova, Mercedes le dividieran en tres partes iguales su propiedad, correspondiéndole a Melchora la del centro, donde hoy está ubicado Versalles. 

En 1841 hace testamento a favor de su hermano Manuel de Sarratea declarándolo heredero universal. Por entonces, como estaba cumpliendo funciones diplomáticas en Francia, la escritura la firma su hermano Martín.  En el año 1849, se lo vende a Justa Visillac de Rodríguez, una distinguida dama porteña, viuda con 10 hijos. Uno de ellos, Benigno explota la chacra, criando ganado especialmente vacuno y con la venta de la abundante leña de durazno que se extraía de los montes, elemento muy apreciable por su fácil combustión, para encender cocinas. La propietaria doña Justa de Visillac fallece en 1860 y la heredan sus hijos, A los dos años, Luis José les compró la parte a sus hermanos quedando como único dueño. Los chalet de la chacra tenían entrada por la calle Echenagucía N° 1171/ 1155. Existen fotos que cuentan que había otra la entrada a la Estanzuela La Paz como se la conocía, por Álvarez Jonte.

Las tierras pertenecían al Partido de San José de Flores e integraron el territorio de la capital, a partir de la ley (ley 2089, año 1887). Por entonces se definió la Línea de Municipio o Av. de Circunvalación – Av. General Paz, uno de los límites de Versalles. En 1904, en el Departamento de Obras Públicas de la Municipalidad figuraban como propietarios del territorio que hoy ocupa Versalles a: Emilia y Jorge L. Rodríguez, 85%; Esteban Massini, 9% y el 6% a la Casa de Ejercicios.

Conviene aclarar que el 6% era un resto de superficie  que le había donado en 1830, Mercedes Córdoba a la Casa de Ejercicios (Independencia 1000). Las de Esteban Massini (9%), formaban una superficie mayor, que se extendía hacia Ciudadela (Villa Herminia). Cuando se trazó la Av. General Paz, las dividió en dos. Tenía una bonita casona para descanso. Su frente daba a la calle Aguaribay antiguamente llamada Massini y atrás daba a Ayuí, llamada Ezcurra. Estuvo casado con Teodoro Ezcurra, sobrina de Encarnación, esposa de J.M. de Rosas. Había formado parte de la comisión para la construcción del nuevo edificio de la Iglesia de San Cayetano (1894). La quinta fue rematada en diciembre de 1925 en 300 lotes.

Susana Boragno

Fotos: archivo Susana Boragno

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