El conflicto con los buitres, el parate de la industria, la inflación y la inseguridad siguen estando allí, sin resolverse. Así y todo, el Jefe de Gabinete nacional, el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires y el Jefe de Gobierno de la Ciudad tienen tiempo para plantear diferencias, “chicanearse” e intentar mostrarse como los futuros conductores del país.
La crisis de los buitres llegó para quedarse. La falta de dólares complica el desarrollo del país, y ya empieza a generar nuevos desocupados. Al mismo tiempo, la inflación no da respiro (no se entiende, si se consume menos… en fin, la ley de oferta y demanda funciona como se les antoja a las grandes corporaciones). La inseguridad no se detiene, y mientras Berni y Macri siguen esperando el momento “político” para coordinar (!!!) el trabajo conjunto de las fuerzas de seguridad… Queda espacio, todavía, para el postre: las “chicanas” entre los futuros candidatos.
El Jefe de Gabinete nacional Jorge Capitanich aprovecha las cotidianas conferencias de prensa para pegarle al candidato que crece, Mauricio Macri (quizás, a fuerza de estas promesas, quizás porque Buenos Aires Ciudad es un espejismo) porque aseguró que de ser el próximo Presidente, eliminará el impuesto a las ganancias para los asalariados, y también las retenciones al sector agropecuario.
Dijo Capitanich, amenazante, directo: “Lo que quieren es construir un país para pocos, al revés de lo que efectivamente este modelo que encarnó Néstor y Cristina Kirchner implica: un país inclusivo, equitativo y con las bases para el desarrollo productivo”, aseveró el ministro coordinador, al tiempo que destacó la necesidad de “garantizar un sistema de seguridad social con financiamiento”.
[pullquote]El Gobernador de la Provincia más habitada del país también volvió a atacar al “alcalde” de la Ciudad (así lo había descalificado durante el fin de semana), y cuestionó sus promesas.[/pullquote]
El Gobernador de la Provincia más habitada del país también volvió a atacar al “alcalde” de la Ciudad (así lo había descalificado durante el fin de semana), y cuestionó sus promesas: primero le exigió “responsabilidad” a la hora de hacer declaraciones. Luego, evaluó convenientemente que el próximo escenario electoral se polarizará entre él y Macri, dejando rezagados -es lo que quiere, obvio- al ganador de la última elección en su provincia, Sergio Massa, y al Frente FAP-UNEN.
Si se tiene en cuenta que las PASO 2015 serán en Junio del año que viene, ¿no es demasiado apresurado pelearse públicamente entre referentes partidarios? ¿No deberían abocarse a solucionar, juntos pero no revueltos, los problemas más críticos que sufrimos los argentinos?
Desde el oficialismo nacional deberían estar muuuuy concentrados en resolver estos problemas, para hacer el mejor papel posible en las próximas elecciones. Macri, además de demagogia, debería aportar propuestas, objetivos concretos del proyecto que dice encarar.
Ellos no lo ven así, quizás, porque el acoso de los buitres ocurre en el norte del mundo, trabajo no les falta, la inflación no les flaquea los bolsillos y para la inseguridad, tienen siempre listos a tres o cuatro guardaespaldas.
Claudio Serrentino
Foto: Télam