“Nueva” escuela en Villa Real, sin acto ni vecinos

El gobierno porteño… ¿tiene miedo de la comunidad para la que trabaja? Escondidos, inauguraron la nueva escuela 5 de Villa Real que por supuesto, fue deseada y es bienvenida por los vecinos.

En esa manzana que alguna vez cobijó a una fábrica de toscanos,  que durante muchos años fue un baldío, un terreno abandonado a su suerte; en un predio que está destinado a vivienda  (con el déficit habitacional que azota a medio millón de porteños) pero donde hay una plaza “en comodato” por presión vecinal…

Allí, el gobierno porteño compró un lote y construyó una escuela. Prácticamente en tiempo récord, para que esté lista antes de las elecciones de octubre.

Eso no importa: ¡bienvenida sea! La escuela queda para siempre, los funcionarios vienen y se van. La intención de este escrito es, simplemente, poner en contexto la información.

Lo cierto es que en la nueva escuela Nº 5 Distrito Escolar 17, es de Nivel Inicial. Tiene capacidad para 165 alumnos de tres a cinco años de edad.

Abrió sus puertas el 6 de Agosto pasado. Cuenta con seis salas: dos de tres años, dos de cuatro y dos de cinco. El edificio tiene 947 m2 de superficie cubierta y 1.881 m2 de superficie descubierta.

No es la primera vez que ocurre, ni será la última, seguramente. Pero los funcionarios de este gobierno porteño le esquivan a la comunidad para la que trabajan. Es más: ni siquiera invitan a sus referentes locales.

Antes (antes de la gestión PRO en la Ciudad) la inauguración de una escuela era un evento importantísimo para cualquier barrio.

Se hacía un acto, había kermesse y fuegos artificiales. Se invitaba a los referentes locales, al cura, al presidente del club del barrio, al de la sociedad de fomento. Entre todos, se celebraba el logro de TODOS

Así lo entiende el mismísimo Felipe, quien según la gacetilla, declaró: “Cada vez que inauguramos una escuela o un jardín, como en este caso, es un motivo de alegría compartida con toda la comunidad educativa, con padres, madres, y sobre todo, con los chicos”.

Sin embargo, no hubo acto, ni nada parecido que le implique a estos funcionarios poder cruzarse con algún padre/vecino/personaje del barrio. Vienen y se van como escondidos. ¿A qué le temen…? Somos gente de paz.

En la gacetilla de prensa difundida por la Jefatura de Gabinete porteño, se menciona al titular de esa dependencia, Felipe Miguel, y a la ministra de Educación Soledad Acuña. Pero no aparece ningún integrante de la Junta Comunal (cinco son del oficialismo).

Ya ni me quejo porque no invitan a los medios locales. Está clarísimo el desprecio que siente esta gestión por la prensa barrial. Pero… ¿ningunear a los propios? En fin…

Según la gacetilla, la ministra Acuña declaró: “Incluimos educación digital desde sala de cinco, porque todos los jardines tienen un atelier digital que les permite aprender desde temprano herramientas que el día de mañana van a ser básicas para su elección de vida”.

La gacetilla no lo dice, pero la dirección del nuevo jardín de nivel inicial es Ramón Lista 5450

La información oficial hace referencia a que con las nuevas escuelas “se van a generar más de 9.000 vacantes nuevas para los estudiantes de la Ciudad”.

Sin embargo, la apertura de este jardín no cambia en nada el déficit de vacantes que hay en la Ciudad, ya que los chicos son los mismos que iban a las escuelas 6 y 16.

Tampoco hay ninguna referencia a la construcción del nuevo edificio para la escuela 17 de educación especial. Esa escuela anduvo deambulando por varios edificios, pasó por el que dejó la escuela Prefectura Naval Argentina, de Cortina 2150. Ahora alquila un espacio provisorio en Víctor Hugo.

Hace cuatro años, la promesa a los padres de los alumnos de ese establecimiento fue: “compramos el predio de Ramón Lista para construir la nueva escuela”. Sin embargo, el jardín ya se inauguró. Y del nuevo edificio para la de educación especial, ni noticias.

Bienvenida sea la “nueva” escuela, el mayor símbolo de la educación. A propósito: una de sus primeras enseñanzas, es la socialización.

Algo que no hicieron Felipe y Soledad, en su visita a Villa Real.

Claudio Serrentino

Foto: GCABA

 

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