Nuevo mega proyectos inmobiliarios serían impulsados por el gobierno porteño, de cara al río. En esta Ciudad, en la que uno de cada tres porteños es inquilino, se sigue construyendo de acuerdo al “mercado” y de espaldas a las necesidades básicas de muchos.
Las noticias, frías como siempre, detallan los nuevos “negocios” que encarará el gobierno porteño con grandes grupos económicos.
Por un lado, el de las “Areneras” (detrás de Retiro, donde están los silos areneros), que ya había sido presentado por Eduardo Eurnekian en 2005 ante el entonces Presidente Kirchner, y que en aquel momento había entusiasmado al ministro De Vido.
Otra propuesta inmobiliaria vip sería la de “Catalinas II” (en terrenos ferroviarios linderos a la futura autopista, entre las avenidas Antártida y Madero, y Cecilia Grierson y las plazas de Retiro).
El primer proyecto, que volvió a circular entre los funcionarios del gobierno porteño, supone la construcción en 450 mil metros cuadrados. De ese total, unos 195 mil serían para torres residenciales; 70 mil para locales comerciales y de recreación; 90 mil para oficinas, y 95 mil para estacionamientos. Hace 11 años, esos terrenos estaban valuados en 450 millones de dólares.
En el caso de Catalinas II, el valor sería de 150 millones de dólares, y ese dinero se usaría -recordar el potencial- para completar el financiamiento para construir la autopista ribereña, que unirá la autopista Illia con la Buenos Aires-La Plata.
Cabe recordar que estos proyectos estarán dirigidos a un público netamente inversor. Es decir, las viviendas que se construyan no sólo no solucionarán el grave problema que padecen 1 de cada 3 porteños. Sino que profundizarán el problema, ya que los terrenos para construir en la Ciudad de Buenos Aires son cada vez menos.
Como ejemplo, se puede recurrir al novísimo barrio de Puerto Madero, nacido en los ’90 con el primer plan Catalinas: allí, 2 de cada 3 viviendas están desocupadas. Las compraron para realizar una inversión: ni las usan, ni las alquilan. Catalinas I fue un fracaso, también, en sus propósitos: muchas de las escuelas que se iban a construir con esos fondos, todavía están esperando turno en los sucesivos presupuestos educativos.
La excusa del financiamiento para nuevas obras es perfecta para seguir engordando las arcas de estos grupos inversores, que digitan a su antojo el mercado inmobiliario de la Ciudad, sin que ninguno de los poderes supuestamente democráticos les pongan límites (en la Legislatura, los bloques mayoritarios parece que desacuerdan, pero al final se unen para levantar la mano y aprobar los proyectos).
Mientras 4 de cada 10 porteños o viven en villas o deben alquilar, la Ciudad se da el lujo de generar nuevos barrios que no estarán disponibles para los que más lo necesitan.
El Jefe de Gobierno Rodríguez Larreta dijo en su discurso ante la Asamblea Legislativa que “Vamos a seguir construyendo una ciudad más justa: educación, salud y vivienda son claves”. Si estos proyectos se concretan, una vez más la realidad desmentirá al discurso, además de agrandar la injusticia y la falta de oportunidades para quienes más lo necesitan.
Todo lo contrario al deber de un gobernante democrático.
Claudio Serrentino
Foto: parabuenosaires.com