La fiesta electrónica que terminó en drama, en Costa Salguero, dejó en evidencia que el Estado/los políticos no quieren inmiscuirse en el negocio de la noche, ni aún con los dramáticos resultados a la vista: seis muertos y tres jóvenes en estado crítico. Mientras desde algunos medios vuelve a sugerirse que los culpables son las víctimas, nadie sabe quiénes son los organizadores del evento. La promesa de Macri y el nuevo Cromañón a la vuelta de la esquina.
La historia, lamentablemente, es conocida: durante la noche (antes era sólo los fines de semana, ahora casi todos los días hay “fiesta”) se “libera la zona” (pueden dar fe los que viven cerca de estos lugares) y algunos pibes caen en todo tipo de vicios.
Boliches, pubs, eventos públicos y privados, partidos de fútbol, recitales… En todos lados se le puede cantar “piedra libre” a los vendedores de cualquier tipo de sustancias ilegales. Cualquiera puede darse cuenta quiénes son. Lo extraño es que quienes deberían tomar cartas en el asunto -la Justicia, las fuerzas de Seguridad, el Estado, en suma- parecen no percibir que están vendiendo falopa…
Lo de las fiestas electrónicas es archiconocido: recuerdo un artículo de la revista “Viva” de hace más de 15 años. Ya entonces se hablaba de la falta de hidratación que provoca el éxtasis, y la inmensa canallada de cerrar la provisión de agua en los baños por parte de los “organizadores” (en realidad, un grupo de vivos que quieren sacar el máximo provecho del público cautivo que tienen).
El drama de saber que murieron tres pibes en la “Time Warp” enlutó el Domingo gris en Buenos Aires. La “fiesta” arrancó el Viernes a la noche, y el Sábado ya se sabía de los muertos, pero la noticia recién trascendió en los medios el Domingo.
Los detalles que contaron algunos de los asistentes es escalofriante: “apenas pasabas la entrada, ya había dealers ofreciéndote droga”, cuenta uno. “La botellita de agua costaba $ 40”, dice otro. “No había ni aire acondicionado, ni ventilación”, detalla una chica. “La cantidad de gente era mucho mayor que la permitida”, publica uno en Facebook.
[pullquote]El abono para las noches del Viernes y el Sábado de “Time Warp”, según la vendedora Multiticket, era de $ 945. ¡Cobraban casi una luca por cabeza, y encima no tenían las mínimas condiciones de seguridad, y ni siquiera un poco de ventilación![/pullquote]
El abono para las noches del Viernes y el Sábado de “Time Warp”, según la vendedora Multiticket, era de $ 945. ¡Cobraban casi una luca por cabeza, y encima no tenían las mínimas condiciones de seguridad, y ni siquiera un poco de ventilación!
Con todas estas irregularidades, además de saber quién fue el “cráneo” del gobierno porteño que autorizó la realización de esta “fiesta”, y quiénes fueron los inspectores que controlaron que todo estuviera en orden, sería imperioso saber el nombre de los organizadores, en definitiva los responsables de ese desmadre al que tuvieron la caradurez de llamar “fiesta”.
Sin embargo, con seis muertos y tres chicos que luchan por su vida, casi nadie se ocupa en buscar a los responsables, los organizadores del evento.
En el Facebook oficial de “Time Warp”, un visitante -Seba Loreta- dejó un mensaje: “Amigos, no les parece raro que en ningún diario o noticiero, se nombra a la productora como culpable, nunca se nombró ninguno de los organizadores, ni siquiera los dos mas importantes”.
Y es lo que pasa: todos hablan de los muertos. ¿Y los responsables?
Sólo un medio, Página/12, afirma que “uno de los productores de la edición local es Martín Gontad, el mismo que organiza la fiesta electrónica Creamfields desde el año 2001. Nacido en Buenos Aires, este empresario produjo su primer show electrónico en el país en 1991, y desde entonces se convirtió en un referente local e internacional en este tipo de festivales”.
Tampoco se habla de las responsabilidades del gobierno porteño, quien no sólo debe habilitar las instalaciones, sino también controlar la cantidad de gente que ingresa. Los medios no lo dicen, pero sí los que concurrieron a la “fiesta”: “Es totalmente INHUMANO la falta de oxígeno y calor que hace. La levantaron en megapaladas y no pusieron un puto ventilador. No entiendo como los habilitaron o MÁS BIEN CUANTO PUSIERON PARA QUE HABILITEN ALGO ASÍ!!!!!!”. Lo firma Andu Gross en un mensaje publicado en el FB oficial de “Time Warp”.
Para colmo, el gobierno porteño casi que le “regala” el predio de Costa Salguero a sus inquilinos: la Asociación Justicia Ambiental asegura que ” Telemetrix S.A. paga $ 263.576 como canon por todo el predio Costa Salguero por mes. Son aproximadamente diecisiete (17) hectáreas (170.000 m2) donde existen 23 sub-concesionarios que explotan distintos emprendimientos. Es decir, el GCBA está cobrando $ 1,5 por m2 por mes. Un canon en extremo irrisorio si comparamos que en la zona más cercana se está pagando por el alquiler de 1m2 desde $ 160 a $250. La concesionaria paga, por lo menos, 100 veces menos de acuerdo a lo que el mercado establece”.
El contrato de concesión, firmado en 1988, establece que “el predio será destinado para la ejecución de obras civiles e instalaciones para la habilitación de un Complejo Polideportivo y actividades comerciales complementarias”, por lo cual la Asociación reclama que ” la concesión del Complejo Costa Salguero sea finalizada y que dichos predios sean destinados para el disfrute público, principalmente espacios verdes públicos como establece la Constitución de la Ciudad y el Código de Planeamiento Urbano”.
Mientras esa problemática también es ninguneada y/o subestimada, lo cierto es que ningún gobierno -ni el actual, ni el anterior, ni ningún otro que yo tenga memoria- intentó ponerle límites al “negocio” de la noche, dicho sea de paso, una de las principales bocas de expendio de otro “negocio”: el de la droga.
Todavía se recuerdan las promesas del Presidente Macri, cuando afirmó que uno de los puntales de su gestión, sería la guerra contra el narcotráfico: si no se definen reglas claras para el “negocio” de la noche, y que éstas sean efectivamente acatadas y cumplidas por los empresarios (para resguardo y seguridad de los asistentes), poco y nada se podrá cumplir de la promesa presidencial.
Y con este “descontrol” nocturno, la posibilidad de otro Cromañón está a la vuelta de cualquier esquina: éste no mata por asfixia sino lentamente, envenenando a nuestros chicos con la venta irrestricta de cualquier mierda que consumen como si fueran caramelos en lugares “habilitados” y ampliamente publicitados.
Claudio Serrentino
Foto: Facebook Time Warp