Ante la crisis, se suspendieron las obras por el soterramiento del FFCC Sarmiento. Desde el gobierno de Larreta se propuso modificar el proyecto. Rechazo de la constructora. Incertidumbre.
La nueva moda ferroviaria impulsada desde el PRO/Juntos por el Cambio, son los viaductos.
Casual/causalmente, grandes obras que se terminan en tiempo y forma, porque atraviesan la zona norte de la Ciudad.
Hacia el oeste, se había prometido en decenas de ocasiones, soterrar el FFCC Sarmiento. Desde Menem para acá, fueron muchísimas las veces en que los funcionarios aseguraron: “esta vez, se hace”.
El presidente Macri se había ilusionado, cuando apretó el botón de la tunelera “Argentina”, con ser él quien concrete la obra.
Pero no.
Ahora, desde el gobierno porteño se propone repicar el modelo de los viaductos, nacido de un encuentro entre los gobiernos nacional -Cristina- y porteño -Macri- a fines de 2014.
El anuncio había sido hecho por los entonces ministro nacional Randazzo, y los porteños jefe de gabinete Larreta y secretario de transporte Dietrich.
Hoy, se ha convertido en una bandera de gestión Pro/Juntos por el Cambio. Desde la gestión Larreta se lo propone como una alternativa para bajar costos.
El asunto es que la tunelera ya llegó hasta Villa Luro, con lo cual -de concretarse este cambio- el Sarmiento andaría por trinchera entre Once y Caballito; viaducto entre Flores y Villa Luro; túnel entre Liniers y Haedo; y quién sabe cómo, entre Morón y Moreno.
El presidente Macri debió hacer gestiones para que la obra continúe luego del escándalo Odebrecht. Había logrado que se hiciera cargo la empresa Ghella, con sede en Italia.
La reforma del proyecto, gracias a la cual el tren subiría y bajaría varias veces durante su ruta, es considerado por la empresa como “un disparate”.
Que además, reduciría notablemente sus ganancias: construir el túnel implica un costo de 166 millones de dólares por kilómetro, mientras hacer el viaducto cuesta 12 millones de la misma moneda.
Desde el gobierno porteño argumentan que hay problemas con los caños de agua, ya que en ese aspecto, los mapas no son muy precisos, y si se rompe un caño maestro, habrá que frenar la obra.
Este dato es muy curioso: ¿NADIE se percató de este gran detalle, durante todas las veces que se estudió el proyecto del soterramiento?
¿Recién ahora se dan cuenta, después que la tunelera anduvo varios kilómetros construyendo el túnel, entre Haedo y Villa Luro?
Lo cierto es que alrededor de una obra que iba a modificar la vida de millones de personas, reina la incertidumbre. Con la producción parada, contratos caídos y trabajadores despedidos.
No parece ser una cuestión planificada, más bien que va cambiando de acuerdo con la plata que hay en caja. Improvisación total.
Claro, como el tren no pasa por la zona norte…
Claudio Serrentino
Foto: Télam