La Escuela Integral Interdisciplinaria 17, del Distrito Escolar 17 tiene su edificio propio en Ramón Lista 5450. La comunidad educativa debió luchar contra viento y marea para lograrlo.
Su Directora, Viviana Zan, nos recibe en el flamante edificio escolar. “Estuvimos el fin de semana acondicionando todo; mi marido colgando estantes, mi hijo cargando muebles”, cuenta, y da un panorama del “entretenimiento” familiar del finde: poner a la escuela en condiciones óptimas de funcionamiento.
La escuela fue creada en 1980, pero sin un espacio real, compartía espacio con la escuela 18 del mismo distrito (Pasaje Dantas 3260). Pero con el tiempo, el edificio quedó chico para las dos instituciones.
Como se superponían acciones y había necesidades, se evalúa la posibilidad de hacer la mudanza a una casa (Gutenberg 3674) que pertenecía a la entonces Municipalidad de Buenos Aires.
En 2011, ese domicilio fue “intrusado” por decisión de la la directora de entonces, Sonia Zugazua, quien decidió trasladar el colegio sin el permiso de las autoridades.
“Para poder mudarse hacía falta una resolución del Ministerio, y esa norma nunca llegó. La necesidad hizo que se mudaran, en un momento en que las cosas se manejaban de otra forma, no había expediente electrónico. Se organizaron con los padres y maestros, cargaron varios coches, y se mudaron. El lugar no era adecuado para la cantidad de chicos que había, y la actividad que se realizaba, porque era una casa. Hoy funciona allí una parte del CENTES 3, pero fue reacondicionado”, cuenta Viviana.
Es decir que la “toma” redundó en convertir una casa vacía y sin destino, en una escuela pública. Tuvieron que dividir a la población escolar en dos turnos, porque no entraban todos en uno solo. ¡Era una casa, no un edificio escolar! Y debieron adaptarse como pudieron.
Cuando el Ministerio se enteró de la mudanza, no tomó represalias; simplemente, decidió armar un nuevo proyecto escolar. Pero el edificio era incómodo, se inundaba, había mucha humedad. Había que reformarlo, pero eso no ocurrió.
Entonces… en 2014 quedó libre el edificio donde estuvo la escuela “Prefectura Naval Argentina” (Cortina 2460), que estaba estrenando lugar al lado de la Plaza Villa Real.
Sonia Zugazua, esta vez no decide “tomar” la propiedad, sino que inició las tramitaciones para solicitar trasladarse al lugar que había quedado vacío.
“En 2014 se mudaron a Cortina recontentos, porque creían que era el destino definitivo. Ahí entraron legalmente, con la resolución en mano, hacen la mudanza en vacaciones… Era un espacio que tenía forma de escuela, estaba todo en una planta. Pero en 2016, los colegas del CENTES 3 se quedan sin espacio, y las escuelas convivieron en el mismo edificio. Ese mismo año llega la noticia que el espacio había sido vendido al Sindicato de Camioneros, y se nos iba a intimar a retirarnos. Ahí empieza la lucha por el espacio propio. Y en esa lucha, la que más protagonismo tuvo fue -otra vez- Sonia, que iba todas las semanas a la Legislatura a presentar escritos, explicando por qué la escuela no tenía que irse de este barrio. Porque los chicos viven por acá, están arraigados” comenta Viviana.
La historia parecía llegar a su fin. A Sonia le informan que se va a construir una nueva escuela en la zona, que termina siendo este edificio, donde la Directora cuenta esta historia.
Historia que tiene un final triste, ya que Sonia falleció el año pasado, y no pudo ver su sueño hecho realidad.
“La escuela integral trabaja dentro del espacio escolar con una población que es matrícula nuestra, pero a su vez, la escuela cubre con su accionar todo el Distrito Escolar 17. Es decir que los maestros de nuestra escuela cumplen funciones en las otras escuelas del distrito, porque educación especial es una modalidad dentro del sistema educativo. Trabajamos con alumnos y docentes de nivel inicial, primer ciclo y medio”, explica la Directora.
La escuela tiene una juegoteca, sala blanda (con psicomotricista) y apoyo escolar, adonde concurren chicos de todas las escuelas del distrito.
Emotiva historia, con momentos tristes y final feliz. Lucha ejemplar de una comunidad educativa por su edificio escolar.
Claudio Serrentino
Fotos: La Bocina