Más de 60 vecinos y vecinas del barrio porteño de Núñez denunciaron severos daños estructurales en sus casas, y los atribuyeron a la construcción reciente de dos torres de más de 40 pisos, que se suman a otras moles de cemento en la zona.
La situación salió a luz luego de que varios residentes de las viviendas afectadas por las roturas debieron abandonar sus casas por el peligro que se presentaba, mientras que otros sufrieron casos de fugas de gas dentro de los domicilios como consecuencia de la fractura de los caños.
Todos los incidentes ocurrieron dentro del polígono delimitado por las calles Campos Salles, Tres de Febrero, Manuela Pedraza, Grecia y las avenidas Crisólogo Larralde y Del Libertador, en el cual se levantan varias torres, dos de las cuales están en una etapa de construcción avanzada para concretar el proyecto inmobiliario que se comercializa como “Quantum Bellini”.
“Dos torres de 42 y 33 pisos con increíbles vistas al río y a la ciudad, diseño y calidad constructiva premium”, es lo que ofrece la desarrolladora sobre los edificios sobre Del Libertador al 7400, los cuales fueron señalados por el grupo vecinal como los responsables, en gran parte, de la situación preocupante que atraviesan y que pone en riesgo sus viviendas.
Durante una recorrida por la zona, Télam constató la existencia de fisuras en paredes externas de las viviendas, desniveles en las veredas y hundimientos de las baldosas, pero también corroboró las grietas dentro de las casas, los desprendimientos de los azulejos y cantidad de puertas que no cierran más debido a los movimientos de la estructura.
María Elvira, que tiene su casa desde 2005 sobre Tres de Febrero, contó que realizó varios arreglos por la aparición de las grietas, pero advirtió que “todos los días se deteriora más”, por lo que pidió que “se detengan las obras y que alguien se haga cargo” de la situación porque -dijo- “nos vamos a dormir a la noche con el miedo que se nos caiga el techo encima”.
Por su parte, Alejandra, una vecina de Grecia al 3400, que vive en Núñez desde su infancia, coincidió en que no duermen tranquilos por el temor a que ocurra algo con sus propiedades o la de los vecinos y manifestó que “nunca” pensó que “iban a hacer este desastre en el barrio y encima que nadie nos dé una respuesta”.
El grupo barrial se conformó en los últimos meses con el nombre de “Vecinos afectados por el movimiento del suelo” cuando empezaron a darse cuenta de que los problemas edilicios no eran situaciones particulares, sino que ocurrían en toda la zona cercana a las torres.
Fue así como intercambiaron información y datos, y vincularon la construcción de las dos moles de cemento a los daños que iban registrando en sus hogares al punto que, en tres casos, las familias dejaron las viviendas por el miedo a un derrumbe y están a la espera del resultado de las obras de apuntalamiento.
Según explicaron, todos los perjuicios responden a que el emprendimiento inmobiliario -el tercero de la zona en los últimos dos años- incluyó una depresión de las napas subterráneas que derivaron en inconvenientes para el asentamiento de los inmuebles y que, entre sus consecuencias, tuvieron la aparición de las grietas como parte de esos movimientos.
“Queremos que nos muestren los estudios de factibilidad que posibilitaron la construcción de las dos torres y también un resarcimiento por los gastos que tenemos que hacer para poder seguir viviendo en nuestras casas porque no tenemos otro lugar al cuál ir”, agregó otra de las vecinas que explicó que la única respuesta oficial que tuvieron fue del área de Defensa Civil, desde donde les aconsejaron que abandonaran sus propiedades.
Fuentes del Gobierno porteño consultadas por Télam no ofrecieron información sobre el reclamo barrial y solo indicaron que es una “obra de un privado” que fue autorizada en 2018.
En tanto, representantes de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad se acercaron al barrio para relevar las distintas situaciones; en tanto que también interviene en el tema la Comuna 13, que comprende al barrio de Núñez.
Fuente y foto: Télam