En un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo, la Ciudad recorre distintos aspectos simbólicos y coyunturales que rodearon a la fecha patria. ¿Estaba el pueblo en la plaza? ¿Se repartieron escarapelas celestes y blancas? ¿Se produjeron los hechos en un día de lluvia?
Una imágen recorre el imaginario a lo largo y a lo ancho de nuestro país, esa que estudiamos en los libros de textos y reproduce una plaza llena en un día lluvioso. Los especialistas en vexilología y heráldica Daniel Silva y Luis Corradi, miembros del Salón de banderas de la Dirección General de Competencias Comunales y Talleres, recurrieron a fuentes históricas y documentales para esclarecer algunos mitos y verdades sobre la Revolución de Mayo.
La primera pregunta que se hacen los expertos es sobre si la plaza estaba repleta y quienes habían asistido. Los documentos históricos muestran que los accesos a Plaza de Mayo estaban limitados para que ingresaran al lugar solo unos 400 invitados de la élite. Apenas asistieron al acto algo más de 200 personas, entre las que se hallaban españoles y criollos de distintas jerarquías: sacerdotes, funcionarios y otros representantes de la clase media alta intelectual de la época. Podríamos concluir que el “pueblo no estaba en la plaza”.
French y Beruti no repartieron escarapelas
Aquel 25 de mayo, French y Beruti no repartieron escarapelas sino cintas blancas, símbolos que representaban a aquellos que procuraban la Revolución, es decir, a un grupo integrado principalmente por criollos, hijos de españoles que pensaban en una total independencia de la Corona europea.
Las acciones iniciales de independencia estaban orientadas al interés económico, ya que estando Fernando VII preso y teniendo el Virreinato del Río de la Plata total dependencia de la Corona, se veía amenazado el comercio en este territorio. Quienes aún rendían tributo a Fernando VII repartieron cintas rojas. Sin embargo, a pesar de la rivalidad en el gesto, repartir cintas de ambos colores daba una idea de unión entre las ideologías y constituía una forma de disimular ante el rey español la revolución que se gestaba, indican los estudiosos del tema.
El clima del viernes 25 de mayo de 1810
La imagen inmortalizada por documentos y revistas infantiles de una Plaza de Mayo repleta de paraguas aquel viernes 25 de mayo de 1810 “es incomprobable”, señala el equipo. “No existen registros del clima”, añade.
Por aquellos tiempos, era habitual que la ciudad se inundara. “De disponer de fotografías de la fecha sería más acertado pensar en un terreno lleno de barro con damas antiguas arruinando sus atuendos, pero aún más importante es destacar que los paraguas eran un bien de lujo, incluso para la clase privilegiada que protagonizó la Revolución. La idea de lluvia alimenta la pintoresca metáfora de que “el sol del 25 viene asomando”, que hace alusión a la espera de la ansiada Revolución, pero es incomprobable”, apunta.
¿Qué sabemos del 25 de mayo?
Distintas personalidades influyentes se fueron reuniendo en casas particulares, entre ellas miembros del ejército y criollos, principales interesados en acceder a los derechos que eran exclusivos para los españoles y en ejercer el poder que les permitiera tomar decisiones comerciales y políticas.
French y Beruti se encargaron de convocar y limitar el acceso a la Plaza, que en ese entonces se llamaba Plaza de la Victoria. El 25 de mayo, en el Cabildo de Buenos Aires, los funcionarios debatieron y decidieron pedir al virrey dimitir. Buscaban formar una junta gubernativa que se hiciera cargo de los territorios del Virreinato del Río de la Plata, formalizándose así la Primera Junta con Cornelio Saavedra Ku en la presidencia. Fue el viernes 25 de mayo de 1810 la consolidación del primer Gobierno patrio, lo que significó la Revolución y sentó las bases para la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
El Taller de banderas de la Ciudad de Buenos Aires se encarga de confeccionar los símbolos nacionales y provinciales. Registra y archiva la normativa vigente de cada jurisdicción y desarrolla actividades de divulgación y educativas junto a las escuelas de la Ciudad. Ofrece la visita a su salón de banderas, donde se pueden apreciar banderas históricas.
El Salón de banderas, área integrada al taller, brinda asimismo información vexilológica e histórica a colegios e instituciones en general. Asimismo, produce escudos y emblemas que se lucen en la Ciudad y que ornamentan eventos protocolares a lo largo del año.
Bibliografía: Mitos y verdades sobre el 25 de mayo, de Daniel Balmaceda; La trama de la independencia 1816, de Gabriel Merlo; Mitos de la Historia Argentina, de Felip Pigna; Partes de guerra, de Fernando Cittadini y Graciela Speranza.
Fuente: Secretaría de Atención Ciudadana y Gestión Comunal GCABA
Imagen: Pintura de Léonie Matthis, obra patrimonial del Museo del Cabildo y la Revolución de Mayo