Ese viejo torcido, con cara de garca, ¿puede definir el futuro de un país? No debería. Griessa debió haber delegado el juicio entre la Argentina y los buitres a un tribunal internacional que se ocupe específicamente del caso, porque no es un caso más: es el destino de 40 millones de personas.
Suena tremendista, y ciertamente son momentos difíciles. La Argentina, ese país que durante la primera década del siglo XXI le hizo pito catalán al FMI y puso en duda la capacidad del sistema capitalista como generador de bienestar, ahora fue a poner la cabeza en la mismísima boca del lobo.
El lobo tiene nombre y apellido: Paul Singer, uno de esos tipos que es capaz de matar por un par de billetes más. Eso sí, todo legal: Don Paul puede matar de hambre, o regar la tierra de miseria, para lograr su único y miserable objetivo: tener dinero, y más, y más, y un poco más, también. Siempre, por supuesto, muy bien asesorado por el mejor bufete de abogados.
En EEUU, Mr. Singer tiene relaciones muy aceitadas con lo peor de la derecha, y algunos de ellos ocupan cargos en la Corte Suprema, ésa que bochó las peticiones argentinas.
Desde todos los wines, lo peor del capitalismo se regodea y grita a los cuatro vientos: “¡Default! ¡Argentina está en default! ¡Castiguémosla!”. Los medios que sirven a los malandras difunden la falsa noticia, y la media verdad se instala.
[pullquote]En el país del norte están jugando con fuego: si Argentina pierde la contienda, puede tambalearse el sistema de crédito de las naciones, lo cual arrastraría consigo a lo poco que queda del capitalismo internacional[/pullquote]
En el país del norte están jugando con fuego: si Argentina pierde la contienda, puede tambalearse el sistema de crédito de las naciones, lo cual arrastraría consigo a lo poco que queda del capitalismo internacional. Un desastre de proporciones, que no le conviene a nadie. Excepto a los buitres.
MIENTRAS TANTO, EN ARGENTINA…
Las grandes corporaciones mediáticas locales, imitan a las extranjeras, y ansían el momento de publicar “Argentina se va a la mierda”, “El país entró en cesación de pagos”, “Caos, hiperinflación, desabastecimiento”. Algunos medios tienen estos títulos en “parrilla”, a la espera de que los hechos se sucedan.
El gobierno asegura que “todo está bajo control”. Es un problema de tiempo, dicen, mientras miran el almanaque y calculan cuántos días faltan para que venza la cláusula RUFO.
Cristina, una vez más, apeló al circo oficialista: los aplaudidores VIP adentro, y la popular en el Patio de las Palmeras. La veo sola a la Presidente: ¿por qué siempre apela al elenco estable, predecible e inmutable de los aduladores? ¿Tiene miedo de convocar a una movilización popular heterogénea? Estoy seguro que, si lo hace, LLENA LA PLAZA DE MAYO CON GENTE COMÚN QUE LA APOYA, sin necesidad de apelar a militantes “pagos”, ni a “reclutadores” turbios. Una auténtica MOVILIZACIÓN POPULAR. Sin gente “digitada”.
Pero no se anima, ni aún en el cierre de su ciclo.
Tampoco se anima a convocar a todos los sectores de la sociedad, para mantenerlos informados –al menos- de la delicada situación que estamos viviendo. En estos momentos, sería conveniente una reunión en la que estén representados la oposición, los sindicatos, los empresarios, los credos, los estudiantes… Quizás, incluso, ayude a ponerle paños fríos a la inflación.
La oposición no dice nada al respecto, quizás porque no se le ocurre nada: apenas un diputado radical pidió que Axel Kiciloff vaya al Congreso a explicar cómo van las negociaciones. Ni siquiera salen a opinar los sindicalistas: es la primera vez que a Barrionuevo no le surgió una frase graciosa.
El diario del domingo muestra a Macri paseando en el tren Roca, a Scioli visitando una villa de la Capital, a Massa pensando en lanzar su candidatura para Septiembre, y a Binner, Morales y Sanz mirándose el ombligo entre ellos.
Los que han vuelto a renacer son algunos economistas: volvieron a ocupar espacios en los medios pero como siempre, la gente común no les entiende. Sí se nota que algunos vienen con hambre de venganza, y otros tratan de “aggiornarse” a los tiempos y no ser tan tremendistas.
Argentina vive horas cruciales pero la mayoría de los protagonistas parecen no estar a la altura de las circunstancias: el juez trata la situación como si fuera un problema entre privados, las autoridades nacionales –una vez más- subestiman la situación , los de la “opo” viven en otro planeta…
De cualquier forma, la plata –poca o mucha- que se les dé a los buitres, saldrá del bolsillo de los 40 millones de argentinos.
Claudio Serrentino
Foto: CFK Argentina / http://www.mdzol.com/