Después de una jornada electoral que volvió a desmentir a las encuestadoras, el candidato del oficialismo, Daniel Scioli obtuvo una ajustada victoria sobre Mauricio Macri y deberán pelear por la Presidencia de la Nación en el balotaje del próximo 22 de Noviembre.
En la mañana del Domingo 25 de Octubre, los principales diarios titulaban con una mentira: “la duda es si habrá o no balotaje”, afirmaban, basándose en encuestas que -quedó demostrado por los resultados- no reflejaron la realidad. Sólo podría entenderse la trascendencia que tuvieron éstas si se llega a la conclusión que tenían la obvia intención de “imponer” un resultado desde el vamos, fomentando la -falsa- tendencia a toda hora por canales, radios y diarios.
Sobre la tarea del periodismo el día de la elección, primera pregunta: ¿hay que hablar todo el tiempo de cualquier cosa en los medios? ¿Es imprescindible que deban realizar esa larguísima cobertura que casi no aporta nada, porque ni siquiera los protagonistas pueden decir algo, ya que la veda se los impide? Durante 10 largas horas, paneles de “especialistas” y mediáticos de distinto porte rellenaban espacios con boludinas. Como siempre, no aportan nada.
Para escapar de la pavada, me entretuve viendo películas y escuchando al sabio José Martínez Suárez, en el programa de su hermana Mirtha Legrand (tuve que tomarme un Uvasal para digerir a la señora, pero valió la pena por el cineasta).
Durante los últimos minutos de la veda electoral, el canal oficialista C5N violó la ley con una placa mentirosa: “Ganó Scioli por amplio margen”. Más tarde, en Canal 13 y TN, los graphs iban resaltando las horas que pasaban sin resultados oficiales.
La aparición de Daniel Scioli en el Luna Park fue impostada. Había caras sonrientes que detrás de la máscara escondían preocupación, no había clima de fiesta, pese a la necesidad de mostrarse alegres. Sin datos oficiales, pero con la “precisa” bajo el brazo, el candidato kirchnerista fue directo a los bifes: aprovechó la ocasión, con los grandes medios transmitiéndolo casi en cadena nacional, para iniciar su campaña para la segunda vuelta. Convocó a los “indecisos” y a los “independientes”, y lanzó más promesas. Entre ellas, que habrá “doble escolaridad en todas las escuelas primarias”, algo difícil de implementar: muchísimas escuelas tienen dos turnos, mañana y tarde.
Un dato curioso: mientras Scioli hablaba, Zannini lo escuchaba con las manos entrelazadas, como Mr. Burns, el de Los Simpson.
En Cambiemos había fiesta de verdad: poco después de las 18, el primo del candidato presidencial, Jorge Macri, anunció que la elección en la provincia de Buenos Aires había sido “muy buena, para María Eugenia y para Mauricio”. Las caras de sorpresa confirmaban que hasta ellos se habían creído el embuste de las encuestas… Hubo varias salidas para celebrar, a medida que les llegaban los resultados de sus fiscales.
Macri, como siempre, habló en genérico: “juntos podemos hacer un país mejor”, dijo. Nunca explica cómo. Patricia Bullrich, Elisa Carrió y Ernesto Sanz, detrás del candidato, parecían sapos de otro pozo.
El bunker de Sergio Massa celebró el breve crecimiento obtenido; tratarán de proyectarlo a futuro, si es que los integrantes del espacio son
consecuentes, y no “fugan” hacia las dos primeras minorías.
Poco después de medianoche empezaron a aparecer los resultados oficiales, ¿con entrega guionada?: a las 0.30 ganaba Macri, a la 1.30 había empate, a las 2.30 pasó a ganar Scioli… Mmm…
Ahora se verá la muñeca de los que se enfrentarán en el balotaje: ¿quién será el primero en invitar a algún dirigente massista a integrar el gabinete? ¿Y quién se sentará a charlar con Margarita Stolbizer? El que mejor sepa interpretar lo que dijeron las urnas, ése será el que triunfe. Juntos, Scioli y Macri suman los dos tercios de los votantes. ¿Quién sabrá seducir al otro tercio?
Indudablemente, los electores no quisieron firmarle un cheque en blanco a nadie: la experiencia posterior al 54% -obtenido por Cristina en 2011- fue el “Vamos por todo”, que indudablemente, no convenció. De lo contrario, hoy estaríamos sólo hablando del “todo”.
Con este resultado, la ciudadanía obliga a las fuerzas políticas a consensuar, a buscar acuerdos y coincidencias. Por otra parte, la democracia es nada más y nada menos que eso, pero hay que saber entenderlo y aceptarlo. El “todo” implica totalitarismo, ayer los argentinos demostramos que esa propuesta no nos representa.
Claudio Serrentino
Foto: Infobae