Silvia Irigaray conmueve desde su historia y desde su postura ante la vida. Deja testimonio de ello en “Huellas”, su libro, que se presentó en la Feria del Libro.
Es la mamá de Maxi, uno de los Pibes de Floresta asesinado en la estación de servicio de Gaona y Gualeguaychú. Pero también es la Madre del Dolor, la que acompaña a otras personas que les toca vivir un trance similar al que ella padeció. Y es la mujer que está en campaña permanente por la donación de órganos.
Podría haberse tirado a llorar en un rincón por el resto de su vida. Pero no. Tras la tragedia, empujada por su barrio, Silvia decidió encarar la lucha más titánica de todas: la de hacer de este mundo, un mundo con amor.
Y en medio de esa desgracia cotidiana que transita -porque todos los días revive su dolor, al palpar el dolor de los otros- Silvia es capaz de regalarte una sonrisa. Un abrazo.
Y hasta tuvo tiempo para escribir un libro: “Huellas”, se llama, que también regala. En el stand de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación en la Feria del Libro, una de las fundadoras de Madres del Dolor siente que el esfuerzo valió la pena, cuando se acercan futuros lectores a pedirle que le dedique su libro.
También estamos a su lado los de siempre, los que la queremos y admiramos. Como otras Madres del Dolor –Elvira Torres (mamá de Cristian, otro de los Pibes de Floresta)- que se llegaron hasta allí para compartir este lindo momento.
Un rato antes de la presentación, había pasado por el stand el Jefe de Gobierno. Rodríguez Larreta, quien un rato antes había lanzado en la Feria la programación de las Radios de la Ciudad, y tuvo el buen gesto de detenerse a saludar a Silvia, y charlar unos minutos con ella.
La Secretaría de Derechos Humanos, cuyo titular es Claudio Avruj, edita todos los años un libro que tenga que ver con la temática. El año pasado le preguntaron a Silvia si se animaba a escribir; “cómo que no”, respondió.
Silvia es muy expeditiva. A los pocos meses, llamó y dijo: “ya está listo”. La editorial Planeta imprimió 2.000 ejemplares que la Secretaría repartirá gratis. “Pero no creo que alcancen”, decía Silvia sobre el final del acto.
Fue Avruj quien presentó a la autora, luego habló la prologuista, cuyas palabras hicieron hincapié en la resiliencia de Silvia, de cómo se puede renacer luego de la terrible desgracia de perder a un hijo. Y además, de tener la vocación de ayudar a otros.
Luego habló la vecina de Floresta, con su impresionante capacidad para ser clara, contundente, emotiva, profunda y sencilla, todo junto. ¡Cuántos expertos en oratoria la envidiarían!
Silvia contó el proceso que le llevó escribir el libro, sus charlas con el “Sr. Planeta” -uno de los responsables de la editorial de quien nunca se acordaba el nombre- y por supuesto, una vez más levantó sus banderas: la de la justicia, la del amor, la de la donación de órganos.
El cierre fue con su nieto Tommy, y un momento fuera de protocolo que hizo lagrimear a más de uno. El llanto profundo de ese pibe fue conmovedor y contagioso.
Antes de firmar los ejemplares, se cruzó con un colega escritor de 96 años que también presentaba su libro. “Yo voy a llegar hasta los 94, pero con bastón”, dijo Silvia, regalándonos otra sonrisa.
Luego vino el alivio, el calor repentino de Silvia y los chistes de Omar, el papá de Maxi. Floresta había tenido su gran momento en la Feria del Libro.
Claudio Serrentino
Foto: La Bocina