Hace unos días, el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, inauguró un puente en Merlo, que permite a los automovilistas esquivar las vías del tren. La noticia de la inauguración esconde otra, más profunda: la de la improvisación a la hora de proyectar el futuro a largo plazo.
Sergio Massa, en San Antonio de Padua, contó sobre los planes del gobierno para el Ferrocarril Sarmiento, al inaugurar un puente que se eleva desde Rivadavia y Quintana, conectando el sur y el norte de esa localidad.
Dijo Massa: “este puente, que fue un sueño hace un año, hoy es realidad, y los 12 que faltan también serán realidad. Estamos trabajando para que tengamos los argentinos vacunados, la capacidad de defender las pymes y el trabajo y entendamos que la tarea de poner de pie la Argentina la hacemos entre todos, unidos y vacunados, esa es la consigna del 2021″.
Es decir: los millones de pasajeros que todos los días usan el tren, se enteraron así, como al pasar, que la obra del soterramiento está… ¿archivada, postergada, olvidada? Y será reemplazada por una serie de puentes, al menos, en el conurbano.
La historia es larga y arrancó en Agosto de 2007, cuando el presidente Néstor Kirchner anunció la obra del soterramiento. Aquel sería el primero de los actos que prometían la obra. Después, Cristina y Macri hicieron lo propio varias veces. Éste último, hasta hizo un acto en el que ponía en marcha la tuneladora.
Claro, estos anuncios no fueron gratuitos, ni mucho menos: varios millones se destinaron a proyectar, evaluar, sacar costos, analizar propuestas, etc. Otros tantos, empezaron a gastarse en las obras propiamente dichas, que arrancaron con la gestión Macri.
La tuneladora arrancó desde Haedo, y llegó hasta la estación de Villa Luro: recorrió más de 7 kilómetros. Durante ese trayecto también se gastaron muchos millones de dólares.
El paisaje alrededor de las vías fue cambiando: en los barrios de la Comuna 10, pueden observarse los obradores cuasi abandonados en César Díaz y Bacacay, Gualeguaychú y Venancio Flores, Rivadavia y Belén.
Obradores que, dicho sea de paso, trastornan cotidianamente a los automovilistas, como el de Rivadavia, o provocaron inundaciones (el de Venancio Flores). En el de Bacacay, estaría la tuneladora durmiendo, a la espera de otro funcionario que vuelva a prometer por enésima vez, la concreción de la obra.
Todo este gastadero de plata, y las molestias que sigue causando la obra inconclusa, ¿para qué? ¿Para que ahora se monten puentes, y el túnel se esté llenando de telarañas?
Todo este gastadero de plata, y las molestias, se deben a la inoperancia de la dirigencia política (de TODA la dirigencia política que gobernó desde 1983 hasta ahora) para generar políticas de Estado, y definir un plan a largo plazo que solucione definitivamente cuestiones que son críticas para millones de argentinos.
Después de 38 años de democracia, quienes gobiernan desde hace décadas dejaron en claro que no saben ponerse de acuerdo para solucionar problemas estructurales: pobreza, hambre, vivienda, trabajo, educación, salud, transporte, son temas que los argentinos necesitan resolver para empezar a desarrollarse.
Sin embargo, lo único que se desarrolla es el patrimonio personal de los que pasan por la función pública, en desmedro de quienes los votan.
El FFCC Sarmiento, y sus vicisitudes, es otro ejemplo de ineptitud mezclada con corrupción. Otra de las vergonzantes actuaciones de los funcionarios, que no dudan en seguir sonriendo para las fotos, en cada inauguración.
Claudio Serrentino
Foto: Prensa Partido de Merlo