Una auxiliar de la Escuela «Jorge Donn» murió por covid, ya que debió cumplir con la presencialidad pese a su condición de diabética y tener dos stents. «Basta de desidia criminal» reclama la comunidad educativa.
El alambrado del edificio que alberta a las escuelas «Jorge Donn» y «Fernando Arranz» (Lope de Vega y Magariños Cervantes») amaneció con crespones negros, y carteles que informaban del fallecimiento de Patricia Taha, auxiliar en el turno tarde y vespertino de la «Donn».
Dice la comunidad educativa en los carterles, que Patricia «es una víctima más de resoluciones arbitrarias, que más parecen sentencias a muerte. A pesar de sus comorbilidades, Patricia fue obligada a volver a sus tareas: recibir a toda persona que ingresa al edificio. ¿El resultado? Covid-19 y muerte, el domingo pasado«.
Los docentes porteños vienen reclamando por los riesgos de las clases presenciales, planteo que niegan los ministros de educación de la Ciudad, las provincias y de Nación.
«La presencialidad des-cuidada mata. ¡Basta de desidia criminal!», dice la comunidad educativa en el párrafo final.
Claudio Serrentino
Foto: La Bocina