Angélica Van Eek es la mamá de Adrián Matassa, uno de los Pibes de Floresta fusilados por el ex policía Velaztiqui. En esta entrevista, cuenta cómo le sigue afectando aquel episodio, y cómo fue sobrellevando su vida. También, cuál es su visión de la política y el país.
La primera entrevista que te hizo La Bocina fue hace 20 años, apenas ocurrió el asesinato de los Pibes. ¿Cómo va tu vida…?
Transcurriendo los días. Este mes para mí es fatídico. El dolor este mes es peor, se agudiza todo. Porque para colmo te llaman… y la verdad no hay consuelo y 20 años ya, 20 años con este dolor… No se puede.
En estos 20 años ¿qué fue lo que te enseñó todo lo que tuviste que sufrir?
Desgraciadamente, hace 20 años, además de perder mi hijo, perdí a mi familia porque te enganchás en todas las marchas habidas y por haber, salís de tu casa, llegás a la mañana, llegás a la noche, y al otro día hacés lo mismo, casi sin descanso. Y cuando un día quise regresar a casa, me di cuenta de que por seguir al muerto, he perdido a los vivos, y había perdido un montón de cosas de mi hijo, de mi hija no tanto, pero de mi hijo sí, de mi hijo había perdido sus alegrías, sus amistades, había perdido todo. Y de a poquito, de a cachitos, tuve que empezar a hacerlo de vuelta, y eso duele también
Estuviste hace poco en la Casa Rosada, donde rindieron homenaje a las víctimas de la represión de 2001, ¿cómo fue esa experiencia?
Ahí ingresaron a los tres pibes de Floresta; el presidente Alberto me pareció muy simpático, me prometió que iba a venir el 29 pero es político, y yo mucho no le creo (finalmente, el presidente no vino al acto, pero sí el secretario de DDHH de la Nación). Por un lado me puse contenta, de que en 20 años a los pibes no se los haya olvidado. Pero siempre que se habla de los pibes de Floresta, me acuerdo de los pibes de Budge, de los tres pibes esos que ni siquiera le sabemos el nombre ya, ni siquiera recibieron justicia, y eso también me duele.
Y cuántos casos como los pibes de Budge, los pibes de Floresta, Lucas González, el pibe de Miramar… 20 años después de la Masacre de Floresta ¿por qué crees que la violencia policial sigue impune en la mayoría de los casos?
Sigue impune por algo muy fácil: ingresan a la policía por necesidad, no por vocación. La necesidad tiene cara de hereje, y sacan la pistola cuando se les antoja. Y además, algo muy importante, en la época de los pibes de Floresta estaba el convocado, que creo que ahora también sigue. El convocado, si se jubila, es porque ya la cabeza no le da. Si a vos te jubilan a los 65 y a los policías los jubilan a los 50, es por algo. Si la cabeza ya no les da, ¿por qué el convocado? El convocado es un negocio, el convocado es un negocio que cobra la policía. No sé si la policía, el gobierno o quién, pero es un negocio, entonces el policía es un negocio. No hay vocación, muy poca vocación de policía. Sí hay necesidad de ser policía, es por el sueldo. La psicóloga que atendió a Velaztiqui para autorizarlo a usar el arma, ¿cómo pudo autorizar a una persona así? Una persona que venía con problemas de actitud en la policía, porque sabés muy bien que el tipo había agarrado una vez a la hinchada de Chicago y los llevó a la comisaría por cantar la marcha peronista. ¿Por qué, un hombre con esa actitud lo convocan, por qué hay policías con esa actitud como la de él, que lo aceptan en la policía? yo me acuerdo perfectamente que antes, si vos querías entrar a la Policía Federal, si tenías un tatuaje no entrabas, si tenías un pariente ladrón no entrabas. Ahora no. Ese es el gran problema que tenemos nosotros, no hay vocación, no hay educación. Le dan un arma, van a la práctica de tiro, y en vez de ir todos los meses, van una vez por año, te lo digo porque lo sé muy bien.
Entiendo lo que vos decís del sueldo, es una fuente laboral más pero, ¿el uniforme, la institución, no les tendría que generar una responsabilidad, por qué cumplen lo que les enseñaron?
La educación, la educación… somos argentinos, educación. No los educaron para respetarnos. Fijate la educación que tienen, los libros que tienen, los manuales que tienen, y ahí te vas a dar cuenta que no los educan para respetarnos. Esa es la desgracia que tenemos con esta gente. La verdad, son un desastre, y también los hacen hacer desastres, porque esa es la otra. Vos fijate que cuando hay un quilombo en el barrio, ¿qué pasa? llega la policía y ya te toma como si fueras el ladrón, y no saben quién sos, qué pasó, bajan del auto a los gritos. Esperá papá, a ver qué pasó. No, ellos primeros gritan y después disparan, y cuando disparan, te meten un revólver que es distinto al del ladrón; o el ladrón no tenía revólver, y le plantan el revólver igual, y le plantan lo que se les canta, y el asesino es el muerto, y el muerto no se puede defender. Eso pasa, es el espíritu de ellos de apiñarse.
¿Cómo lo viste al Presidente?
¿Sabés el detalle que le vi? los zapatos no estaban lustrados. Vos te vas a reír… Es el cuarto presidente que yo lo miro cara a cara, estaba tan acostumbrada a ir a ver a Kirchner, para tomar café. Tenía otra forma de ser, otro modo, te cagaba igual, pero era otro modo, otra forma, era Kirchner, a este presidente le falta mucho para ser Kirchner. Los otros presidentes que ví: a Macri y a Alfonsín. Son presidentes que he estado con ellos, y he dialogado. Con este fue la primera vez, y espero que no sea la primera, porque lo voy a joder muchas veces.
Con los Pibes de Floresta, la justicia actuó rápidamente, quizás por la presión social que se generó alrededor del caso, pero no es frecuente que ante un caso de violencia institucional, la justicia realmente investigue rápido, y llegue a un resultado como ocurrió con Velaztiqui, por ejemplo.
Ah, la justicia. Me acuerdo que hace 20 años pedía justicia, justicia, que no suceda más, que no suceda más… Pero fui una estúpida. Acá no hay justicia. Velaztiqui mató a los chicos a los 62 años, a los 70 salió de la cárcel y se fue a la casa, y el año pasado murió en el mes de junio. Entonces, ¿qué justicia? Los derechos humanos te dicen: no, no se puede, hay que tener contemplación. ¡Qué contemplación, si el tipo los mató! Si los chicos hubieran reaccionado teniendo un arma, un cuchillo, lo que sea, ahí por lo menos uno se explica. Pero los chicos no tenían nada, solamente tenían una copa de cerveza para brindar…¿Y entonces? No, pero los derechos humanos te sacan cagando, porque para ellos no tendría que estar preso a esa edad. Mirá vos, ¿por qué mataron a los chicos de Floresta, por qué mataron a los del 20 de diciembre, por qué, quién armó el quilombo, quién armó la revuelta? Los políticos peronistas estuvieron un día ahí cambiando presidentes, no habían radicales, conservadores, no había nada, eran solamente ellos los que peleaban por el poder y ¿quién me explica eso?, ¿Cómo que ahora no asaltaron ningún supermercado, no pasa nada? Porque lo arman todo ellos, lo arman todo ellos… y me mataron a mi hijo y no se los voy a perdonar en mi vida. Yo a Alberto le di las gracias por recordarlos, pero después, más de eso, imposible. Yo amo a Kirchner, de Kirchner para arriba, no amo a nadie. Te acercabas a él, hablabas bien y tenías perfectos resultados. Gracias a Kirchner, tuvimos un programa de radio 2 años en Radio Nacional. Yo iba a la Casa de Gobierno, me anunciaba, me sentaba en unos sillones de alambre que tenían, y por ahí bajaba Parrilli y me decía: mirá que no te va a poder atender, y yo les contestaba: no importa. A mí me gustaba ver la fauna que entraba a Casa de Gobierno y que salía. Cada fauna, vos no sabés. Una vez me asombré porque Solá, el periodista, entraba como si nada, entraba y ni siquiera por el molinete pasaba.
Estás hablando de Joaquín Morales Solá.
Exacto. Después, otro día me asombré, ahora me río. Lo habían echado a D´Elía el día antes, o dos días antes. Entró a Casa de Gobierno como Solá, y yo decía: pero ¿cómo? si lo echaron por inepto, y está acá de vuelta. No, no, te juro que ahí ves cada fauna… Un día estaba yo en la sede del Gobierno de la Ciudad, iba a ver a Ibarra, y Esteche salía como si nada, y yo lo miraba y decía: pero este tipo cómo está acá. Así como Esteche, como D´Elía y como todos… He visto a cada uno, entraba y salía cualquiera, cualquiera. Y ahora me imagino que será lo mismo.
Previo al asesinato de tu hijo, ¿cómo veías vos aquellos eventos del 19 y 20 de diciembre?
En esos eventos de diciembre yo también salí a cortar Avellaneda, , a hacer quilombo. Me acuerdo que la gente de los autos me reputeaba, pero yo igual iba, con unos cuantos vecinos. Después me entero que mi hijo también había estado quemando gomas en Juan B. Justo, pero no esa noche de 20 diciembre, sino después. Me dijo: yo también salí a quemar gomas, pero te digo sinceramente, fueron unos días muy feos. Estoy eternamente agradecida al barrio, es más, yo quería hacer un mural en agradecimiento al barrio, no un mural pintado, un mural de cerámica o de hierro. Floresta fue el primer barrio de capital que se levantó como se levantó, y fue el primero y el único. Eso también hay que decirlo, fue el único barrio, los únicos vecinos.
Y los pibes de Floresta siguen estando en el corazón de la gente del barrio, aún en los pibes jóvenes, pibes de 15 que saben quiénes son y qué fue lo que pasó.
Vos te das cuenta… Vos sabés que yo a la gente de All Boys también le estoy eternamente agradecida, yo quiero ir a All Boys para agradecerles. A mí, te digo sinceramente, te voy a contar una anécdota que es muy valiosa para mí. Resulta que cuando muere Ezequiel Demonty, viste que lo masacran al pibe, le dan una paliza terrible y lo tiran al río, Hijo de puta el que lo hizo, el que lo vio, y el que no hizo nada, esos hijos de madre viuda. Resulta que aunque te parezca mentira, ¿sabés cuándo ocurrió todo ese quilombo, quién pago el velatorio?
¿Quién…?
Ni te lo imaginás: el Rafa Dizeo. El Rafa tiene actitudes muy buenas. Yo sé lo que será, pero tiene actitudes muy buenas. ¿Cómo no voy a respetar a un tipo así? Que le falte el respeto a la cancha porque hace esto, porque hace 80 negocios, me importa un bledo. Negocios que están permitidos por la dirigencia, por todos. Entonces ¿cómo no voy a respetar al Rafa? yo lo tengo que respetar a ese hombre, porque ese hombre cuando, uno ha tenido un problema va al Rafa y el Rafa se lo soluciona. Viste, son cosas que los malevos a veces hacen.
Respecto de esto, y de todo lo que viviste y lo que viste ¿cómo ves el futuro nuestro de la Argentina?
Negro, un futuro negro, porque mientras que sigan las mismas personas a las que le gritamos “que se vayan todos, que se vayan todos” y están todos… La verdad, negro. Es para llorar. Las jubilaciones… es mejor el jubilado muerto que el jubilado vivo. O sea, no hay futuro, los pibes salen de la escuela sin saber leer, no saben razonar. ¿y? Estamos en el puesto 80 del examen PISA. Míralo ahora, un año con las escuelas cerradas. Nunca, ni en la dictadura, ocurrió eso. Mirá, yo nací en el ‘50, nací en un país descarajado, y me voy a ir en un país descarajado. Regalé mi vida, me hicieron sufrir a lo guacho, me dieron todos los dolores juntos y aquí estoy, preparando las valijas para irme, en un país descarajado, ¿Cuándo me voy a encontrar con una jubilación que me dure todo el mes, cuándo? Decí que tengo casa propia, que si tengo que pagar alquiler y vivir de mi sueldo tengo que comer 10 granos de arroz por día.
La realidad es tremenda, y no cambia, porque si vos me decís que vamos avanzando te digo: bueno, tené paciencia un poquito, pero estamos cada vez peor.
Estamos en un lugar muy muy feo, muy muy feo y el porvenir no sé, yo no lo voy a poder ver, no lo voy a poder ver y he estado en países muy pobres, muy pobres, y sin embargo piensan de esa forma, tienen esa filosofía de vida. De los alemanes te puedo decir que chupan cerveza y whisky a lo loco, pero ellos cuidan mucho el agua. El agua la pagan más que la nafta y tienen, consumen mucho también pero ¿qué querés que te diga? es Alemania, y ellos tienen para pagarlo, y después en Holanda y en Bélgica… te vas a reír. Resulta que de las 11 de la noche a las 6 de la mañana no pagás la luz. Entonces las mujeres, a esa hora se ocupan de lavar la casa, baldear, regar las plantas, planchar, lavar la ropa. En Holanda, si la municipalidad de tu región tiene superávit, ese año no pagás.
Estamos a años luz de eso, porque cada vez pagamos más impuestos.
Porque, ¿que querés que te diga? Si entran 300 personas a trabajar en los ministerios, hay que pagarles. Eso lleva mucho dinero, pero nadie dice: vamos a sacar a los 300 que pusimos este mes, los vamos a sacar de a poco, les vamos a dar otro trabajo. No, la Nación gasta muchísimo…
¿Antes de la muerte de los pibes, prestabas atención a esas cosas?
Después de los chicos empecé a ver la vida, antes estaba en un tupper, cocinaba, limpiaba, los atendía. Me acuerdo perfectamente la noche que Adrián se fue. Le tiró las llaves al padre, porque el padre le decía: no te lleves el auto que me da miedo que le pase algo al auto. Ay, Dios… se las devolvió y se fue, y yo lo seguí hasta la puerta, y se volvió y no sé lo que le quiso decir, después te lo digo, dijo, y se fue para Gaona. Y esa fue la última vez que lo vi. Después, cuando lo asesinaron, salía a la calle y me parecía que lo veía, y estaba desesperado y caminando de un lado para el otro… Esas son las cosas que te quedan. Después con los años, estuve en San Pedro y fui a ver al Papa Juan Pablo, y ví la Piedad… lloré tanto ante La Piedad, lloré tanto… y bueno y así es, voy pasando los días, me acuerdo, se me caen las lágrimas y sigo, y me acuerdo una anécdota, y me acuerdo de otra, y así. Desde que nació hasta que murió, se festejó el 16 de marzo su cumpleaños, y se lo festejaba caiga el día que caiga, llueva o truene. Era su cumpleaños, en la primaria le traía los amigos, en la secundaria le traía a los amigos, en la secundaria ya los amigos venían con las novias de los amigos, y el viejo tenía que salir corriendo a comprar empanadas, ¿sabés adónde? A “El Gran Espacio” (pizzería que estaba en Avellaneda y Emilio Lamarca). El viejo salía y se traía esas bandejas negras, llenas de empanadas. Y así fue así fue la vida de Adrián, la disfrutó.
Claudio Serrentino
Foto: revista Cítrica