Qué contento se pondría Antonio…

En el atellier de Carlos Sarkis Kahayan, me crucé con mucha gente haciendo Arte. Me emocioné al conocer personalmente al gran artista, y me llevé una hermosa yapa: pude retratar el mural dedicado al querido Antonio Pujía, en el lugar donde fue creado.

Aranguren al 4000, frente a la actual escuela de La Candelaria. Día de calor, madres y padres esperando que sus hijos salgan de la jornada escolar. Una vieja casona oficia de taller de Arte. Y ahí están, las mujeres que manifiestan sus sentimientos a través de la pintura y la escultura. Otro grupo está abocado a la tarea solidaria: tejen mantas para donar a quienes lo necesitan.

En una piecita chiquita, entre obras –muchas- y proyectos, está Carlos Sarkis Kahayan, el artista sub 90 que trabaja como si fuera un sub 20. La polenta que este descendiente de armenios le pone a su laburo, sorprende y gratifica.

 

Abrazo, café, recorrido por sus hermosas obras, recuerdo de sus encuentros con otro vecino, el Tano Antonio Pujía. En un estante, asoma un retrato de Spinetta. En otro rincón, una tela recuerda el genocidio armenio. Fotos de momentos claves de su pasado. Mientras habla, sigue pintando y retocando. Aprovecho y lo retrato con mi celular. Miro y trato de descubrir cuál fue la mancha que inspiró esa hermosa imagen. Siento que es un lindo momento.

Pero faltaba otra situación impactante: su hija, Mariela –que conduce el Taller de Arte, y también integra el grupo ArteEnFloresta- me conduce al patio, donde está el mural en homenaje a Antonio Pujía, realizado por mucha gente: Alicia Janett Martinez Salaberry , Claudia Angel , Mariaelena Gutierrez , Adriana Gimenez , Andrea Delgado, y por supuesto, la propia Mariela.

“Pasó algo mágico”, se emociona Mariela al contarlo. Como no tenían horno para semejante cerámica, se comunicó con Sandro, uno de los hijos de Antonio, quien le dijo “despreocupate, el horno está”: Era el de su mamá, la compañera de vida de Antonio, Susana Nicolini, quien se sumó al proyecto. El mural se terminó horneando en la propia casa de Antonio. “Más redondo no podía ser, es la mano de Antonio que sigue andando por acá”, dice Mariela.

El mural se montará en el Club La Floresta (frente a la casa donde Pujía trabajaba todos los días). El trabajo de los artistas es ad honorem, y solicitaron la colaboración del barrio para poder comprar los materiales.

El Sábado 27 de Noviembre a las 17.30 se inaugurará la primera etapa, en el patio del Club La Floresta, en Avellaneda y Chivilcoy.

Semejante movida, hecha con mucho amor, apadrinada por su querida esposa, y con el infaltable toque solidario que siempre tiene la actividad barrial, hubiera puesto muy feliz al queridísimo Tano.

Claudio Serrentino

Foto: La Bocina

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