Siento una gran emoción, al rescatar la memoria de mi apreciado vecino, mecánico y amigo, TOTO DELLA ROMANA. Fue un hombre muy querido en el Barrio. Recuerdo, escuchar los domingos por la mañana, el motor de su Cupecita, cuando salía para alguna competencia – homenaje.
Los vecinos venían hasta la puerta de su casa, por la calle Viena, a aplaudirlo. Era muy cariñoso en su trato. Siempre le quise hacer una nota, para que me cuente de su vida, no fue posible. Seguí con su hijo César, tampoco. Ahora que ya no están, me propuse hacerlo nuevamente con más suerte. Ubiqué a su familia y me respondieron que no tenían. Conseguí unas fotos. Empecé a preguntar en el barrio a quienes lo conocieron, para que me cuenten anécdotas de su vida.
Fui a ver a mi amigo Luis Spadafora, del Museo del Automóvil de Villa Real, quien se puso muy contento que recordara a TOTO, se lo merecía y mucho.. Y al ver la respuesta de Luis, di un pasito más y me animé a pedirle sino le podíamos hacer un lugar permanente en el Museo para que nadie se olvide de TOTO, para que se recuerde su intensa actividad deportiva. Así va a ocurrir, va a tener su espacio y pronto lo inauguraremos. Esto me hace muy feliz. Me contactó con otros pilotos y amigos, ya no quedan muchos que lo conocieron y disfrutaron de su linda amistad, y así pude ir armando parte de su vida.
Ayudó también un reportaje que le hizo M.G. Romano a TOTO en el Diario “Motor” en marzo de 1959, titulada Mecánico y Piloto.
Cuenta que nació en esta capital el 6 de abril de 1917… “mi oficio es de mecánico, con taller instalado en Liniers (Versalles)”. Fue un activo participante de Turismo Carretera.
Primero tuvo un taller en Gallardo al 600 y luego en Gallardo 520. Fue copiloto de Manuel Merino, un veterano conductor de la localidad de General Rodríguez, provincia de Buenos Aires, con quien participó en las 500 Millas Mercedinas, la Vuelta de Rojas y en el circuito Dell´Oro en Mar del Plata, donde resultó ganador Onofre Marimón…. “Pasé de copiloto a piloto por mi entusiasmo por el deporte. Corro por entretenimiento y mi anhelo es superarme día a día…mi primer auto se lo compré al peruano Luis Astengo y que después traté de mejorarlo incorporándole un equipo especial Tiston, cuando regía lo fórmula libre. También reemplacé el block de 85 H.P. por otro de 100 H.P. de la misma marca, vale decir un V8. Me inicié como piloto en las Mil Millas Argentinas del año 1949, acompañándome en esa oportunidad, Hermenegildo Gutiérrez. Recuerdo y aún conservo un anillo de oro con mis iniciales, que me había obsequiado una persona antes de la largada… El segundo tampoco puedo olvidarlo por mi abandono, tuve la ruptura de la tapa del distribuidor de imposible reposición. Los ganadores de las Mil Millas fueron Oscar Gálvez seguido por Juan Manuel Fangio, Lorenzetti, Marcos Ciani, Félix Peduzzi, Rosendo Hernández y Juan Gálvez”.
No se desanimó…? “De ninguna manera, luego participé en la Vuelta de La Pampa, Mar y Sierra, el Gran Premio de 1949 y otras competiciones como Chacabuco y Tres Arroyos. Creo que participé en unas cuarenta carreras. Tuve inconvenientes en la de Chacabuco, durante cuyo transcurso, una pérdida de lubricante…constituyó un inconveniente muy serio. El coche no estaba preparado para todo tipo de carrera, era algo pesado y no le introduje alteraciones que pudieran desequilibrarlo… yo atendía algunas máquinas importantes”.
El periodista aclaraba que Della Romana era un mecánico reputado y que había tenido a su cargo la atención a su cargo máquinas como la de Adolfo Sogoló, (vecino de Liniers) y el sport Ford-Maserati, cuando pasó a poder de Rodolfo Álzaga.
Cuando participó en el Premio Buenos Aires- Córdoba y regresó, obtuvo el 8° puesto. En 1957, en la Prueba de Tres Arroyos, llegó a ocupar un puesto de vanguardia a la altura de Necochea. En esta misma carrera, que fue ganada por Juan Gálvez, se ubicó en el decimoquinto lugar, luego de tropezar con inconvenientes. En las 500 Millas Mercedinas que ganó Marcos Ciani, precediendo a Oscar Gálvez y Daniel Musso, Della Romana, obtuvo el decimocuarto puesto. Cuenta TOTO que él prefiere participar en las que tienen tierra floja, que su mayor aspiración como piloto ganar alguna carrera en el Autódromo Municipal. Y ante la pregunta cuál es el mejor piloto de pruebas T.C., “admiro a Oscar Gálvez que nunca se da por vencido. Luchador, tenaz, empuñando el volante o reparando los eventuales desperfectos de su coche, su tesón merece los éxitos que suele conquistar….otros deportes que me gustan son las regatas y el polo. Un recuerdo grato fue haber terminado el Gran Premio de 1949, entre los conductores como Juan y Oscar Gálvez, Peduzzi y Marimón… Debo manifestar que lamentablemente es muy poca la cooperación que las instituciones prestan a los pilotos No me refiero a quienes organizan las carreras, sino a los que gobiernan el deporte. El mismo Automóvil Club Argentino, que es la entidad rectora, debería prestarnos más apoyo, a los participan en su Gran Premio Anual…y que no nos encontremos desprovistos de elementos como neumáticos. Conseguir diez cubiertas cuesta cuarenta mil pesos. Las gestiones de apoyo debieran efectuarse con suficiente tiempo, para asegurar el éxito de las competencias…”
La cupé, puesta a todo lujo, había intentado intervenir con el número 25 en el Premio a Caracas conducida por Astengo, no llegó a destino y como se corrió de Caracas a Buenos Aires, Astengo, parece que era un diplomático de Perú, con buenos recursos y la tenía impecable, la condujo de Lima a Buenos Aires, y es aquí donde se la compra TOTO.
TOTO en el recuerdo de quienes lo
conocieron y también corrieron con él
Luis Spadafora cuenta cómo conoció a TOTO: “fue cuando le llevé un Ford 42 para que me hiciera el motor. Tardó más de un año, yo iba cada tanto, le quería entregar algo de dinero para que me lo hiciera más rápido, pero no lo aceptaba, lo dejó impecable, todavía lo tengo y anda bárbaro. Era un gran mecánico, un artesano, no dejaba a nadie que toque el coche, todo lo hacía a conciencia. No estoy seguro si hizo la carrera a Caracas, si sé que el coche se lo compró al peruano Luis Astengo. Tal era su pasión por las carreras, que se comentó que intentó hipotecar su vivienda, casi lo mata su esposa Cecilia. Las carreras ocasionaban grandes gastos para preparar los coches y correrlas. Había que contar con buenos recursos. La última vez que lo vi fue cuando estaban enfrente a Casa Rosada, para comenzar el recorrido al Autódromo, se le iba a poner el nombre de Oscar Alfredo Gálvez. Las cupés después siguieron por la Av. Rivadavia, la Avenida General Paz. Lamento no haber llegado a tiempo para comprar su cupé, y exhibirla en el Museo. Sé que ahora está en Mar del Plata. Tuve suerte y le compré a Pelito Gálvez, el hijo de Oscar, la cupé de su papá”.
Un vecino, Oscar Brendanas, lo recuerda con mucho cariño. “El Club El Luchador, de Viena y Barragán, en una oportunidad hizo una colecta para que pudiera preparar el coche y correr, cada uno donaba lo que podía, después al regreso le organizamos una fiesta. TOTO atendía a otros corredores, era buen mecánico, conocía todos los ruiditos, los Gálvez lo consultaban también. Antes los corredores eran sus propios mecánicos y armaban sus camarillas. Lo veía pasar con su coche corriendo por la antigua calle Gaona”.
Jorge Bonomo, corredor: “TOTO se merece el homenaje, es una idea sensacional, no podía quedar sin que nadie lo recuerde. Formaba parte de la Asociación Turismo Carretera del Ayer. Corrió con el Ford 1939, estaba relacionado con los Gálvez, sabía mucho de coches, especialmente de Ford. Generalmente clasificaba, por ahí no estaba entre los primeros, pero era muy consecuente, siempre corría. Era un bohemio y un referente y muy respetado por todos, cuando corría cerraba el taller. Era un ‘sabiondo’ en el mejor sentido de la palabra, tenía mucha capacidad en el tema de los motores. El corría en esas carreras que salían del Autódromo y tomaban la Avenida General Paz. Yo organicé las Carreras del Recuerdo a Caracas en los años 1988, 1992 y 2009, TOTO ya no las corría. Es bueno que el Museo del Automóvil tenga un lugar especial para su recuerdo”.
Alberto Ferreti, corredor: “TOTO era una excelente persona, bueno, colaborador, solidario, un deportista, muy perseverante, no tenía los medios para encarar ser de los primeros en las carreras, los coches no tenían secretos para él, era mecánico de Ford. Nosotros habíamos formado la Asociación Turismo Carretera del Ayer, y corríamos por toda la provincia de Buenos Aires y el resto del país evocando esas carreras del pasado, toda una emoción para quienes la corríamos y para la gente por donde pasábamos. La cupé de TOTO era la insignia, corría con el N°1, fue ejemplar, la que largaba primero y marcaba el camino. Él no le daba bolilla a la hoja de ruta, jamás leía la hoja de ruta, la recibía y la tiraba al asiento de atrás, el acompañante era su hijo César, tenía dificultades visuales. Debían respetar la velocidad máxima de 90 km/h. TOTO arrancaba fuerte, como era habitual que se perdiera en el camino, esperaba que pasara otro corredor y lo seguía así no se equivocaba. En la Vuelta de Olavarría de 1990, también corrían los locales, los Hermanos Emiliozzi, con la conocida La Galera, y se largaron a correr fuerte. TOTO le seguía detrás. En esa oportunidad habían venido a fiscalizar las velocidades, y pasó primero La Galera y atrás él, los dos a más de 200 km/h. Después se recibió una carta documento, intimando que iban a cerrar nuestra institución por el exceso de velocidad. TOTO estaban muy asustado, fueron hablar con las autoridades y todo quedó tranquilo, pero igual estaba preocupado por alguna sanción, porque lo permitido era 90 km/h.”
Angel Lo Valvo: “yo corría con Osvaldo Tadía, hijo de Tadeo Tadia, en la agrupación que organizaba y recreaba las Carreras del Ayer. Esta institución comenzó a reunirse en la Calle Cervini, luego en Auto Moto Club, ahora está en Vicente López Automóvil Club, TOTO estaba en la Comisión Directiva. Se organizó el Gran Premio que llegó hasta Tucumán y se volvió por Paraná. Nos recibían bien en todos lados, con muchos agasajos por las fuerzas vivas de esos lugares. Nos reuníamos en los Bomberos, porque ahí podíamos ir todos con los coches, a veces éramos 20 o más. También nos ayudaban con unos litros de nafta por coche, para amortiguar los gastos. Nos ofrecían un almuerzo a todos los corredores y le cobraban al público y con eso sobrellevaban los gastos de la organización. Hoy no hay tantos descendientes corredores. TOTO era un gran amigo, yo tenía un coche que no andaba, me dijo traelo, casi sin mirar lo reparó y dijo lo armamos… anduvo perfecto, hasta el día de hoy. Es el distribuidor, ves es el eje que está suelto, no le hacía falta mirar mucho, enseguida sabía que pasaba con la máquina, era un placer estar con él. TOTO era Mágico….
Personalmente lo recuerdo como un buen vecino, vivía al lado de mi casa, era cariñoso, servicial, atendía mi coche. También recuerdo a su esposa Cecilia, también muy buena vecina, y a su hijo César”.
TOTO partió el 22 de agosto de 2000, después su señora y su hijo.
Siento el deber cumplido, para que no se olviden de TOTO DELLA ROMANA.
Susana Boragno
Fotos: Archivo Susana Boragno