A falta de una ley -ordenada por la Constitución y nunca sancionada- la coparticipación federal es otro de los componentes presupuestarios que se maneja a gusto de quien habite la Casa Rosada. Mientras Fernández y Larreta buscan bajar el tono del conflicto, Buenos Aires seguirá siendo una ciudad rica, aunque aporte más y reciba menos.
Desde la agenda mediática se intentó instalar una disputa sorda entre la Nación y la Ciudad, por la baja en el porcentaje de coparticipación federal.
Pero el presidente Alberto Fernández se ha convertido en una usina de apagar rumores, de socavar conflictos: “es más una noticia desmedida que un problema real. Lo hablé con Larreta y vamos a ver cómo lo resolvemos”.
Alberto intenta quitarle presión a un conflicto por reparto de efectivo entre la Nación y las provincias (la Ciudad Autónoma es una más, desde la reforma constitucional del 94). Y habla en los medios para bajar tensiones. Esa frase la dijo por TN.
Rodríguez Larreta también se manifestó públicamente, luego de conocida la noticia. Se sumó a la intención de Alberto: “Quiero ratificar una vez más mi vocación de seguir manteniendo un diálogo constructivo e institucional con el gobierno nacional”, dijo en Twitter.
No sorprende que el jefe de gobierno recurra una vez más la corrección política.
Rl trabajo sucio lo hizo Maximiliano Ferraro, presidente del partido de Elisa Carrió, la Coalición Cívica.
El diputado nacional se manifestó en contra de la decisión del gobierno de Fernández, de quitarle un punto de la coparticipación federal ($ 36.000 millones).
Ferraro opinó que “esta baja en la coparticipación no sólo afecta la calidad de vida de los vecinos de la Ciudad sino la de todos los ciudadanos que a diario la transitan y vienen a trabajar y estudiar”.
Del lado del FdT, fue el legislador porteño Marcos Barroetaveña quien exhibió argumentos a favor de quitarle plata a Larreta: “La ciudad tiene un presupuesto por habitante superior al del resto de las provincias. En la ciudad, 600 mil vecinos son pobres y 175 mil son indigentes. Ellos no ven los frutos del enorme presupuesto”.
Cuando la Nación le transfirió la policía al distrito, con Macri en la presidencia, le transfirió el presupuesto para la fuerza de seguridad, a través del aumento del porcentaje de coparticipación.
Con su mentor en lo alto del poder, Rodríguez Larreta logró aumentar considerablemente lo recaudado por ese concepto.
Es que el problema de la coparticipación es su manejo discrecional. La Constitución del 94 establecía que un nuevo régimen coparticipable debía regir desde 1996.
Pero éste nunca se sancionó, con lo cual la plata se reparte “a piaccere” desde el Poder Ejecutivo, lo que redunda en beneficiar a los propios y perjudicar a los demás.
El 40% de la coparticipación va a la Nación, y el 60% restante se divide entre las provincias.
El año pasado, por la coparticipación, la Ciudad recibió $ 28.000 por habitante, Tierra del Fuego $ 109.000, Formosa $ 90.000, Santa Cruz $ 66.000 y la provincia de Buenos Aires menos que todas ellas: $ 21.000.
La Ciudad cuenta con uno de los presupuestos más holgados del país. En 2020, gastará más de $ 500.000 mil millones de pesos, lo que equivale a $ 173.000 por habitante.
Aunque se le restaran los $ 36.000 millones que pretende Fernández, el presupuesto sería muy por arriba de la media provincial y municipal: $ 160.000 anuales por habitante, algo así como $ 13.400 mensuales por porteño.
Claudio Serrentino
Foto: diario El Litoral