GABINO EZEIZA. El arte de improvisar cantando

Hoy, los raperos compiten para ver quién improvisa mejor sobre temas de actualidad. No inventaron nada: en el siglo XIX ya lo hacían los payadores, y según cuentan, Gabino Ezeiza fue el mejor entre los mejores de aquel arte de improvisar cantando.

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Si hasta en el original “Café de los Angelitos”, el Negro compartía mesa con otros dos cantores ya reconocidos: Carlos Gardel y José Razzano.

Pero… ¿quién era este morochazo talentoso que vivía casi en la intersección de las actuales Azul y Ramón Falcón?

Hay muy pocos datos sobre la infancia de Gabino: dicen que nació el 3 de Febrero de 1858 en el barrio de San Telmo (pero su partida de nacimiento dice que fue en La Concepción). Que su padre había servido a la familia Ezeiza -de allí el apellido-, y “descendía por su abuelo de un trompa de Rosas”.

Los testimonios de la época hablan del joven Ezeiza. Aseguran que “el negrito Gabino no faltaba nunca a las payadas que se realizaban con frecuencia en su barrio. Escuchaba, conmovido y absorto, los torrentes de coplas que surgían de labios criollos, bajo el alero de los patios coloniales, sobre las vihuelas melodiosas, y sentía despertarse en su corazón infantil el amor a todo aquello”.

Cuenta la leyenda que Pancho Luna, un payador derrotado por el legendario Santos Vega, le regaló a los 15 años su primera guitarra, que el Negro decoró con cintas celestes y blancas.

Y se fue de su casa, a recorrer la pampa y los pequeños pueblos, que entonces ni soñaban con convertirse en grandes ciudades. Poco después, se comenzaría a hablar del talento del Negro Ezeiza.

Según el libro “El canto del payador en el circo criollo”, de Víctor Di Santo, luego de una infancia con estudios primarios incompletos -en los que no aprendió a leer-, el autodidacta Gabino Ezeiza supo ejercer el periodismo en su adolescencia, en uno de los más importantes periódicos que circulaban entre la comunidad porteña descendiente de africanos: “La Juventud”.

A través de sus páginas, se le conoció su producción de poemas y algunos ensayos, entre los que se destaca el “Juicio crítico a la literatura”, título premonitorio de quien posteriormente se destacaría en ese campo.

Pero Gabino Ezeiza era, además, un tipo con ideales. Cuando regresa a Buenos Aires, en 1880, se encuentra con que los radicales, comandados por Leandro N. Alem, están organizando una insurrección: el Negro se sumó a los rebeldes.

En ese mismo año, Gabino Ezeiza se enfrentó con otro payador legendario: Nemesio Trejo (un pasaje de Monte Castro lleva su nombre), en la primera de una serie de payadas que ambos sostuvieron a lo largo de los años, hasta que Trejo, que era escribano, abandonó la guitarra y las improvisaciones para dedicarse a ser guionista teatral.

Gabino ya era famoso. La sola mención de su nombre en una payada, motivaba la presencia de mucho público que llenaba los teatros y los circos (otro logro de Ezeiza: sacar a las payadas de los bares y almacenes, y convertirlas en un espectáculo masivo).

A esa altura de su vida, Gabino Ezeiza ya era un payador “internacional”: estuvo en Montevideo en 1884 donde payó con Juan Nava; debido al éxito de aquella payada, fue recibido por el mismísimo Presidente del Uruguay. El 23 de Julio es el Día del Payador por aquella histórica contienda entre Gabino y el uruguayo Juan Nava.

Luego volvió, en 1888, para enfrentar al hijo de Nava, Arturo, en el teatro “Artigas” de Montevideo. Dicen los testimonios de la época que Ezeiza salió victorioso en aquella payada, y que allí entonó los versos de “Heroico Paysandú”, que años más tarde grabaría el dúo Gardel – Razzano.

En 1891, el Negro Ezeiza tuvo un golpe de suerte: ganó la grande de la lotería. Con esa plata se compró un circo al que bautizó “Pabellón Argentino”. En 1892, recorriendo pueblos, llega a San Nicolás y conoce a Petrona Peñaloza (bisnieta del “Chacho” Peñaloza), se enamoran y tiempo después, se casan.

Su compromiso con los ideales de Alem le provocaron varios dolores de cabeza: el Negro fue a parar a la cárcel y cuando salió, recibió una terrible noticia: le habían quemado el circo.

Pero a Gabino Ezeiza no podían amedrentarlo, y en 1893, mientras su circo andaba por la provincia de Santa Fe -según el autor Wenceslao Galán- “queda probado hasta la evidencia que el portavoz de la rebelión en la ciudad de Santa Fe fue el payador Gabino Ezeiza”. Parece que a través de los carteles de publicidad del circo, se informaba a los rebeldes cuándo debían iniciar el ataque

Volviendo al arte de la payada, otros grandes exponentes del género buscaban enfrentarse con Gabino Ezeiza: en 1894, tuvo una histórica payada con Pablo J. Vázquez (oriundo de Flores) que duró dos noches, en la ciudad de Pergamino. El jurado determinó que el vencedor fue el Negro Ezeiza.

Hay una anédcota muy interesante, bien contada por lagazeta.com.ar:

“en Rauch, se enfrentó con el crédito de La Pampa , Maximiliano Santillán, quien lo había desafiado de modo tan singular como atrevido, por no decir ofensivo, al enviarle en el cuero de un rebenque corralero esta cuarteta:

¿Dónde está ese negro poeta
que tanta fama le dan?
Díganle que Santillán
a ningún negro respeta!

La justa se llevó a cabo en la pulpería ‘El Indio’, sobre un solo tema: ¿Cómo se corta la carne sin cortar el cuero?, que da idea cumplida de las dificultades que aquellos esforzados cantores se proponían vencer, y en ella, pese a la bravata de Santillán, resultó triunfante Ezeiza”.

Un busto realizado por Hilario Vozzo lo recordaba (porque fue robado), en la Plaza de los Mataderos (Lisandro de la Torre y Tapalqué), lejos de su casa donde vivió, en Azul 92 (Floresta), y murió a los 58 años, el 12 de Octubre de 1916, el mismo día que asumió como Presidente Hipólito Yrigoyen, su ídolo político.

Claudio Serrentino

Bibliografía:
– “Gabino Ezeiza, El último payador”, de Antook.
– “El adiós de Gabino Ezeiza”, de Héctor Blumberg.
– “El payador de Flores”, de Marita Cristoforetti, y Alberto Brichetto.
– “Gabino Ezeiza, verdad y leyenda”, de Luis Soler Cañas.
– “El canto del payador en el circo criollo”, de Víctor Di Santo (inédito).
– El espacio cultural de los mitos, ritos, leyendas, celebraciones y devociones. Buenos Aires, Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico de la ciudad de Buenos Aires, 2003
– www.lagazeta.com.ar.
– www.todotango.com.

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