Composteras en la Huerta del Corralón de Floresta

Los residuos que generamos en nuestros hogares están compuestos en un 50% por restos orgánicos, es decir, restos de frutas, verduras, otros alimentos, poda, entre otros. Cuando arrojamos estos residuos a la basura, sin separarlos en el origen, son enviados al relleno sanitario de la CEAMSE, lo cual implica diversos impactos económicos, sociales y ambientales, derivados tanto de la disposición final como de su transporte hasta allí.

Estos problemas se pueden evitar si los residuos orgánicos son separados en origen y tratados de manera diferenciada. Una de las opciones tecnológicas es el compostaje que, además de tratar el residuo orgánico, permite producir enmiendas orgánicas que colaboren a mejorar la calidad de los suelos. Este proceso de compostaje es tan antiguo como la misma civilización humana   y   puede   realizarse   a   diferentes   escalas:   industrial, municipal,  comunitario y domiciliario. En los dos primeros casos es necesario recolectar los residuos desde el generador y tratarlos en una planta centralizada, mientras que en los demás el tratamiento se realiza in situ y no es necesaria una recolección y transporte.

Existen numerosos manuales que explican cómo llevar adelante este proceso, uno muy recomendable es el manual desarrollado por el INTI (https://www.inti.gob.ar/publicaciones/descargac/348).

Si bien la tecnología de tratamiento es ampliamente extendida, poco se sabe sobre la calidad de los productos (compost) obtenidos a través de los compostajes de baja escala producido por los vecinos y vecinas. Por ese motivo, desde la Facultad de Agronomía desarrollamos el proyecto Composta:Orgánicos (www.labciudadano.net/composta-organicos/) con el fin de generar información accesible a la comunidad sobre las características del compostador urbano, el proceso de compostaje domiciliario y comunitario en la Ciudad de Buenos Aires y la calidad del producto generado, así como incentivar esta práctica.

Este proyecto tiene dos instancias de participación, abiertas para cualquier ciudadano interesado, ya sea que composte o no. La primera instancia consiste en tres encuestas diferentes, destinadas a personas que: (1) realizan compost en su hogar, (2) participan de compostaje comunitario o (3) no compostan. Estas encuestan nos ayudan a comprender las motivaciones, dificultades y hábitos de la población en relación con sus residuos orgánicos. Luego, para los primeros dos grupos, se ofrece la toma de muestra de compost maduro para analizar su calidad. Los voluntarios que participen de esta instancia serán invitados a encuentros para debatir el efecto de las distintas prácticas de manejo del compost sobre su calidad y entre todos construir las hipótesis que expliquen los resultados encontrados.

La participación de la ciudadanía es clave para este tipo de proyectos, ya que se enmarca en lo que se conoce como Ciencia ciudadana. Esta metodología permite obtener información científica involucrando a la comunidad, y vinculándolo con especialistas y agentes gubernamentales. A su vez, la participación ciudadana permite a los científicos expandir la recopilación de datos temporal y espacialmente mientras promueven la preocupación por un problema ambiental.

Facultad de Agronomía – Proyecto Composta Orgánicos

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