Multitudinaria marcha antifascista en todo el país

¿Qué necesidad tenía el Presidente de decir lo que dijo en Davos? ¿Por qué eligió ese rol de predicador intolerante, delante de los más ricos del mundo? Si ahí se habla de economía… ¿Será que no tiene nada bueno que mostrar?

Lo cierto es que el primer mandatario insultó. Ofendió. Y esta vez, no se la dejamos pasar.

Ellos, los “raros”, los “distintos”, putos, tortas, travas y lo que quieran ser. Ellxs la hicieron corta. Se organizaron y nos convocaron. Elles levantaron la bandera, y encabezaron una marcha impresionante.

Ellxs, elles, lxs que la sufrieron -y la siguen sufriendo- salieron a las calles con colores, con alegría, y todes nos sumamos. ¡Y la sensación es hermosa! Te sentís contenido, integrado. Ni expulsado, ni señalado, ni acusado. Maravilloso.

Tan bella como heterogénea, la marcha se parió en tan sólo una semana. Y hubo miles y miles. En Buenos Aires, y en muchas ciudades del país y el mundo.

Entre el Congreso y Plaza de Mayo, la inmensa multitud decretó que somos libres. Pero libres de verdad; sin discursos acusadores, sin deditos señalando, sin puritanismo vetusto.

La represión se quedó con las ganas. Esta vez, el protocolo no pudo imponer su brutalidad.

Soy lo que quiero ser. Y vos, igual. O distinto. Pero SIEMPRE, respetándonos y aceptándonos. Una cuestión tan simple, que tanto les cuesta aceptar.

¡Cuánto les duele nuestra libertad…!

Nos unen las diferencias, algo raro para cierta parte del mundo, esa que pretende estereotipar, definir cómo tenés que sentir y con quién te debés acostar… como desde el principio de los tiempos intentan las religiones. Sin éxito, claro, el resultado está a la vista.

Somos como somos. Nos aceptamos. Y compartimos la lucha (el que no lo entiende, se quedó en el siglo XIX).

Será porque estoy viejo… pero verlos así, alegres, frescos, coloridos, con sus ocurrencias en forma de pancartas, sus ropajes originales, sus consignas y sus palabras precisas… me hace creer que no todo está perdido.

Demostraron que más allá de lo que transmiten los medios, hay una realidad. Que los medios pueden tapar esa realidad durante cierto tiempo, pero cuando la realidad copa la calle, no hay manera de esconderla.

Gracias por la diversidad, la integración, la rebeldía, el amor, la dignidad. Y por todo lo bueno que vendrá. Que se logrará con más lucha, claro.

Claudio Serrentino

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