Mala costumbre: trabajar gratis para grandes empresas

Antes, hace mil años, durante el siglo XX cambalache, ser cliente era un lujo.

Ahora nos damos cuenta: nos atendían amablemente, nos sonreían, nos hacían sentar, y a veces, hasta nos convidaban un cafecito.

“El cliente siempre tiene razón”, era el lema de aquellos años, tan lejanos de éstos, donde los clientes hacemos -gratis, para colmo- el trabajo que deberían hacer nuestros proveedores.

EJEMPLO “CAJITA INFELIZ”: Salís con tu hijo, nieto, pariente, y lo invitás a una de esas franquicias que venden hamburguesas. A vos no te gusta, pero al invitado sí. Llegás, y te derivan a una pantalla gigante en la cual tenés que hacer VOS el pedido. Vos no entendés nada, simplemente querías acercarte al mostrador, y encargarle la cajita feliz a la empleada. Pero no. Al ratito viene una chica que pretende ayudarte. Te explica. Vos no le prestás atención, pero ella insiste con preguntas, del tipo ¿con ketchup…? El resultado: se tardó más en tomar el pedido “rápido”, que si le hubieras encargado a la chica del mostrador.

EJEMPLO “NO ME BANCO IR AL BANCO”: Los centros comerciales suelen tener varias sucursales bancarias cerca. He visto en ellas una cola inquietante frente a los cajeros para depositar. El problema es que el efectivo hay que depositarlo en esos cajeros. Como algunos comercios manejan efectivo en cantidad, deben ir a depositar varias veces por día al banco, por cuestiones de seguridad. El asunto es que los billetes, si no están sanitos y alisaditos, se traban. Y cuando se traban, he visto casos en los que han debido iniciar el depósito varias veces, hasta que el cajero se “convence”, y acepta el billete rebelde. Detrás de esa persona con el problemita, se formó una fila interminable, que probablemente padezca el mismo drama. Así, todos los días hábiles. Un suplicio.

EJEMPLO “YO TE CONOZCO (PERO COBRATE VOS)”: Los hipermercados también tienen su isla de “auto cobro”, a través de la cual se promete “pagar sin demoras”, lo cual casi nunca sucede, porque las personas que compramos, estamos preparadas para comprar, no para ser cajeros. La única vez que intenté “hacer más rápido”, fue para peor, porque el posnet no leía mi tarjeta, así que tuve que reiniciar el proceso varias veces. Mientras tanto, otra clienta que había ido por la cajera humana después que yo, ya estaba en su casa preparándose el mate, mientras yo llamaba al de seguridad, para que llame a la persona encargada de auxiliarme.

En síntesis: la tendencia del siglo XXI es “consumí, cobrate vos mismo, y andate”. Ninguna atención, y lo peor: LO DEBEMOS HACER GRATIS. Ni siquiera te hacen un descuento, mientras ellos montan terminales autoservicio que no necesitan de empleados.

Claudio Serrentino