Desde 2007 hasta ahora -que dejará la Jefatura de Gobierno para convertirse en Presidente- Mauricio Macri definió políticas que beneficiaron -o no- a los porteños. Aquí, un breve repaso sobre las palabras y los hechos de 8 años de gestión, mirado desde la realidad que se vive en el oeste de la Ciudad.
Mauricio Macri baila en Costa Salguero. Ya había acertado un pleno en las elecciones anteriores, cuando María Eugenia Vidal cortó la hegemonía peronista en la Provincia de Buenos Aires. Ahora, se le dio el Loto con los dos jackpots. La mayor aspiración de su carrera política, iniciada hace apenas 12 años, llegaba a su techo: la Presidencia de la Nación.
Poco más de la mitad de la población no bailaba, pero estaba satisfecha: había triunfado la idea de iniciar una nueva etapa, y al mismo tiempo, terminar con la gestión K.
La gran pregunta es: ¿sabe el 51% de los argentinos que votaron a Macri, qué hizo durante sus ocho años como Jefe de Gobierno de la Ciudad? Como porteño y periodista, conozco la respuesta. Pero mejor, antes que bancarse mi perorata, será preferible un repaso por su gestión, con palabras y números.
EL COMIENZO DE LA HISTORIA
En 2003, en la primera elección que participó como candidato, Mauricio Macri había ganado en primera vuelta por 37% a 33%; pero en el balotaje perdió 53% a 46% con la fórmula Ibarra-Telerman, que había logrado el apoyo del entonces Presidente Néstor Kirchner y el ARI de Elisa Carrió.
Después vino el doloroso Cromañón, a Ibarra lo echó la Legislatura –por iniciativa del PRO– y Jorge Telerman asumió en su reemplazo. La competencia electoral de 2007 fue entre el Jefe de Gobierno provisorio, Mauricio Macri y Daniel Filmus.
El PRO aplastó al FPV: 45% a 12%. En la segunda vuelta, Macri llegó a la Jefatura de Gobierno ganando 60% a 40%.
Para ganar aquella elección, Macri había hecho varias promesas al electorado. Este es un análisis en algunas áreas, de lo que hizo y lo que dejó por hacer Mauricio Macri como Jefe de Gobierno de la Ciudad.
ECONOMÍA
Es el punto vital para entender la gestión de Macri durante estos 8 años. El presupuesto de 2007 era de 11.000 millones de pesos. En su último año como Jefe de Gobierno, contó con 85.000 millones. Claro, ese número fue posible gracias al voraz aumento de los impuestos (el ABL subió 739% durante el período). Mientras que la deuda de la Ciudad aumentó entre 2007 y 2015 un 1144% (de $1.760 millones a se elevó a $ 21.909 millones). La deuda en dólares se multiplicó 4 veces y media, de U$S 452 millones a U$S 2.032,4 millones.
TRANSPORTE PÚBLICO
Es el área donde más se destaca el trabajo de este gobierno. El cambio de la imagen aérea de la Avenida 9 de Julio da la magnitud de lo hecho, que curiosamente no tiene nada que ver con la GRAN PROMESA hecha por Macri en 2007:
“Vamos a construir 10 kilómetros de subte por año”.
No construyeron ni siquiera 10 kilómetros en 8 años: se contabilizan 8,5 en todo el período, sumando la nueva línea H y la prolongación de las líneas A y B (incluídos los talleres, todo planificado por el gobierno de Ibarra). A propósito de la línea A, el gobierno no previó extenderla hasta Floresta pese a que las vías llegan hasta Joaquín V. González. Los vecinos protestaron, pero no hubo caso. Para compensar, después del traspaso del subte a la Ciudad, compraron nuevos vagones para las líneas A, B y D.
Se lanzaron con el Metrobus en la Juan B. Justo, que luego se multiplicó en diferentes puntos de la Ciudad (el último, por la autopista Illia). El transporte de colectivos ganó tiempo para sus pasajeros, pero salvo en las zonas donde está la Metropolitana, no hay controles que eviten el ingreso a los carriles exclusivos de motociclistas y automovilistas.
Los carteles que indican cuánto tardará el próximo colectivo, al menos en esta zona, no andan. Y lo más importante: no decrece la cantidad de vehículos que circulan en la Ciudad, que es la otra pata del plan: mejorar el transporte público para que la gente abandone el auto, así se generará menor polución ambiental.
Las bicisendas intentaron que los porteños vuelvan a usar la bicicleta. Pero como en otros aspectos de la gestión, sólo se desarrollaron en el centro y el norte de la Ciudad, al igual que el sistema de bicicletas gratuito.
VIVIENDA
En la Ciudad de Buenos Aires hay medio millón de personas con problemas de vivienda, entre habitantes de villas e inquilinos. Durante ocho años de gobierno, apenas pudo construir algo más de 1.500 viviendas. Se sabe que es un tema acuciante, hay mucha gente desesperada. Cabe recordar la desgracia vivida en los terrenos del Parque Indoamericano, hasta ese entonces, un gigantesco baldío.
Los inquilinos tampoco la tienen fácil: cada dos años hay que renovar el contrato, lo que implica desembolsar mucho dinero. El gobierno porteño pareció querer ayudarlos con el “Alquilar se puede”. Pero no sirvió de mucho: apenas 10 (sí… ¡10!) de 15.000 anotados pudieron acceder a la garantía del Banco Ciudad. Hay muchas inmobiliarias que no la aceptan, quieren sólo “garantía propietaria de familiar”, algo que mucha gente no está en condiciones de cumplir.
Otra de las promesas de Macri versión 2007 fue “vamos a urbanizar las villas”. En plena campaña presidencial, aseguró: “Hemos urbanizado tres villas: la 19, la 3 y la 17”.
Según explicó a Chequeado.com Luciana Bercovich, coordinadora del área de Derechos y Construcción Comunitaria en Villas de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), “se cuenta con escasa información tanto sobre las mandas firmadas, las obras en ejecución y el origen y el monto de las partidas que se destinaron al programa”. La ACIJ ya ha presentado varios pedidos de información sobre el tema, “pero siempre nos contestan con el mismo power point, que no contiene detalles sobre cambios estructurales”, agrega Bercovich.
EDUCACIÓN
Fue un área muy conflictiva: el estado edilicio de las escuelas era lamentable al asumir la gestión del PRO. Un plan de infraestructura escolar intentaba paliar la situación. Sindicatos docentes y centros de estudiantes denunciaban carencias e irregularidades. En 2008 los alumnos reclamaron por la falta de calefacción en las escuelas secundarias, y los docentes por aumento de salarios. Fue el año que los alumnos porteños tuvieron menos de 180 días de clase.
En 2009, el gobierno porteño vende terrenos públicos en la zona sur de la Ciudad y anuncia el “Plan Catalinas”: con la plata de la venta, se construirían 31 escuelas. Tres años después, se había construído sólo una. En 2010 se inició el Plan Integral de Educación Digital, que prometió repartir notebooks entre todos los alumnos y profesores de las 528 escuelas de la Ciudad que tendrían acceso a Internet por vía Wi-Fi. En 2012, los estudiantes tomaron colegios por cambios en los planes de estudio. En 2014 sindicatos docentes denunciaron las “aulas container”. Luego de arrancar el ciclo lectivo, las protestas se desvanecieron.
En 2015, después de más de 50 años de reclamos vecinales, se abrió la nueva sede de la escuela “Prefectura Naval Argentina”, de Villa Real. Pero la escuela de Danzas “Jorge Donn” de Villa Luro, todavía espera el nuevo edificio. Ahora, por lo menos, apareció el cartel de obra.
SEGURIDAD
En la campaña electoral de 2007, Macri había prometido “un policía para cada manzana”. Los desencuentros con Kirchner primero, y Cristina después, para tratar de destrabar la cuestión de la autonomía y traspasar la Policía Federal a la Ciudad, lo llevaron a crear la Policía Metropolitana, presentada en Febrero de 2010.
Su primer Jefe, el “Fino” Palacios fue corrido de su cargo porque trascendieron sus antecedentes como encubridor en el atentado terrorista a la AMIA (entre otros). El debut de la Metropolitana en las primeras planas de los diarios fue decididamente malo: reprimió a manifestantes que pretendían evitar la demolición del Hospital Borda.
Después de 5 años, la Policía Metropolitana cuida sólo 3 de las 15 Comunas. Hace pocos días, en un episodio confuso, un efectivo de la Metropolitana asesinó a un joven en el barrio de La Boca. En medio de la campaña electoral, Vidal dijo que era un episodio de violencia de género, versión desmentida por la propia esposa de la víctima.
Ni miras, por ahora, de custodiar en la Comuna 10. Otra gran deuda en este punto es la actividad ilegal de los manteros, que coparon las veredas de las avenidas Avellaneda, Rivadavia (de Parque Rivadavia a Primera Junta), Cabildo y el centro de Liniers. En ocho años, el fenómeno creció. Nunca hubo una respuesta por parte del gobierno de Macri.
ESPACIO PÚBLICO
En general, Buenos Aires está linda donde siempre estuvo linda: los barrios turísticos y los de gente con gran poder adquisitivo, es decir el centro, San Telmo, Recoleta, Palermo, Belgrano. Allí se realizó una mega obra para evitar inundaciones. El resto de la Ciudad está como siempre, con sus limitaciones y carencias.
Mirando los barrios de la Comuna 10, se llega a la conclusión que los grandes cambios se dieron durante el último año (¿casualmente?). Hay plazas que hicieron a nuevo (Monseñor Laffite y Udine), otras que habían hecho a nuevo y debieron rehacerlas por presión de los vecinos (Banff) y otras, abandonadas (Velez Sarsfield y Villa Real).
Anunciaron que pondrían guardianes en las plazas, pero en la zona escasean. Estas cuestiones, además de veredas, baches y luminarias, debieron manejarlas las Juntas Comunales con presupuesto propio. Sería más fácil, son vecinos, están cerca y conocen el barrio.
Pero el gobierno porteño atentó contra ellas, manejando el dinero “a discreción” a través del Secretario de Gestión Comunal Eduardo Macchiavelli. Es más: el nuevo Jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, cada vez que viene por estos lares, “pasa por encima” de las autoridades locales, tomando nota de árboles que podar, luces que faltan, etc. ESA TAREA ES DE LAS JUNTAS COMUNALES, EL JEFE DE GABINETE -PRONTO DE GOBIERNO- NO DEBE PERDER TIEMPO EN ACCIONES QUE LE CORRESPONDEN A OTROS.
La obra de los desagües del Arroyo Maldonado no dio los resultados esperados: en 2013, a lo largo de la Juan B. Justo, hubo inundaciones. En Versalles nunca se había inundado. Las calles Bermúdez y Cervantes quedaron en pésimo estado después de la obra.
El gobierno porteño inauguró la Plaza “Las Toscaneras de Villa Real” en el ex Agrocom por pedido de algunos frentistas nucleados en Vecinos Autoconvocados de Villa Real. Pero la obra no fue propuesta por el Consejo Consultivo, ni se planificó en el ámbito de la Junta Comunal.
Lamentablemente quedaron afuera, por cuestiones de espacio, áreas vitales como Salud, Desarrollo Social y Cultura.
Claudio Serrentino
Fotos: GCABA, Fortuna Web
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