En el proyecto de presupuesto para 2020, el ejecutivo porteño incluye una nueva variable: ajustar los impuestos según el índice de inflación.
La voracidad del gobierno porteño no tiene límites: además de manejar el presupuesto de una de las ciudades más ricas del mundo -lo que no termina de reflejarse en la calidad de vida de los porteños- ahora propone engordar aún más sus arcas, como si fuera un emprendimiento privado más.
En el proyecto de presupuesto 2020, Rodríguez Larreta incluye la idea de ajustar los impuestos según el alza del costo de vida. La propuesta incluye una simpática guía, que explica que “en enero el alza en las partidas de ABL que recibirán los vecinos se fijará con la inflación de agosto de este año, 3,4%, según el Índice de Precios al Consumidor de la Ciudad (Ipcba). ¿Por qué la referencia es agosto? Porque el cálculo del presupuesto se hace en los 12 meses que van de agosto a julio”, según explica el portal del diario La Nación.
Es que Larreta no puede disimular su espíritu de emprendedor privado. Y como tal, ahora va por el “ajuste automático”, como hacen las grandes marcas con sus productos todos los meses.
¿Será en agradecimiento a los vecinos que lo apoyaron en las últimas elecciones?
¿Será para deshacerse definitivamente de las culpas y evitar -con este “novedoso” sistema- anunciar futuros aumentos de impuestos, pensando en su hipotética candidatura presidencial?
Aunque en realidad, alguien que quiere ser presidente no debería pensar en la manera más eficaz de cómo aumentar impuestos, sino todo lo contrario. Sobre todo, si está a punto de presentarse como futuro candidato…
Mientras el país pasa penurias, Buenos Aires se da estos lujos. Opulencia que -para colmo- no se ve reflejada en la calidad de vida de los porteños, que no la pasan bien.
El proyecto de Larreta seguramente será aprobado por la “mayoría automática” de Vamos Juntos en la Legislatura.
Igualmente, espero la reacción pública de otros sectores políticos, para frenar este atropello al bolsillo de los contribuyentes, quienes no pueden ajustar en nada sus ingresos.
Por el contrario, se desgajan por la voracidad de las grandes corporaciones privadas, y un Estado insaciable.
Claudio Serrentino
Foto: Cadena 3