El gobierno porteño sigue beneficiando a las zonas donde cosecha más votos, que casual/causalmente es en el norte rico de la Ciudad. Lo que marca todavía más las diferencias con el resto de los barrios.
Ayer, el Gobierno de la Ciudad anunció la conversión de la avenida del Libertador, ícono de la zona norte porteña, en una “calle compartida”.
Según el secretario de Transporte Juan José Méndez, “Vamos a transformar una de las avenidas más emblemáticas de la Ciudad en una calle compartida para peatones, ciclistas, pasajeros de transporte público y conductores”.
Dice la gacetilla oficial: “El proyecto potenciará los diferentes usos de la avenida Del Libertador que cuenta con una amplia oferta cultural de centros, museos e hitos turísticos (Cementerio de la Recoleta, MALBA, Centro Cultural Recoleta, Jardín Japonés, Museo Nacional de Bellas Artes; Museo de Arte Decorativo; Biblioteca Nacional; la ex Espacio de Memoria y Derechos Humanos y Museo); diferentes instituciones recreativas y espacios públicos (Club Ciudad, Obras, Golf, Parque Tres de Febrero, Estadio Monumental, la Floralis Genérica, la Facultad de Derecho, el Centro de Convenciones Buenos Aires, el Parque Thays, el Rosedal, el Planetario); centros comerciales como Patio Bullrich, Paseo Alcorta y Recoleta Mall y diversos puntos de intermodalidad (23 líneas de colectivo, centro de trasbordo Retiro, estación de subte Facultad de Derecho, estaciones viaducto Mitre y Ecobici)”.
Queda claro que la idea es potenciar aún más la zona norte, donde las diferencias de infraestructura diseñadas por el Estado porteño son notorias, comparadas con el resto de la Ciudad.
La administración Larreta apunta a seguir enamorando a dos públicos:
- 1) el votante “fijo” de Juntos por el Cambio, que se concentra en esa zona. Las grandes cantidades de sufragios que cosecha en las comunas de Recoleta, Palermo y Belgrano, son las que le permiten ganar por “afano” (60% de los votos) en la Ciudad.
- 2) difundir la eficiencia del gobierno porteño por el mundo, ya que ese es el circuito turístico que recorren la gran mayoría de viajeros que visitan Buenos Aires.
Una ciudad “moderna”, que busca convertir una avenida emblemática en “inteligente”, y que ese avance sea comentado en todo el mundo, es el sueño de todo gobernante. Si a eso se le suma el supuesto avance “democrático” de esta medida y el beneficio ecológico… (Méndez habla de “una calle con más lugar para todos y más verde”).
Es que el problema no está, precisamente, en esa zona, ya ampliamente beneficiada con todo tipo de ornamentos, corredores, paseos, macetas que brillan, bebederos pintorescos… lugares “lindos”, en suma, que no se parecen en casi nada al resto de la Ciudad, excepto por el color de las paradas del metrobus, y de los palitos indicadores en calles y avenidas.
Porque en el Buenos Aires profundo, ese que está al sur y al oeste, las necesidades no son de estética, precisamente. Hay otros problemas, más graves, que condicionan la calidad de vida de quienes vivimos allí.
Dos ejemplos de estas carencias, que siguen sin resolverse después de varios años de reclamos vecinales:
- La escuela “Jorge Donn”, en la Comuna 10, sigue a medio construir después de varios años y reclamos judiciales de la comunidad educativa.
- En la Comuna 8, el supuesto hospital Grierson, varias veces inaugurado pero que –después de varios años, también- no cuenta con la infraestructura necesaria para funcionar como tal. Multipliquen esas carencias por el resto de los barrios, y les dará el resultado REAL de la Ciudad.
Para esta gestión –Macri primero, Larreta ahora- Buenos Aires empieza y termina en esa franja, la que está cerca del río. Su política definió que algo de esa bonanza que brilla en las calles de Palermo, Recoleta o Villa Urquiza, quizás se “derrame” (término que les encanta, es como repartir las sobras) hacia otros lugares.
“Tenemos un Plan Futuro para mejorar la calidad de vida de las personas y el tiempo que pasamos juntos, y una calle con más lugar para todos y más verde forma parte de esa Ciudad a la que queremos ir”, dijo Juan José Méndez al presentar el proyecto de la avenida del Libertador.
Jamás se les ocurriría empezar por avenida Eva Perón, o por avenida Dellepiane. Quedó demostrado en las extensiones de subte, y la eliminación de barreras, SIEMPRE las mejoras ocurren en el norte porteño.
La primer pregunta es por qué el Plan es “futuro”, si hace 14 años que gobiernan la Ciudad. La segunda, por qué, durante esta década y media, los ciudadanos no pudimos opinar y definir ese plan, si en Buenos Aires rige el sistema de la democracia participativa (artículo 1° de la constitución).
Queda claro que si son ellos solos los que deciden, unos siempre son beneficiados; y otros, siempre son olvidados.
Claudio Serrentino
Foto: Prensa GCABA