Después del fallido soterramiento… llega el sapito a Irigoyen

En 40 años de democracia, ningún gobierno logró brindar una solución definitiva al problema que generan las barreras del FFCC Sarmiento, para el tránsito y los peatones.

Se prometieron decenas de soluciones, algunas disparatadas, otras carísimas. Se gastó mucho dinero, pero no aportaron mejoras. Los Estados -nacional, provincial, municipales- iniciaron estudios, propusieron obras, e incluso, iniciaron algunos emprendimientos faraónicos. Ninguno brindó la solución prometida.

En los ’90 anunciaron la construcción de un túnel bajo nivel en la avenida Boyacá, lo que provocó el rechazo de los vecinos de Flores. A principio de los 2000 se prometió el soterramiento del ferrocarril, que incluía el “corredor verde del oeste”, un gigantesco parque se construiría arriba del tren soterrado, y que abarcaría desde Caballito a Liniers.

Los presidentes Kirchner, Fernández de Kirchner y Macri prometieron varias veces el soterramiento. Pero la realidad cambió abruptamente las prioridades para el ramal Sarmiento. La tragedia de Once, el 22 de febrero de 2012, obligó a las autoridades a encarar la renovación total de vías, máquinas, vagones y estaciones.

El soterramiento parecía estar cerca, con la compra de la tunelera “Argentina”, que fue prendida dos veces: en 2012 y 2016. En 2018, el trabajo subterráneo había llegado a Liniers. Pero la obra volvió a pararse por falta de financiamiento.

Luego llegó el tiempo de los viaductos, construídos en los ramales San Martín y Mitre. El tren y las estaciones “por arriba”, obras que fueron proyectadas y construídas en el lapso prometido.

Sobre el final de la gestión presidencial de Alberto Fernández, llegaron al oeste del conurbano los puentes para el tránsito, que evitan las barreras “por arriba”. Los puentes se concretaron hasta Ramos Mejía. En Haedo, frente al hospital Guemes, está casi terminado, sólo le falta realizar la conexión con la calle, pero… “no hay plata”.

Hasta ahora, viaductos y puentes fue lo único concreto, después de 40 años de estudios de impacto, licitaciones, promesas, inauguraciones, reinauguraciones, apretada de botón y demás etcéteras que sólo traen malos recuerdos.

La nueva promesa oficial son los “sapitos”, cuya denominación correcta es pasos bajo nivel. Según la definición oficial, “Los pasos bajo nivel evitan cualquier tipo de contacto entre trenes y autos, favoreciendo la seguridad vial de los vecinos de la Ciudad. También permiten una mayor conexión entre barrios, una circulación más fluida y reducen significativamente la contaminación ambiental”.

Construirán uno en la calle Irigoyen, barrio de Villa Luro. El 11 de julio pasado se realizó la llamada, y el 2 de septiembre se abrirán los sobres de la licitación.

Previamente se había realizado una reunión “informativa”, a la que concurrieron muchos vecinos. Tantos, que varios se quedaron sin preguntar. Los funcionarios habían prometido un nuevo encuentro que, finalmente, no se concretó.

Claudio Serrentino

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