Al mediodía de un día de verano de 2025, Crónica TV muestra varias pantallas: Pinamar, Mar del Plata, estudio central con Chiche Gelblung, y la pobretona costa de Vicente López.
Desde la década del ’70 que se sabe que las aguas del Río de la Plata están contaminadas. Más o menos, desde que yo era chico. Alguna vez, con mi vieja Irma y mi hermana Mariana, fuimos a Saint Tropez, playa porteña ubicada a espaldas del Aeroparque.
Poco tiempo después, se clausuraron las playas “por contaminación”. En los noticieros de entonces, se mostró gente con gigantescas ronchas, producto del roce con las aguas infectadas del Río de la Plata.
La evidencia visual lo determinó claramente. Esas aguas estaban contaminadas.
Sí. Los que andan en veleros, los surfistas, siguieron disfrutando del Río de la Plata, aún con el agua contaminada. Hacen sus piruetas con esas olas chiquitas del río. El mismo río que impide a los pobres, revolcarse en sus playas.
Muchas décadas después, un móvil de Crónica TV apareció otra vez por las playas de Vicente López. Allí, la temperatura, al mediodía, es largamente superior a los 30 grados en el conurbano costero.
Se ve a muchas personas bañándose en las aguas contaminadas del Río de la Plata, una información confirmadísima desde principios de los ’70.
El reconocido periodista y actual vejete mediático, Chiche Gelblung, se permite dudar del concepto: “¿cómo que no hay ningún cartel que indique que no se puede meter uno al agua?”.
El movilero confirma: “no hay ningún cartel”. Mientras el móvil sale al aire, la gente sigue sumergiéndose en el agua contaminada del Río de la Plata, tirándose agua, jugando, como si estuviera todo bien.
La pantalla del canal se parte en cuatro: Pinamar, Mar del Plata, el estudio de Crónica con Chiche/Yoda dominando la escena, y la playa contaminada de Vicente López. La incredulidad se amplifica mientras enfoca a los que se sumergen en el agua pútrida del Río de la Plata, toma formas de realidad irreal.
“Si no hay carteles, ni está la Prefectura, es porque el agua no está contaminada”, es el pensamiento ciertamente lógico de Chiche, que no se acuerda ni de Saint Tropez, ni de casi nada que se refiera a la contaminación del río. Discute con sus panelistas y como siempre, trata de imponer su criterio.
Los que quieren darse un chapuzón en el agua -ojalá fresca-, no tienen tantos pruritos: se meten y listo. Es deseable que no tengan consecuencias posteriores.
El movilero les pregunta a los entrevistados, si saben del agua contaminada.
Los entrevistados afirman que no les importa, que vienen de lejos, que hace mucho calor, que no pueden llegar al mar. No lo dicen, pero lo piensan: la vida es una sola.
Chiche Gelblung se harta del tema y manda otra placa que llame la atención de los televidentes. Un asesinato, un secuestro, una violación.
El calor castiga a porteños y bonaerenses. La vida sigue, ojalá, sin consecuencias.
Me dan mucha pena los que se meten en el agua contaminada, sólo para aplacar el calor. Que no haya nadie que se los impida, que los prevenga, que los eduque. Y que mientras tanto, la cosa siga como si nada grave fuera a pasar en un futuro próximo.
Claudio Serrentino