Quizás sea porque se vienen las elecciones, quizás sea porque se vienen las elecciones y la incertidumbre atacó al PRO… lo cierto es que desde la Ciudad tratan de tomar la iniciativa con diversos anuncios.
Ahora les tocó el turno a los contenedores, ese lugar adonde depositamos todo lo desechable. Un lugar al que siempre es incómodo ir, aunque sean las 3 de la mañana (juro que jamás fui a esa hora… a ver si me multan).
Los contenedores -nombre técnico para lo que yo llamaría grandes tachos de basura– suelen tener un olor putrefacto. Me llegaron rumores de que nunca los lavan; que las ratas suelen usarlo como un Mc Donalds al que hay que entrar, y ni siquiera tipear el pedido; que duermen indigentes; y que peatones suelen usarlo como baño, cuando perciben que no hay un baño público cerca, y ya no quedan fuerzas para aguantar.
Estos gigantescos tachos suelen ocupar el frente de determinadas casas (quién lo definirá? con qué criterio?). Si yo fuera jefe de Gobierno, les cobraría menos ABL a las casas que les tocó tener el tacho enfrente. Igual, supongo que ninguna rebaja aplacará el mal momento de salir de tu casa, y encontrarte con el tacho desbordado, maloliente… debe ser muy desagradable. Como cuando pasás cerca de cualquier tacho. Pero peor. Ese está ahí todos los santos días de tu vida, cada vez que entrás y salís. Horrible.
El asunto es que lo del mal olor parece que llegó a las altas esferas. Aunque seguramente, todos los tachos por donde pasó Jorge Macri olerán bien, sólo porque los que organizan las visitas del jefe de Gobierno avisan con antelación: “va el jefe… que no falle nada”. Entonces los deben limpiar, acicalarlos, sacarles lustre. Poñerles un moñito. Todo para quedar bien.
Los que no somos Macri, sabemos que en el resto de la Ciudad no es así. Que los olores fétidos de los tachos oficiales te quedan impregnados durante varias cuadras.
Alguien, en el gobierno, prestó atención a esto. Lo tiró en una reunión de funcionarios. Alguien propuso: ¿y si les tiramos perfume? Se habrán reído. Luego, alguno se puso serio y dijo: “en serio… y si les tiramos perfume?”.
Y ahí está el titular de Perfil: Rociarán 33 mil contenedores porteños “con perfume de limón para evitar el olor a basura” en verano
La nota asegura que este trabajo es parte del ‘Programa Intensivo de Desodorización‘ (lo cual me ha provocado un par de carcajadas, espero que no se ofendan).
Si caminás por por Mataderos, con los deshechos de los frigoríficos, probablemente no alcance con una rociada. Mejor será bañarlos y enjabonarlos bien, varias veces al día.
Más allá de las humoradas, me pregunto en serio si ya sacaron el cálculo de cuántos votos creen que recuperarán con los contenedores rociados con fragancia limón. Porque de eso -nada más, y nada menos- se trata esto de la desodorización.
Claudio Serrentino