Debieron multiplicarse los casos de Covid19 en los barrios vulnerables, para que los gobernantes vieran el riesgo que implica la propagación del virus en los sectores más postergados. Reacción tardía que intenta tapar con propaganda la triste realidad que se vive allí.
Como Cristóbal Colón en 1492, el presidente Alberto Fernández parece haber descubierto las villas el 26 de Mayo de 2020, cuando declaró: “lo primero que debe enseñarnos la pandemia es que vivimos en un país injusto”, ya que la emergencia sanitaria por el coronavirus dejó “al descubierto la desigualdad en la que vivimos”, dijo. Los propagandistas del oficialismo -una vez más- salieron a aplaudirlo, como si hubiera anunciado la vacuna contra el covid19.
Es una verdadera pena que ni el primer mandatario (que fue jefe de gabinete entre 2003 y 2008), ni Axel Kicillof, ni Horacio Rodríguez Larreta, se hayan dado cuenta un tiempo antes. Si hubieran tomado nota de esta novedad -para ellos- hace unos años, los pobladores de los barrios vulnerables se hubieran ahorrado innumerables problemas.
Porque el partido de Larreta gobierna la Ciudad desde hace 13 años. Y en ese tiempo, lo único que hizo en estas zonas fue asfaltar un par de cuadras, colocar farolas, unas macetas y un par de bancos de cemento. Maquillaje para sacarse la foto y filmar un spot publicitario.
Kicillof y Fernández no están exentos de la responsabilidad de haber estado en el poder: su partido gobernó 28 de los últimos 36 años de democracia en la provincia, y 24 años en el país.
Se supone que el peronismo se ocupa de los que menos tienen; en tierra bonaerense suele tener apoyo mayoritario del electorado.
¿Y…? ¿Dónde están los resultados de tantos años en el poder?
La clase política, después de tanto tiempo de no querer mirar, recién se anoticia de la cruda realidad al verla en directo por los canales de TV.
Sin agua, o con poquísima agua –algunos cuentan con un hilito apenas, que sale de una canilla clandestina-, sin lo más básico para higienizar e higienizarse, sin viviendas dignas, amontonados entre pasillos y calles de tierra, sin la infraestructura elemental que tiene cualquier barrio que se precie de tal (escuela, sala de salud, seguridad, alumbrado, limpieza, recolección de basura, oficinas municipales… ¡PRESENCIA DEL ESTADO!).
Y no son algunos “marginales”, como se los llama despectivamente desde un sector de la sociedad (ése que nunca vivió privaciones).
Se calcula que en los barrios vulnerables del AMBA viven alrededor de 2 millones de personas. Un montón de gente, a la que los partidos políticos intentan controlar mediante prebendas que reparten, a su antojo, los punteros partidarios barriales.
Lo poco/mucho con que cuentan esos barrios, es gracias a las organizaciones locales, que se defienden como pueden ante la adversidad.
La realidad vuelve a superar a los discursos. Si por lo menos se hubieran ocupado de estos sectores de riesgo hace 68 días, cuando se anunció la cuarentena… Si hubieran trabajado coordinando acciones con las organizaciones locales… SI HUBIERAN ESTADO PRESENTES EN LOS LUGARES DONDE MÁS LOS NECESITABAN, con acciones concretas y recursos suficientes, hoy habría muchos menos infectados.
En los barrios vulnerables de la Ciudad, al día de hoy, se contabilizan 2993 casos y 24 fallecidos. El 40% del total de los infectados en territorio porteño.
El tiempo perdido no es un dato menor. Recién hoy, el gobierno porteño anuncia la instalación de “50 Postas de Prevención en los principales accesos a los barrios vulnerables de la Ciudad para detectar potenciales casos de COVID-19 midiendo la fiebre y otros síntomas a los vecinos. Así, el operativo sumo 35 nuevos puntos y más que triplicó el número con respecto a la primera semana”.
Es decir que recién a dos meses exactos del comienzo de la cuarentena, se les ocurrió instalar las primeras postas, cuando el virus ya se estaba esparciendo por los barrios.
Curiosamente, en la misma conferencia de prensa, el gobernador de la provincia trata de esquivar culpas: “con qué lógica se puede pensar en una flexibilización de la cuarentena, en momentos en los que se están quintuplicando los contagios”.
Olvida decir que los casos se quintuplican porque los Estados no hicieron prevención desde el inicio de la pandemia; por la falta de testeos; por la necedad de seguir olvidando a los olvidados.
Sergio Berni se pasea delante de las cámaras con su traje amarillo flúo, a la entrada de la villa Azul. Dice estar ahí para “garantizar el aislamiento”.
Los habitantes de ese barrio no pueden ni salir, siquiera, a la carnicería. ¿Les proporcionarán todo lo necesario para soportar la cuarentena…?
Los testimonios hacen dudar. Silvia, vecina de allí, declaró a la Rock&Pop: “Hay gente mayor que está totalmente aislada. Estamos también atendiendo a las familias con muchos chicos. Tenemos el caso de un chico que salió de una operación y no puede comer lo que le da el Gobierno porque tiene que hacer dieta“. ¿Cuántos casos cómo estos habrá en Villa Azul…?
Sobre Larreta, cabe citar una nota de Tiempo Argentino:
Ante la multiplicación de los contagios en los barrios vulnerables, un alto funcionario confirmó la resignación de Larreta y su Gabinete. “En ese tema los nuestros han hecho todo realmente mal y las consecuencias están a la vista”, se lamentó la fuente en referencia a la gestión de la ministra de Desarrollo Humano y Hábitat, María Migliore, y al dispositivo que trabaja sobre los barrios pobres de la Ciudad.
Lo cierto es que, pese a este reconocimiento público de errores, María Migliore sigue haciendo propaganda vía Twitter. Como si estuviera haciendo todo bien.
Los tres mandatarios, más resignados que convencidos, siguen adelante con su discurso, que está presuntamente comprometido con la salud pública y el cuidado de la población… cuando en los hechos, se ve diariamente -en el número de infectados y fallecidos- cómo se olvidaron de los dos millones de personas que más los necesitaban, en los barrios vulnerables.
Entonces, el debate, la nueva y ridícula grieta no es “cuarentena o anti cuarentena”, sino: comprometerse EN SERIO con el cuidado de TODA la población, o seguir haciendo declaraciones que, en los hechos, no significan nada.
Claudio Serrentino
Foto: Télam