La conmoción que genera el video es instantánea: el arma que se asoma, el acto reflejo de Cristina de cubrirse, el alivio al ver que el disparo no sale.
¿Qué hubiera pasado si el arma se disparaba…? Mejor ni pensarlo.
Fueron poquísimos segundos, entre la acción del atacante y la reacción de la vicepresidenta. Segundos que hubieran modificado la historia.
Y, ¿la verdad? Me tienen podrido con las eternas discusiones sobre la política, que casi nunca traen soluciones, pero prefiero seguir escuchando ese conventillo, a enfrentarme con el fantasma de un magnicidio. Y sus impredecibles consecuencias.
Dicen que el fallido magnicida es brasileño (vino en los ’90), vive en Villa del Parque, tiene 36 años, se llama Fernando Sabag Montiel, trabaja en Uber, hace poco salió en Crónica TV, y sigue a grupos “de odio” en redes sociales.
La casi desgracia encontró juntos ¡por fin! a oficialistas y opositores, aunque siempre hay excepciones, como la desubicada Amalia Granata.
El presidente decretó feriado nacional “para que el Pueblo Argentino pueda expresarse en paz y armonía, en defensa de la vida y la democracia, y en solidaridad con nuestra vicepresidenta”.
Después del feriado, cuando pase esta conmoción que puso en vilo a un país entero, sería bueno ejercer la democracia; esto es, ni mas ni menos, lograr que el Pueblo Argentino pueda vivir tranquilo, sin carencias de ninguna índole, gracias a la acción eficaz de los tres poderes que conforman el sistema democrático.
Claudio Serrentino
Foto: Perfil