Un estudio de la UCA, indicó que la asistencia alimentaria llegó a 6 de cada 10 niños y niñas de entre 0 y 17 años por parte del Estado en un contexto en el que 4, 2 millones de los niños, niñas y adolescentes experimentaron inseguridad alimentaria total en el último año.
El número de niñas, niños y adolescentes (NNYA) que pasan hambre en la Argentina se volvió a reducir en el último año hasta quedar por debajo de los niveles prepandémicos aunque la privación alimentaria total todavía supera levemente las cifras de 2019 y la asistencia alimentaria del Estado llega a 6 de cada 10 niños, niñas de entre 0 y 17 años.
Estas cifras forman parte del último documento estadístico producido por el Barómetro de la Deuda Social de la Infancia de la Universidad Católica Argentina (UCA), que también reveló un notable crecimiento de la cobertura estatal de las necesidades de salud y educación, en detrimento de los sistemas privados.
El estudio muestra un considerable aumento en el número de hogares con chicos de clase media -en términos socioeconómicos- que recibieron ayuda alimentaria directa o programas de transferencia de ingresos en 2022 en relación a 2019.
“Lo que vemos de manera bastante reiterada en los indicadores de derechos de la infancia es que tuvimos una situación muy regresiva durante la pandemia y, recién en 2022, retornamos a los valores de déficit previos, en muchos casos no llegando a esos niveles”, analizó la coordinadora de este estudio, Ianina Tuñón, en diálogo con la prensa.
No obstante, remarcó que esta mejora encierra igualmente “aumentos importantes de la desigualdad social”.
El estudio muestra que 4, 2 millones de los niños, niñas y adolescentes (NNYA) experimentaron inseguridad alimentaria total en el último año, lo que implica que 31.4% de esta población vio reducida la dieta de alimentos en 2022 por problemas económicos; mientras que 1,6 millones (12.3%) tuvieron privaciones alimentarias graves, es decir, pasaron hambre (inseguridad alimentaria severa).
Si bien ambos indicadores mejoraron ostensiblemente con respecto al año anterior, cuando se vio reflejado el impacto de la pandemia de coronavirus, todavía se mantienen relativamente estables respecto a 2019: la inseguridad alimentaria severa descendió 1.75 puntos porcentuales en relación a la prepandemia -14 versus 12,3%- mientras que la inseguridad alimentaria total rozó los valores de tres años atrás -30.5 versus 31.4%-.
Como contrapartida, la ayuda alimentaria directa -ya sea a través de comedores escolares, viandas, comedores comunitarios, copa de leche- y la indirecta -por medio de la tarjeta Alimentar- pasó del 39.2% en 2019 al 59.3% en 2022, lo que representa su máximo histórico desde 2010.
Fuente y foto: Télam