En un día como hoy, en el que miles de periodistas vuelven a ser despedidos, echados, maltratados y perseguidos por el poder –imputándoseles delitos penales– debemos recordar el énfasis valorativo de Mariano Moreno: se escribe a favor de alguien y en contra, también, de alguien, porque no se puede ser neutral ante el sojuzgamiento, la mezquindad, la crueldad, la impunidad o la injusticia. Se redacta contra el colonialismo mental y a favor de la verdadera libertad. La de todos. Se habla y escribe para acercarse de forma sistemática a las orillas de la emancipación.
En este día que recuerda al periodismo militante de mariano Moreno, abrazo a los comunicadores que se resisten a ser poleas de transmisión de los privilegiados. A los que desafían a las corporaciones. A los que no abandonan los sueños de construir una Patria para Todos, una Latinoamérica unida y un mundo más justo, pacífico y bello.
Pero sólo abrazo a los que renuncian a ser intelectuales orgánicos de las oligarquías y se asumen como trabajadores junto al pueblo. Sin grandilocuencia ni narcisismo. Celebro junto a quienes no se sienten partícipes de la inoculación de versiones y discursos lobotomizadores. Brindo con quienes desenmascaran al neoliberalismo, enfrentan a la perversión reaccionaria y se paran orgullosos junto a los desposeídos.
Me abrazo con quienes saben que la verdad se milita. Y que saben la causa real por la que asesinaron a Rodolfo Walsh, otro periodista parado en las antípodas de la hipocresía y la neutralidad funcional a los poderosos. Me abrazo a quienes hoy recuerdan a las y los periodistas desaparecidos y se niegan a ser parte de las operaciones de prensa revestidas de show mediático berreta.
Saludo únicamente a quienes asumen las convicciones de una palabra o una imagen que no puede ponerse en venta. Que se niega a mercantilizarse porque se rechaza el trencito del poder. Porque exige rotular a sus titulares, sus cómplices, sus testaferros y sus monigotes televisivos. Porque reclama saber cuáles son sus máscaras. En donde residen los distribuidores de los sobres y la comercialización y la manipulación de las conciencias.
Sólo me abrazo a los que son la expresión del coraje necesario para señalarlos. Incluso a expensas del riesgo que supone desnudar sus vísceras oscuras de perversión y crueldad. El resto que festejen, embelesados, con sus patrones, en las poltronas acomodaticias de la mezquindad y los premios otorgados en los salones del exhibicionismo.
No tenemos nada en común con ellos. Mariano Moreno la tenía clara.
Jorge Elbaum
(publicado originalmente en Dejamelo Pensar)