Cuando Sarmiento planteó un universo dicotomico entre civilización y barbarie trajo en su prédica disonante un problema recurrente en los procesos civilizatorios. ¿Qué hacer con el otro? ¿Lo destruimos, lo integramos? ¿Cómo? ¿Lo obligamos? ¿Lo convencemos?
La problemática tuvo consecuencias vinculadas a las políticas públicas y sobre el territorio mismo, la urbanística como dimensión política se ve en algunos proyectos con tintes segregacionistas. Muchos de ellos fueron fundantes para el territorio conurbano.
Podemos decir que existe continuidad y correspondencia histórica entre el problema del indio, el problema del inmigrante indeseado y el cabecita negra y los suburbios. A estos tres temores se correspondieron distintas políticas públicas: El “problema con el indio” tuvo dos proyectos cabales: Uno Fue “la zanja de Alsina” , que toma su nombre del ministro de Guerra de Nicolás Avellaneda. El proyecto integracionista y civilizatorio junto a los tratados y acuerdos de paz había tambaleado porque Namuncurá , Juan Catriel y Vicente Pincel se la había picado toda al gobierno.”No te van a alcanzar todas flechas” dijo Alsina, y mandó a construir una zanja de protección contra los malones con fuertes y fortines que iría de Bahía Blanca a Córdoba.Una muralla china pero para abajo.
Encargaron la construcción a un personaje lateral pero interesante para la historia argentina: Francis Ebelot,ingeniero y escritor francés. Le dijeron “franchute, clávate una zanja de acá a acá , de más o menos 2.65 metros de ancho por 1.75 de largo. Cuando termines avísanos.”
Y ahí fue Ebelot, intentando laburar entre estafadores, changarines, indios, soldados, espías y gauchos. De esta experiencia se desprenden sus hermosos textos: relatos de fronteras y la Pampa.
El proyecto se volvió inviable y caro. Así que decidieron que la integración a la fuerza era el mejor de los planes: la campaña al desierto fue la respuesta a la certidumbre que generaban los indios. Ebelot se sumó porque también se había cansado de la integración mediante la paz.
Solucionado el tema del indio, y con el fomento de la migración transoceánica hacia 1880, el Estado argentino encontró otro elemento anómalo al que combatir. El extranjero que esperaba la generación del 80 no llegó, los migrantes traían entre sus pocas pertenencias libros rojos.
Anarquistas, socialistas, comunistas, tirabombas, ninjas y bicivoladores llegaron ideas que no maridaban bien con un estado conservador que buscaba organizar las multiplicidades. A la vez que cazaban anarquistas se desplegó una respuesta institucional ante el extranjero.
La ley de residencia o Ley Cané, de 1902, permitía al poder ejecutivo pegarles una patada en el ojete a los extranjeros sin intervención judicial. Durante estos años seda un hecho particular que habla de las consecuencias de vivir en la ciudad en aquella epoca:
La primera gran huelga popular en argentina fue en 1907, y la hicieron los inquilinos, como consecuencia de la suba de alquileres y el pésimo estado de las casas de inquilinato. La huelga terminó con represión , el anarquista Miguel Pepé moria a manos de la poli de Ramón Falcón.
Ese día, un anarquista ucraniano de nombre impronunciable juró venganza, y años despues se iba a cargar de un bombazo a Falcón.
Es durante esta época que se comienza a pensar en otro proyecto segregacionista (es anterior a la ley Cané) al interior de la ciudad de Buenos Aires, en algún momento se pensó en la construcción de un canal de Circunvalación, de 60 metros de ancho por 4 de profundidad.
Su objetivo era rodear las zonas altas de la ciudad a través de un canal navegable que resguarde la zona urbanizada y alta de la civilización ¿saben a quién le encargaron la construcción del canal? sí, al mismísimo Ebelot. Unas ganas de separar tenía el vago…
The Walking Conurban