
Con palos, gas pimienta, camiones hidrantes y balas de goma, las fuerzas de seguridad reprimieron sin piedad a jubilados, hinchas y trabajadores que participaban de la manifestación.
Miles de efectivos se apostaron en los alrededores del Congreso, que pronto fueron superados por los miles de manifestantes que acompañaron el reclamo de los miércoles de los jubilados.
Imágenes viralizadas mostraban el violento golpe de un policía a una jubilada, que cayó desmayada. Ese fue sólo el comienzo.
Un rato antes, un jubilado de 91 años declaró en Crónica TV: “prefiero morir en una marcha, que de hambre”.
La reaparición de camiones hidrantes hizo recordar a la represión durante la dictadura. El gobierno exacerbó los ánimos desde la mañana, cuando el bolacero -perdón, el vocero- Adorni dijo que la marcha era de barras bravas, izquierdosos y militantes K.
En TN anotaron cuidadosamente esa definición, y la dejaron fija casi textualmente, como zócalo. No pierden ocasión de fragmentar cabezas.
La represión empezó poco después de las 4 de la tarde, cuando las fuerzas de seguridad intuyeron que la masa era incontrolable. Como siempre, dejaron cerquita un camión con piedras, y una cámara registró cuando policías tiraban un arma sobre el césped de la Plaza de los dos Congresos, con la intención de decir que los “barras estaban armados”.
Sobre el cierre de esta nota, los manifestantes armaron barricadas y marchaban hacia Plaza de Mayo. En el camino, prendieron fuego a un patrullero, una moto policial y varios contenedores de basura.
Adentro del Congreso, seguía la farsa: La Libertad Avanza y el PRO no votaron la ayuda de emergencia para Bahía Blanca. Cierta parte de la política se sigue resistiendo a registrar la realidad.
Ojalá se despierten antes que sea demasiado tarde. CON LOS JUBILADOS, NO.
Claudio Serrentino