
Celebramos y recordamos el 9 de Julio, disfrutamos del desfile, pero si nos detenemos a pensar lo que costó organizarlo, cómo era el estado de situación, nos daríamos cuenta los difíciles momentos pasados, lo incierto que resultaba tomar esa decisión, lo peligroso y agotador que era llegar a un lugar tan distante. Hay momentos que se asemejan a los actuales, determinar los fueros de los diputados, los indultos que se podían tomar, los recursos con los que se contaba, etc.
Se editó un periódico: “El Redactor del Congreso Nacional de las Provincias Unidas de Sud América”. Permite conocer algunos detalles de su funcionamiento. El primer año estuvo en Tucumán, los tres siguientes en Buenos Aires.
Aquel 9 de julio de 1816 es la partida de nacimiento de la Nación. Había españoles y criollos, donde unos privilegiaban el orden existente y la fidelidad al monarca, otros pugnaban por las ideas de progreso, de libertad e independencia. Era necesario juntar energías, valor, esfuerzos y sacrificios personales para imponer sus ideales. No fue fácil. Declarar la Independencia podía parecer una insensatez, pero lo hicieron. Eran tiempos difíciles. Pero las Provincias Unidas del Río de la Plata lograron declarar la Independencia y nunca más dependimos de la corona española.
Lo que hoy se conoce como país, entonces eran pequeños pueblos desperdigados en un amplio territorio. Existían largas distancias incomunicadas entre sí, unidos por la fidelidad a un remoto y lejano monarca. Esos pueblos estaban enlazados por la lengua y por la fe religiosa, que eran elementos aglutinantes. Se convivía en la precariedad y en la sencillez, pero ellos querían la Patria Propia, por la que estaban luchando hacía más cinco años. Decían: queremos conducir nuestras propias vidas.
Buenos Aires estaba amenazada por todos lados. Lo mismo ocurría en el Alto Perú. Las guerras se reiteraban, los muertos también. Güemes y sus gauchos eran los defensores de la frontera Norte. No era el momento oportuno, nunca lo era, se llevaban la plata y otros minerales a Lima. Por momentos, los invasores atacaban por todos lados. Los paraguayos no se involucraban, estaban aislados de la guerra de la Independencia, porque esto le limitaba sus negocios. El Reino de Portugal estaba asentado en Río de Janeiro y era una buena plataforma para invadir a Buenos Aires. A su vez, Fernando VII se había liberado de Napoleón y recuperado el trono; pensaba enviar una numerosa expedición al Río de la Plata. El corso, después de Waterloo, estaba preso por los británicos en la Isla Santa Elena. Carlota Joaquina, la hermana mayor de Fernando VII, ambicionaba extender sus dominios en la Banda Oriental. Belgrano fue vencido en Vilcapugio y Ayóhuma. El ejército español había penetrado en el territorio patrio. España había mandado más de 2.000 hombres a Montevideo, y desde allí amenazaba a Buenos Aires, mientras otras tropas atacaban desde Chile.
En Buenos Aires, los revolucionaron organizaron una flota de guerra al mando del marino irlandés, Guillermo Brown, que destruyó la escuadra española. Fue el fin del proyecto español de la reconquista en la zona. A su vez, se organizó en la ciudad una nueva expedición al Alto Perú, sin éxito, por la incapacidad de del general Rondeau, que fue derrotado en Sipe Sipe. Artigas estaba distanciado con los patriotas. Pero a pesar de todo, el espíritu criollo estaba fuerte, aunque los realistas dominaban la región.
Dos figuras próceres ejercieron profunda influencia en las decisiones del Congreso: San Martín y Belgrano; y una tercera voz, la del nuevo director, el general Juan Martín de Pueyrredón. San Martín se encontraba preparando un ejército para cruzar la cordillera y vencer a los realistas de Chile, que contaban con un ejército mayor que el suyo. Parecía una locura, pero tenía el apoyo de Pueyrredón.
Había un inmenso territorio despoblado, vacío, con unos pueblitos aislados entre sí, con grandes distancias que transitar. Había fatiga moral, muchos muertos, mutilados, quedaban viudas, huérfanos. Faltaba andamiaje jurídico. La pregunta era ¿Qué era la Primera Junta de Gobierno? ¿Qué origen tenían los Triunviros?
Así y todo, con tantos temas adversos, se organizó el Congreso. Se realizó desde la nada. Grandes distancias separaban a los pueblos, con lentitud del transporte y comunicaciones. Varios no llegaron por la falta de recursos. Para algunos era una zona muy atrasada con medios de producción obsoletos. A pesar de tantas dificultades, las fatigadas carretas iban camino a Tucumán, durmiendo al sereno de posta en posta, bajo las estrellas, por esos largos y peligrosos caminos. Tucumán era un pueblo de 12 manzanas. Desde lejos se podían ver las torres de las cuatro iglesias, y la del Cabildo. Primero llegaron los porteños y los cuyanos. Este era el panorama.
Los demás fueron llegando y finalmente el 24 de marzo de 1816, se inauguraron las sesiones del Congreso y juraron sus miembros, previa misa del Espíritu Santo, en la Iglesia de San Francisco de la pueblerina Tucumán. Una salva de cañonazos, anunció al pueblo la apertura de las deliberaciones en un clima de gran tensión. Se dudaba la participación del Litoral, liderados por Artigas, quien se había enfrentado con el gobierno de Buenos Aires. No estuvieron presentes los representantes de Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes, el territorio de Misiones y la Banda Oriental.
El 26 de marzo de 1816, la Asamblea recibe los honores militares. Se discutieron los fueros que debían tener los diputados y la inmunidad de sus personas, el Congreso los protegía de futuros cuestionamientos. Ellos estaban convocados para declarar la Independencia y aprobar la Constitución, también resolver el tema de los indultos en el caso de los desertores, y administrar los pocos recursos con los que se contaban, las arcas estaban exhaustas. “El Redactor” publicaba y daba sus opiniones. San Martín impulsaba a los diputados a la firma de la Independencia. El 12 de abril de 1816 le escribió una carta a Don Tomás Godoy Cruz: “Mi amigo y paisano: ¿ Hasta cuándo esperamos declarar nuestra independencia?…Es ridículo acuñar moneda, tener pabellón y la cucarda nacional y …hacer la guerra a un Soberano de quien se dice dependemos y permanecer pupilo de sus enemigos?….Godoy le contestó…que la independencia no era soplar y hacer botellas. San Martín …yo respondo que mil veces más fácil es hacer la independencia que el que haya un solo americano que haga una botella…”.
Las reuniones secretas fueron para establecer la forma de gobierno a adoptar. Estos hombres se propusieron crear un Estado y una Nación. Por entonces el Estado era incierto, no sabían quienes se sumarían al proyecto. Era una realidad imprecisa. Existía una guerra fratricida entre patriotas y realistas. Si la Nación no existía, había que crearla. La Declaración de la Independencia no implicó el fin de los conflictos. Existía una deuda pendiente, redactar la Constitución. Pero a pesar de tantos inconvenientes, el Congreso se llevó a cabo y sentó las bases para la primera Constitución del año 1819.
El primer presidente del Congreso fue Pedro Medrano y se resolvió que la presidencia iba a ser rotativa y mensual. Se designaron dos secretarios: Juan José Paso y José María Serrano. El 3 de mayo, con la asistencia de 25 diputados, y bajo la presidencia de Castro Barros, el Congreso eligió Director Supremo al diputado de San Luis, coronel Juan Martín de Pueyrredón, quien obtiene 23 votos, agradece su designación y presta juramento en el acto. Se lo autoriza instalarse en Buenos Aires e inspeccionar el ejército. El Congreso adoptó como Bandera oficial, la que el Triunvirato había obligado guardar a Belgrano. Comenzaba entonces el ascenso del grupo criollo. Se pensaban en proyectos monárquicos como una salida natural de ese momento.
San Martín estaba preparando el ejército para vencer a los españoles en Chile y después pasar a Perú. Necesitaba contar con el apoyo económico de Buenos Aires. Fue una gran hazaña y una epopeya. Para Joaquín V. González, estos diputados constituyeron la Asamblea más nacional, más argentina y más representativa que haya existido jamás en nuestra historia. El 1° de julio, el Soberano Congreso, eligió presidente a Francisco Narciso Laprida, representante de Cuyo.
Después de su viaje a Europa, Belgrano los reunió secretamente el 6 de julio; les contó que todo el mundo hablaba de monarquía, que sería un requisito para un reconocimiento de nuestra Independencia. Propuso la coronación de un descendiente inca, con capital en Cuzco, y que eso aseguraría la adhesión de los indígenas. La idea entusiasmó a algunos diputados de la causa revolucionaria. Para los porteños, la coronación del inca era inadmisible, no querían transformarse en un reino. Proponían una federación de provincias. La discusión entre monárquicos y republicanos siguió cada vez más acaloradamente, sin llegar a un acuerdo. Se tenía bandera, moneda, himno, símbolos patrios que nos identificaban como nación, aunque la independencia política no garantizaba la independencia económica.
El 9 de Julio se aprobaron los 17 puntos, la sesión estuvo presidida por Laprida: “Declaramos solemnemente a la faz de la tierra que es voluntad unánime e indudable de estas Provincias romper los violentos vínculos que las ligan a los Reyes de España, recuperar los derechos que le fueron despojados …e investirse del alto carácter de una Nación libre e independiente del Rey Fernando VII …”.
Se aprobó por unanimidad y se levantó el Acta. Seguía preocupando la forma de gobierno. El 19 de julio, por indicación de Medrano se le agregó a la declaración del 9 de Julio el propósito de “ser libre también de toda otra dominación extranjera”. El 21 de Julio el Congreso ante las autoridades y pueblo, prestó el juramento acordado en la sesión del 18. El 29 de Julio se dispuso mandar a imprimir 3.000 ejemplares del Acta de la Independencia, 1.500 en castellano, 1.000 en quichua y 500 en aymará.
El 25 de septiembre se fija a Buenos Aires como sede provisoria del Congreso y el 2 de octubre se aprobó el manifiesto, explicando las razones de su traslado. El 1° de enero de 1817, se resolvió poner término a las sesiones en Tucumán y el 17 de enero fue la última sesión. Los tres años siguientes fueron en Buenos Aires, en el edificio donde había funcionado el Consulado en el que fue Secretario Manuel Belgrano, en la calle San Martín 135, hoy Barrio de San Nicolás.
El 19 de abril inicia en Buenos Aires las sesiones preparatorias. Avanzando en el tiempo, el 25 de mayo de 1819, en sesión solemne, se jura la Constitución de las Provincias Unidas. Ese documento inspirado en principios aristocráticos y centralistas, provocó un rechazo unánime de las provincias. La concentración del poder que quería ejercer Buenos Aires ayudaron al surgimiento de un grupo de caudillos contrario a los intereses porteños. Todo llevó a la Batalla de Cepeda, en febrero de 1820, donde los caudillos exigieron la disolución del Congreso y la plena autonomía de las provincias. Buenos Aires se constituyó como provincia independiente y su primer gobernador, Sarratea, con López y Ramírez, firmaron el 23 de febrero de 1820 el Tratado de Pilar, donde se admitía la necesidad de organizar un nuevo gobierno central caducando el que existía.
Algo más. El 22 de septiembre de 1829, quien fuera el presidente del Congreso de Tucumán durante la Declaración de la Independencia, murió asesinado por las fuerzas de Aldao. Laprida había nacido en San Juan en 1786, estudio en Buenos Aires en el Real Colegio de San Carlos de Buenos Aires, se recibió de abogado en Chile, colaboró con el movimiento revolucionario de mayo, inició una profunda amistad con San Martín, aportando recursos para la campaña de Chile y Perú. Desempeñó varios cargos. En 1829, cuando Facundo Quiroga invadió la provincia de San Juan, huyó a Mendoza. Pero fue atacado por los montoneros de Aldao y asesinado. Sus restos se confundieron con otros cadáveres.
CELEBREMOS CON ALEGRÍA EL 9 DE JULIO, DIA DEL NACIMIENTO DE LA PATRIA, QUE TANTO COSTÓ CONSTRUIR.
Susana Boragno