En América TV, Antonio Laje editorializa casi todo el tiempo. No se privó de emitir su opinión cuando tocó la noticia del tuit de Gabriel Batistuta, en el que destaca, básicamente, el esfuerzo de sus padres. Dice que él siguió esa línea. El remate del comentario del Bati es: “Fui un idiota por respetar esos ideales?”
Según Laje, en Argentina hay igualdad de oportunidades. Sigue bajando línea: “esa igualdad la da que todos vamos a la escuela pública; a partir de ahí, es mérito o no de cada uno”, dice el conductor, con una simplicidad de criterios que asusta.
No sé dónde estudió Laje, pero debo contradecirlo: la escuela pública, en sí misma, no genera la igualdad de oportunidades.
Ejemplo: el chico A y el chico B van a la misma escuela, viven en el mismo barrio, juegan en el mismo club. Pero el chico A tiene internet en su casa, el chico B no. El chico A, además, cuenta con su propia notebook, su madre no trabaja y lo ayuda en las tareas. Por las tardes toma cursos de diversa índole, todos los días uno distinto: inglés, taekwondo, teatro infantil.
El chico B no cuenta con ninguno de esos recursos; su mamá no puede ayudarlo con las tareas porque debe salir a trabajar todo el día, todos los santos días. En la casa hay una pc, que está ocupada casi siempre por su hermano mayor.
Si fuera un partido de fútbol entre A y B, las ventajas de A serían equivalentes a jugar con 13, mientras en el equipo de B, con suerte y viento a favor, llegarían a 8 jugadores.
Es que, de entrada, las diferencias económicas marcan el rumbo de cualquiera. Porque no es lo mismo vivir en una casa alquilada (por lo cual, chicos y grandes sufren desarraigo, pierden amistades y sentido de pertenencia) que en la casa propia. No es lo mismo salir a pasear en auto, que en colectivo.
Obviamente, el chico B puede triunfar, pero deberá esforzarse muchísimo más que el chico A.
Además, están los círculos sociales.
Si el chico A tiene un padre profesional, ese padre estará integrado a un ambiente en el cual, le resultará mucho más fácil conseguir trabajo y progresar: ser “hijo de…” le abrirá puertas, le facilitará el futuro.
En cambio, para B será todo en base a currículums, filas, entrevistas y demás filtros para conseguir un puesto de trabajo.
Desde hace algunos años, quedaron todavía más marcadas las diferencias en la educación: entre los que mandan a sus hijos a colegios privados, son mal vistos quienes los mandan a las escuelas públicas.
La lamentable frase de Macri “cayó en la escuela pública” tiene su sustento entre esos grupos. No se elige, “se cae” porque no se tiene con qué pagar. Criterio elemental que prioriza la cantidad de dinero, antes que la calidad de educación.
Esos conceptos también se hacen carne en los chicos. Seguramente, por allí deben andar, también, los hijos del futbolista y el conductor.
Batistuta debería saberlo: si él llegó, fue por su talento sin igual. Pero en el fútbol, como en la mayoría de las actividades, muchas veces no llegan los más aptos, sino los “hijos de…”. El mérito del Bati fue saber pegarle a una pelota. Gracias a esa habilidad, logró tener un nivel de vida entre los top de la Argentina.
Testimonios como el del futbolista, editoriales como las de Laje, pretenden inducir a pensar que millones de argentinos no triunfan, porque no quieren. Lo cual es falaz e incluso insultante, para todos aquellos que se sacrifican, pero no logran progresar en la vida.
No es lo mismo vivir de prestado, que tener una casa. No es lo mismo tener un auto, que una bicicleta. No es lo mismo alimentarse adecuadamente, que comer lo que se puede. No es lo mismo que los dos padres puedan acompañarlos en los estudios, a que estén ocupados todos los días, todo el tiempo, y no puedan dedicarle tiempo a sus hijos.
Esas diferencias marcarán el desarrollo, o no, de cada familia.
La pregunta, en todo caso, debería ser: ¿por qué millones de argentinos NO LOGRAN PROGRESAR PESE A SUS SACRIFICIOS, por qué ellos NUNCA podrán comprarse una casa, por qué, aún haciendo el mayor esfuerzo, no pueden acceder, en muchas ocasiones, ni siquiera a lo básico?
Desde sus campos en Santa Fé, Batistuta quizás no se lo haya puesto a pensar seriamente, y hasta esté sorprendido por la trascendencia de sus dichos.
Pero Antonio Laje no desperdició la oportunidad para “bajar línea” a favor de los que tienen, y tratar de ineptos a los que no tienen… sólo porque no tienen.
Claudio Serrentino
Foto: whoateallthepies.tv