Todos los vehículos con patente de la Ciudad de Buenos Aires, deben grabar las autopartes de sus vehículos en los centros habilitados, según lo ordena la ley 3.708 que rige desde 2011. La aplicación de la norma tuvo varias postergaciones, y ahora está en vigencia: la multa cuesta $ 1.000. Trampas a la hora de concurrir al taller de grabado, que cuestan caras.
Para dar cumplimiento con lo dispuesto por la ley 3.708, todos los propietarios de vehículos automotores que estén radicados en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires, deben concurrir a grabar las autopartes de sus vehículos.
Según el gobierno porteño, la finalidad de esta ley “es protegernos entre todos, brindar mayor seguridad y evitar el robo de vehículos para su posterior desguace, una de las principales causas de muerte e inseguridad”.
En 2015, el Gobierno de la Ciudad salió a intimar a los propietarios de los vehículos patentados desde 2012, con una nota que decía: “Le recordamos que la ley 3708 se encuentra en plena vigencia –dice la comunicación oficial- y establece la obligatoriedad del grabado de autopartes para todo el parque automotor radicado en el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires constituyendo una eficaz herramienta de prevención contra el robo automotor para su posterior comercialización ilegal”.
Lo curioso es que la concientización por parte del Estado local para que los ciudadanos conozcan la nueva norma fue casi nula, tanto, que ni siquiera los concesionarios estaban al tanto de la ley. Esa desinformación le cuesta cara a los propietarios: la multa por no tener las autopartes grabadas ronda los $ 1.000.
Para realizar el grabado, hay que pedir turno en alguno de los ocho talleres habilitados. El turno se puede pedir por internet, en el sitio oficial del GCABA, o a través del 147.
El gasto por la ineficacia en la comunicación del gobierno porteño sigue a cargo de los contribuyentes: en la página que se saca turno, dice que el costo es de $ 650.-, pero una vez en el taller, la desinformación empeora.
Allí, nadie te dice cuáles son las autopartes que se deben grabar por ley. Entonces, los empleados te “apuran” con otro “servicio”: grabar los vidrios sale $ 300.- más (pero no es obligatorio), lo cual ni siquiera debería insinuarse en un taller que tiene el logo del Gobierno de la Ciudad en la puerta.
La oferta de “extras” sigue: “30% de descuento y tres pagos sin interés para blindar los vidrios”. Falta que realicen cambio de aceite y filtro…
Según la ley 3.708, la obligatoriedad es para “todo vehículo automotor registrado en esta jurisdicción ante el Registro Nacional de la Propiedad Automotor, del grabado del numero de dominio- tres letras y tres números- en seis (6) partes de la carrocería del vehículo : puertas (lateral externo), capot (parte interior y superior), y baúl (parte interior y superior), en caso de tratarse de un vehículo de dos (2) puertas se realizara en los parantes a media altura del mismo cumplimentando las seis (6) partes, debiendo ser designados los lugares específicos a ser grabados por vía de reglamentación”.
Es una vergüenza que nadie impida que se ofrezcan los servicios “extra” que prestan estos talleres “habilitados”, que para colmo -según el legislador Alejandro Bodart– pagan una suma irrisoria como canon anual: en 2015, era de $ 13.000… ¡por año! (con la recaudación de dos días pagan todo el año).
Sandra González, de Adecua (Asociación de Defensa de los Consumidores y Usuarios de la Argentina), declaró a INFOBAE que la finalidad de esta disposición es “meramente recaudatoria”. “¿Cuál es el beneficio de tener esto? Toda la carga es para el usuario, para el consumidor y terminamos pagando todos un servicio que debe dar el Estado”, dice. Y agrega: “Debería ser público el procedimiento por el cual seleccionaron los talleres de grabado“.
Por otra parte, ¿es útil una norma que sólo tiene aplicación para los vehículos de la Ciudad de Buenos Aires, donde cotidianamente circulan miles de vehículos de otras jurisdicciones, los cuales serán blanco fácil para los delincuentes, ya que hay una oblea que se los “informa”?
Pero… hay que hacerlo, o se corre el riesgo de la multa. Un curro legal, diría mi abuela.
Claudio Serrentino
Imagen: GCABA