La Legislatura definió que el 6 de Diciembre es el Día de los Medios Vecinales, un reconocimiento formal a un rubro periodístico que registra aquellas noticias que ocurren “acá nomás”. En sus fundamentos, la norma sostiene que los medios de comunicación locales “son actores fundamentales en la vida social de los distintos barrios”. La lucha sigue dando frutos.
Aquello de la “objetividad periodística” es un mito, o un invento de los que no se atreven a tomar postura ante determinadas cuestiones.
No me interesa teorizar, ni definir nada: simplemente, digo que no puedo limitarme a informar, pero ser ajeno a cuestiones que modifican la vida de mis conciudadanos/vecinos.
Entonces, escribo lo que pienso. A veces, mis lectores/oyentes/visitantes coinciden conmigo. Muchas otras, no. Y lo hacen saber.
Es ahí cuando el medio realmente se vuelve medio: si logra la reacción de su público.
Y vaya si lo logramos: sumados, los medios gráficos barriales de la Ciudad tienen más tirada que Clarín y La Nación juntos. No sé ahora -hace rato que no miro las planillas- pero en una época, el rating conjunto de las radios barriales se ubicaba en los primeros puestos de audiencia. Los sitios web, al publicar noticias que los grandes portales de noticias desechan (por ser demasiado “locales”) también tienen su buen caudal de visitantes.
Y si a esto se le suma la heterogeneidad, la multiplicidad de voces, estilos, línea editorial… El resultado es a favor de la comunidad en la que cada uno se desenvuelve. Entre colaboradores, lectores y el infaltable aporte de las pymes locales, el resultado es concreto: ¡un medio de comunicación y de expresión!
No es poco, en tiempos de hegemonía corporativa. Es una brisa de aire fresco, en medio de la contaminación mediática cotidiana.
Por eso, el gesto de la Legislatura al sancionar el 6 de Diciembre como Día de los Medios Vecinales es un nuevo fruto obtenido por la lucha de tantos años, que primero se logró a través de la Ordenanza 52.360, y luego se profundizó con la ley 2.587.
El Registro de Medios Vecinales, que define la distribución de la pauta publicitaria oficial, es un ejemplo: reconoce y valora la capacidad de producción periodística de estos emprendimientos, y otorga un valor igualitario de acuerdo al costo de cada soporte.
No creo que exista otro caso similar en ningún lugar de Argentina (y del mundo… no sé): que la publicidad oficial no se reparta de acuerdo a la cercanía con tal o cual funcionario, o “por ser amigo de”, es un gran avance de la democracia participativa.
La pauta oficial a la que se accede por cumplir las condiciones que define la ley 2.587, les permite a los medios trabajar con tranqulidad, y quien en definitiva se beneficia es su público, porque accede a contenidos más elaborados.
En los fundamentos de la ley, se afirma: “los medios de comunicación vecinales son actores fundamentales en la vida social de los distintos barrios, también al constituirse como sus portavoces. No sólo colaboran para promover su identidad, construir su historia y perseguir el bien común sino que también contribuyen a afianzar la democracia, la diversidad y pluralidad de opiniones de acuerdo a las peculiaridades de cada comuna”.
Y en los considerandos del proyecto, los diputados firmantes –Cristina García, Daniel del Sol, Roberto Quattromano– resaltan: “debido al importante rol social que cumple la comunicación barrial para todos los ciudadanos, al gran esfuerzo que estos medios realizan para poder lograr llevar adelante sus emisiones y/o publicaciones, por la defensa de la libertad de prensa y por la cercanía que este periodismo mantiene con los problemas de los vecinos, considero que instituir un día en reconocimiento de éstos es una forma más de apoyarlos y fomentarlos”.
En lo personal, esta sanción, aprobada en la sesión del 7 de Diciembre de 2017, significa una gran alegría. Hace más de 31 años que estoy en esto. Pero esto es una cuestión colectiva, una lucha iniciada a principios de los ’90 que sigue dando frutos, porque nunca se bajaron los brazos. Y nuevos actores se fueron incorporando a la causa, a lo largo de los años.
Gracias a los diputados García, Del Sol y Quattromano, y a los 39 diputados que apoyaron la sanción de la norma.
Claudio Serrentino