Carolina Barone, titular de la Dirección General de la Mujer, explica en esta entrevista cómo atendió esa dependencia durante lo más duro de la cuarentena, y cómo funcionan los protocolos para ayudar a las mujeres en caso de padecer violencia de género.
Los Centros de la mujer ya volvieron a atender de manera presencial, pero… ¿cómo funcionaron de manera virtual?
Fue un gran desafío; en la Ciudad de Buenos Aires contamos con un Centro Integral de la Mujer por comuna. La Ciudad de Buenos Aires tiene 15 comunas, y hay 15 Centros Integrales de la Mujer (CIM), para que cada una de las vecinas de la Ciudad de Buenos Aires que estén atravesando una situación de violencia, puedan contar en su propio barrio con un espacio de atención integral, interdisciplinaria y gratuito, que les va a brindar terapia individual y grupal, acceso a diferentes políticas sociales y también patrocinio jurídico gratuito en la causa de violencia de género. La pandemia nos puso ante un gran desafío que fue, como nos pasó a todos el temor, el miedo al contagio, a la muerte. Ante eso, los CIM no arrugaron: siguieron trabajando, tuvimos que adaptarnos hacia la virtualidad y desde marzo del año pasado hasta junio de este año -que llegó la vacuna- los equipos siguieron trabajando, de lunes a viernes y también muchas veces, fines de semana, para poder dar respuesta a la creciente demanda. Porque también, lo que nos pasó, es que durante la pandemia también recrudeció la violencia de género. Así que los equipos no solamente se transformaron hacia la virtualidad, sino que vieron aumentada también hasta un 30% la demanda tanto en las admisiones en los centros, pero también en las atenciones y en las intervenciones. Todo eso lo pudimos sostener y aumentar. Como Directora General de la Mujer, quiero agradecerle a cada una de las abogadas, las psicólogas, a las trabajadoras sociales que lo hicieron posible, y a las mujeres, por seguir confiando en el equipo de la Dirección de la Mujer. Todo eso fue todo el año pasado y también trajo un aprendizaje, que ya no es o virtualidad o presencialidad, es virtualidad y presencialidad. Hay muchas de esas mujeres que eligen hoy poder seguir su espacio de terapia individual de forma virtual y nosotros le damos esa posibilidad de elección, porque a veces tienen que venir hasta el centro y no saben con quien dejar a sus hiijtos, o les queda lejos del trabajo, porque por los horarios no llegan físicamente, entonces pueden conectarse desde algún lugar. Ahora podemos darle esa opción, también que todo hay que aprovechar, que cada crisis nos traerá la oportunidad, también, de transformamos y de preguntarnos cómo podemos mejorar los procesos desde la Ciudad.
¿Cuál es la problemática por la cual se acercan las mujeres a los Centros Integrales de la Mujer?
Los centros integrales están específicamente enfocados en el abordaje de violencia de género. Ahora bien, cada comuna tiene prioridades o situaciones que son bastante diferentes a las demás. Por ejemplo, en los centros integrales más de Zona norte, el de Belgrano, el de Palermo, el de Núñez, ahí una de cada tres mujeres que se acercan, están más enfocadas en lo que es violencia económica, la demanda por alimentos, todo lo vinculado a lo económico. Cuando vamos a las comunas del sur, nos encontramos con situaciones gravísimas de violencia física, abuso. También, lo que está empezando a pasar también en el último tiempo: la violencia de género en el ámbito laboral. Así que es un tema que cada vez más se ve, las mujeres también nos animamos a verbalizar eso, y encontrar en los espacios del Centro de la Mujer un espacio de asesoramiento, de contención, pero también de acción ante situaciones que pudieron ocurrir en el ámbito laboral. La Ciudad de Buenos Aires cuenta con una licencia especial por violencia de género en el ámbito laboral, porque… ¿qué pasaba hasta ahora? Una mujer que estaba atravesando una situación de violencia por un jefe, un compañero, un acoso sexual, una situación de maltrato en el ámbito laboral, o incluso situaciones de violencia intrafamiliar, situaciones en la que les pegan y hay lesiones graves, quedan lastimadas, emocionalmente lastimadas también. Eso les imposibilita ir físicamente a trabajar. La única licencia que existía era la licencia por enfermedad, y la mamá ni estaba enferma ni tenía una cuestión de salud mental. Entonces tenía que tomarse una licencia psiquiátrica, o una licencia por enfermedad, la mujer no tenía ninguna cuestión de salud mental ni tampoco estaba enferma, estaba atravesando una situación de violencia de género. Por eso fue importante crear esta figura, que nos permite poder darle unos días para que ella pueda hacer la denuncia, pueda reponerse, si tiene que mudarse o trasladarse de la casa del agresor, hacer algún tipo de movimiento, una mudanza, lo que sea, son días que le permiten a ella poder hacer esos traslados. Los Centros de la Mujer también hacen los certificados para la ejecución de esta licencia especial, por violencia de género.
¿Cuál sería el protocolo? una mujer que tiene una problemática como la que estás comentando ¿A qué teléfono tiene que llamar?
Hay una linea, la linea 144, es una linea nacional Nosotros, desde la Dirección de la Mujer contamos con operadores específicas para la Ciudad de Buenos Aires, que atiende las 24 horas, las profesionales son todas psicólogas, trabajadoras sociales y psicólogas sociales y abogadas que atienden durante las 24 horas los 365 días del año. Ahí las van a asesorar a partir de una escucha súper especializada, se va a identificar el nivel de riesgo, y a partir de la evaluación de esa profesional, se define qué tipo de dispositivo se tiene que contactar. Si el riesgo es altísimo y es inminente, nosotros desde la direccción hacemos la intervención con el 911 y con la seguridad. También habilitamos el año pasado el Boti de la ciudad, poniendo acoso, violencia de género o 144, cualquier de esas tres palabras directamente no la va a atender un robot, del otro lado del Boti van a chatear con una de las trabajadoras también de la Dirección de la Mujer con quien, por ahí, una persona se siente más cómoda escribiendo que hablando, o no tiene posibilidad de hablar, porque tal vez el agresor está al lado, pero puede chatear, puede escribir. También a través de la página web del gobierno de la Ciudad Buenos Aires, allí están la ubicación, el teléfono y los horarios para que sepan adónde se pueden acercar.
Desde la Dirección de la Mujer, vimos un aumento, a partir de la pandemia en un 30% de los casos. Pero comparado con 2019, aumentaron un 59% la cantidad de admisiones en los CIM. Es un tema que está, lamentablemente, cada vez más en la agenda, porque la realidad fue cada más violenta sobre las mujeres. Y sin duda, la variable socioeconómica también impactó directamente en la situación de violencia.
¿Qué pasa cuando una mujer tiene un problema tan grave, que debe abandonar su vivienda?
La dirección cuenta con cinco unidades convivenciales. Las unidades convivenciales son los que llaman refugios. Nosotros no lo llamamos refugios, porque no estamos refugiando personas. Son espacios, son hogares donde ellas pueden ser alojadas junto a sus hijos. Cuando hay alto riesgo y la emergencia es inminente, siempre interviene la justicia. En este caso, ingresan derivadas tanto por la oficina de violencia doméstica de la Corte: el Centro de Justicia de la Mujer que está en la Fiscalía hace la derivación, el traslado y el ingreso a nuestros refugios, tanto de las mamás con sus hijos también. Tenemos un lugar especializado para mamás adolescentes también, y dos casas de medio camino: una vez que pasan el momento de máxima seguridad y de alto riesgo. Porque el objetivo no es que se queden a vivir ahí, sino que sea un espacio de cuidado y de progreso hacia tener una nueva vida en libertad. En la casa de medio camino, ellas también tienen otras posibilidades; además, contamos con un refugio para trata de personas en la Ciudad. Las unidades convivenciales también se tuvieron que adaptar, porque en medio de la pandemia, cada vez que llegaba una mujer había que aislarla. Para que estén todas cuidadas, tanto ella como el resto de las alojadas, se hizo un protocolo de aislamiento y hoy, no solamente el 100% las trabajadoras están vacunadas, sino que también el 100% de las mujeres alojadas están vacunadas, y esto también es una seguridad para todos.
Cuando una mujer debe retirarse de su hogar, ¿actúan rápido?
Sí, inmediatamente cuando ella se retira del hogar tiene que hacer la denuncia, siempre tiene que hacer la denuncia, tiene que tener protección de la Justicia, protección también de medidas de seguridad. y sino hace la denuncia, el Estado no se las puede dar. En el momento que está haciendo la denuncia, se dispone un móvil y se hace el traslado y el ingreso a la unidad convivencial.
Como profesional te pregunto, ¿por qué crece la violencia contra la mujer?
Hay varias hipótesis. Una es que hay un cambio de paradigma, cambiaron las reglas de juego, cambia el status quo, aparece siempre el correctivo. A la mujer le dijeron toda la vida que su ámbito es la casa, lo doméstico, que no puede hablar, que no puede trabajar… Cuando se corre de eso, muchas veces aparece el correctivo: lo tuyo es esto, no se te ocurra ir a trabajar, no hables con ese, tu jefe es tal cosa. Empiezan a aparecer diferentes formas de disciplinar ese deseo de libertad que tenemos las mujeres.
Solo porque es mujer.
La violencia de género está basada en la desigualdad por razones de género, porque es mujer entonces ahí está el tema. A veces, la pregunta típica que hacen es: ¿no es violencia de género si una mujer le pega a un varón? No, es violencia, le caben todos los artículos del Código Penal pero no es violencia de género. Por violencia de género se entiende una relación desigual de poder histórica, social, que tiene que ver con toda la humanidad y no solamente en Argentina, en todo el planeta existe, tanto lo económico, lo cultural, lo político, en lo social. Las mujeres siempre estuvieron un escalón por debajo, por lo menos.
Por otro lado, el aspecto económico está afectando muchísimo también a las mujeres, el aislamiento durante el año pasado fue realmente grave: más allá que salió una disposición que permitía que las mujeres por violencia de género se podían trasladar y no necesitaban un permiso, sucedió el año pasado que a veces ella estaba alojada con el mismo agresor, no se olviden que la violencia de género su expresión máxima son los femicidios. 7 de cada 10 femicidios son perpetrados por su pareja íntima, con quienes conviven. El resto de los delitos que uno denuncia en la comisaría, suceden en el ámbito de lo público: en la calle, un robo, un asesinato, todo eso sucede en el ámbito de la calle. La violencia de género sucede de las puertas de la casa para adentro, y es muy difícil llegar ahí.
Cuando nosotras vamos a hacer una denuncia, tenemos que demostrar que el hecho sucedió. Ahora, si por ejemplo te robaron un teléfono, la bicicleta o el auto, ¿van a poner en duda que le robaron? Nadie duda, te piden los datos y listo. Hay barreras que revertir para hacer menos revictimizante ese sistema. El año pasado, las unidades convivenciales estuvieron a pleno, porque la mujer salió y después ya no podía volver. Esta imposibilidad de traslado fue un tema, ya que había que trasladarlas a sus provincias de origen, o a sus países de origen también. Esto generó una articulación a nivel nacional, para que pudieran traspasar las fronteras provinciales. Nosotros tenemos una mujer que la pandemia la agarró en Buenos Aires, y después no podía volver a Salta, tuvimos que hacer toda una circulación a nivel nacional, con permisos nacionales, para que pueda volver a su provincia de origen.
Algo que poco se habla, pero que sucedió mucho, son los abusos sexuales infantiles, porque nueve de cada diez víctimas de abuso sexual infantil, son víctimas en el ámbito intrafamiliar. La única forma de poder detectar la situación de abuso sexual infantil es en la escuela, en el club, en la casa de un amiguito, y esto no pasó. Al no haber escuela ni club, ni posibilidad de jugar en la casa de otro amiguito, no había forma que ese chiquito pudiera ver y contar lo que le estaba pasando porque le estaba pasando en su hogar. Esto también sucedió, se habló poco pero también hay que ponerlo en escena, por eso era tan importante que volviera la escuela, que volvieran a abrirse los clubes, porque muchas veces son esos los lugares donde los profes, los docentes, las mamás, podemos detectar situaciones donde nos alertan estos temas. Touvimos que estar a la altura para dar respuesta a estas situaciones en la Dirección General de la Mujer, pero también todos los sistemas tanto de Justicia, policial, para poder acompañar a cada una de las mujeres. Los femicidios no bajaron en Argentina, por el contrario aumentaron, y nos tiene que seguir siendo prioridad en la agenda, por sobre todas las diferencias políticas que podamos tener. Por arriba de todo tiene que estar el acuerdo en terminar con este flagelo: la violencia de género es la principal causa de muerte violenta de mujeres en Argentina. Dos de cada tres mujeres en Argentina hoy son asesinadas por violencia de género.
Cuando una mujer va a un refugio ¿cómo recuperan sus hijos la cotidianeidad de ir a la escuela? porque supongo que los refugios no van a quedar cerca de donde vivían.
Absolutamente, y para eso está la virtualidad. Hacemos acompañamiento con el Ministerio de Educación de la Ciudad. También depende, en el refugio puertas cerradas no pueden salir; en el de medio camino sí, se hace un acompañamiento y se lleva a los chicos a la escuela. Si tienen menos de 4 añitos, van al Centro de Primera Infancia, siempre acompañados con personal nuestro y con seguridad, se los espera, se los retira y se los vuelve a llevar. La idea es que ellos tengan lo menos impactada posible su rutina, así que para cada uno de ellos es una realidad distinta. Para cada uno de ellos tenemos que encontrar una solución luego de las situaciones dolorosas que tuvieron que atravesar, que tuvieron que salir de su casa, donde también puede haber sido testigo de esa violencia sobre su mamá, incluso sobre ellos mismos… Debe ser un espacio de sanación, de recreación, y no otra cosa. Nuestro objetivo es que ellos se sientan lo menos afectados posible, que sea un momento de oportunidades y no de multiplicar el dolor que ya pasaron. La prioridad, por sobre todas las cosas, tienen que ser los más chiquitos. Agregamos talleres de biblioteca y de lectura para las madres con los chiquitos dentro de las unidades, otro de huertas. El objetivo es siempre llenar esos lugares de amor, de educación, de cultura.
¿Qué actividades se realizan en los Centros Integrales de la Mujer?
De lunes a viernes todos los Centros Integrales de la Mujer tienen las puertas abiertas para las vecinas de la Ciudad de Buenos Aires. Tenemos abordaje integral en violencia de género con patrocinio jurídico, terapia individual, talleres de grupo también, hacemos grupos temáticos y acceso a diferentes productos sociales. A veces la gestión para una vacante en un colegio, en un centro de primera infancia, un programa social, algun subsidio. Todo eso lo hacemos a través de los centros, siempre en contexto de violencia de género, es importante aclarar. Cada uno de los centros tienen talleres, son diferentes, hay centros que son más especializados en emprendimientos, otros en diversidad, cada una de ellos tiene una oferta diferente: cine debate, arte terapia, de capacitación en diversidad. Aquellas mujeres se sientan que están atravesando violencia de género, o que algo le hace ruido en ese vínculo: porque a veces la tenemos tan naturalizada a la agresión, porque no hace falta la piña, no hay que llegar a la piña para estar atravesando una situación de violencia. Tal vez son años y años de humillación, de sometimiento, de maltratos verbal y un día decís: basta, no soporto más esto. No hay que esperar a la piña. que cuando empieza a hacer mal al corazón, cuando no empieza a doler, cuando son más días los que lloramos que los que estamos felices, esa cuenta ya nos tiene que dar que algo no está bien. Esa primera alerta es fundamental para que no escale la violencia, para eso están los Centros integral de la mujer, para acompañarlos desde el primer momento, ¿qué tienen de particular los Centros integral de la mujer? que no hace falta hacer una denuncia, porque a veces lo que nos pasa es: no lo quiero denunciar, ¿puedo ir igual? Sí, pueden venir igual, nosotros los vamos a acompañar en forma integral aunque no quieran hacer la denuncia, pero sí si vemos que hay un riesgo inminente se lo vamos a recomendar. Muchas veces lo más importante es la escucha, y el espacio terapéutico con perspectiva de género. No es lo mismo abordar una terapia con perspectiva de género, que sin perspectiva de género, comprender la violencia de género en forma integral, para eso están las psicólogas de los centros para la terapia individual y también para los talleres de grupo. Encuentran a otras mujeres que están atravesando situaciones similares que no están solas, ellas mismas están haciendo red, muchas de ellas también tienen emprendimientos, entonces hacemos ferias de emprendimientos. Ellas se venden cosas y empiezan a hacer redes, intercambiar contactos. Lo primero que hace el violento es aislarte de tus vínculos, de tus amistades, de tu proyecto laboral, de tu familia. Y esta es una forma de volver a hacer estos vínculos.
¿La Policía de la Ciudad está capacitada para ayudar a las mujeres?
Antes de estar en este rol, fui directora de Políticas de género del Ministerio de Seguridad de La Nación, así que me encanta el ámbito policial, trabajé muchísimo con la policía. La Policía Metropolitana en su origen, y después la policía de la Ciudad, se crean con formación obligatoria de género. Hace muchos años, creé una Superintendencia de Políticas de Género que además de personal policial, tiene abogadas, psicólogas y trabajadoras sociales, todas capacitadas en abordaje de violencia de género. En la Ciudad de Buenos Aires hay cuatro zonas en el sistema policial; en cada una de las zonas, hay un equipo especializado en violencia de género las 24 horas, en la comisarías de Flores, Saavedra, Villa Lugano y Liniers, Independiente de eso, en todas las comisarías le pueden tomar denuncias por violencia de género. Hay gente que tiene grandes experiencias y la policía le salvó la vida, y otras que decís: no me tomó la denuncia porque me dijeron ¿qué me habrán hecho? Es muy diverso y falta mucho todavía, no es uniforme.
Esta entrevista nos permitió recorrer todos los dispositivos y las herramientas que existen: la mejor herramienta para revertir la violencia de género es la educación. Así que esperamos mucha educación sexual integrada en las escuelas, mucha Ley Micaela para los funcionarios.
Entrevista: Claudio Serrentino
Foto: Prensa GCABA