Jorge Lanata marcó a varias generaciones. Por un lado, a los que crecimos leyendo Página, Humor y El Porteño. Y por otro, a los que miraron PPT, cuando se erigió como abanderado del antikirchnerismo desde el grupo Clarín.
Recuerdo con cariño el número 1 de Página/12, sólo con 12 páginas, que eran toda una declaración de principios, con gente querida que conocíamos de otros emprendimientos, y Jorge Lanata a la cabeza. El ejemplar de Clarín, por entonces, pesaba 1 kilo. Pero Página era Página.
El diario empezó a destacarse en cada intentona golpista. Y en los ’90, mientras la mayoría de los medios le chupaban las medias al gobierno menemista, Página denunciaba los negociados. Lanata hacía de las suyas en la redacción, y a las trasnoches nos regalaba “Hora 25” por la Rock & Pop.
Página te regalaba libritos coleccionables. Llegó a vender 100.000 ejemplares mensuales; Lanata alguna vez contó que los distribuidores lo tiraban al bombo (“repartían más diarios, en los barrios que menos se vendían”).
Para los “del palo” comprar el diario era parte de la religión, como bien lo definió Gieco en “Los salieris de Charly”. Luego, Lanata lanzó revistas y Día D, una inmejorable producción periodística en TV, justo cuando el país se incendiaba, tras el fallido experimento neoliberal de Menem-De la Rúa-Cavallo.
A principios de los 2000 filmó la película “Deuda”, que investigó el negociado detrás de la deuda externa. Por aquellos tiempos, un cronista de La Bocina se lo cruzó, lo entrevistó, y elogió la labor de los medios barriales. Pero Lanata no quiso posar mostrando la tapa.
Luego vino el fallido intento del diario “Crítica”, su paso por Canal 26 y el brillante mapa de medios.
Su etapa final incluyó la venta de su alma al grupo Clarín, que lo tuvo como máximo espadachín contra la supuesta corrupción kirchnerista, desde su programa dominguero PPT, por Canal 13.
Jorge Lanata, el que había impulsado el periodismo independiente y las investigaciones periodísticas, apelaba a aquellos recursos para realizar operaciones político-pseudo periodísticas. No era novedad lo de las “operetas”. Sí lo era que una gran figura como él, se dedicara a esa tarea.
El único preso por sus denuncias fue Lázaro Báez. Desde su programa, Lanata fue pionero en usar la furia anti K para sumar buen rating, y además, fomentar el odio. Con su prédica, fue artífice mediático del triunfo de Mauricio Macri en 2015.
Gracias a Jorge Lanata, Radio Mitre estaba primera cómoda en las mediciones.
La última vez que lo ví, daba pena escucharlo, respiraba con mucha dificultad.
Gracias por tus enseñanzas, Jorge.
Claudio Serrentino