Kita Cá fue una de las referentes de la terapia gestáltica en Buenos Aires. Desarrolló esa disciplina entre los vecinos de Floresta y de toda la zona oeste de la Ciudad. Kita partió hace poco, pero dejó una huella, que se plasma en “La Casa de Floresta”.
Antes de Kita, conocí a uno de sus hijos en la Plaza Velez Sarsfield, jugando a la pelota, y alguna vez fui a merendar a su casa de la avenida Avellaneda.
En los ’80, Kita realizó una actividad para los vecinos en la Plaza Velez Sarsfield, y La Bocina aprovechó para entrevistarla. Fue entonces que me enteré que aquella señora, la mamá de mi amigo, era una de las referentes de la Gestalt (se dice “guestalt”) en la Argentina, y había convertido a Floresta en un lugar referencial de esa terapia.
Kita y su amiga desde la facultad, Elsa Lanza, integraron el primer grupo de psicoterapeutas gestálticos en la Argentina. se formaron en Gestalt con la Dra. Adriana Schnake, “La Nana”, una psiquiatra chilena que había aprendido con Fritz Perls, el creador de la terapia gestáltica.
Siempre en Floresta, fundaron la Asociación Gestáltica de Buenos Aires (en Bogotá 3934); y en 1995, “La Casa de Floresta” (Chivilcoy 245). donde crearon el dispositivo de terapia gestáltica con escenas teatrales.
Desde 2011, “La Casa…” integra la Fundación en Salud Mental Profesor Dr. Jaime Smolovich.
La Bocina dialogó con la Licenciada Paula Prada, que integra “La Casa de Floresta”, sobre la gestalt, Kita, Elsa, su obra y su legado.
Buenos Aires es la ciudad de los psicólogos: conocemos mucho de la psicología freudiana, de la lacaniana, pero de la gestáltica no.
La terapia gestalt es un enfoque terapéutico que tiene algunos puntos muy diferentes a lo que es el psicoanálisis. Fue creado por Fritz Perls, un psiquiatra alemán que empezó a elaborar, a partir de la experiencia una mirada que tiene más que ver con el trabajar en el aquí ahora. O sea, se trabaja con lo que emerge en el presente, porque lo que él dice es que las situaciones inconclusas, las situaciones que no pudimos resolver en el pasado, tienen que ver con necesidades que no pudimos satisfacer y eso generó el no poder concluir una experiencia, no poder completar una experiencia, Eso es lo que nos neurotiza, y en el presente van a emerger situaciones que, si nosotros resolvemos, no sólo se va a resolver esta situación, sino un montón de situaciones que ocurrieron antes, y que están asociadas de alguna manera a este conflicto que yo tengo hoy. O sea que, a diferencia del psicoanálisis, no hace falta ir al pasado para para ver dónde nació el problema, sino que de alguna manera, el problema que emerge hoy, nos está hablando de algo que tenemos que resolver ahora.
¿Las frustraciones de ayer las seguimos mostrando hoy? ¿Así es?
Claro, Perls habla mucho de situaciones inconclusas, situaciones que nos quedaron pendientes, que no pudimos completar. Para él es muy importante un concepto que llama “autorregulación organísmica”, dice que todos los organismos vivos tenemos la capacidad de autorregularnos, de ir satisfaciendo nuestras necesidades, creciendo y evolucionando. Cuando se frustra esa satisfacción de la necesidad -hablo de necesidad no de deseo, que no es lo mismo- hay algo que se altera. Perls dice que ese es el origen de las neurosis, del sufrimiento humano. Entonces, restaurando esa capacidad de autorregularnos, podemos seguir creciendo. Esas interrupciones, esas necesidades que no pudimos satisfacer en su momento, nos llevan a estar como estamos hoy.
¿Cómo es la sesión de gestalt? Porque lo popular que conocemos es el diván, y el señor o la señora que escuchan.
La sesión es muy diferente. Nosotros priorizamos mucho el trabajo del grupo, la terapia de grupo. Y lo que hacemos en La Casa de Floresta, es trabajar con escena teatral porque la gestalt pone mucho el cuerpo en acción. O sea, es una terapia donde es muy importante la toma de conciencia, el darse cuenta pero, ¿cómo nos damos cuenta? A través de la experiencia. Entonces, facilitamos diferentes experiencias para que cada persona pueda conocerse a sí misma cada vez más, y las escenas teatrales son un medio excelente para esto. Todo lo que es el juego teatral, es una invitación a que cada uno descubra aspectos de sí mismos, que algunos no los conocen siquiera. Entonces, es como una puerta abierta al autoconocimiento, en un espacio de juego, donde lo que estamos haciendo en el grupo no tiene ningún riesgo de producir algún daño en nuestra vida cotidiana, porque estamos jugando. Y el grupo es un entorno muy protegido. Perls decía que el grupo era un laboratorio, porque están cuidadas todas las variables para que todo lo que podamos probar ahí -hablo de probar respuestas nuevas, respuestas diferentes en la forma de vincularnos- todo eso queda dentro del grupo. Entonces, no es que yo voy a probar responderle a mi marido de otra manera, o a mi jefe, sino que lo hago ahí, jugando, y de esa manera aprendo a utilizar otros recursos de mí misma.
Una de las referentes de la gestalt fue Kita Cá.
Kita es un gran referente, es nuestra maestra, es la fundadora de La Casa de Floresta junto con Elsa Lanza, ella dos trabajaron juntas muchos años. Kita partió hace poco tiempo, fue un ser único: vos imagínate que en la época cuando Kita y Elsa se recibieron de psicólogas, era psicoanálisis todo, no existía nada más. Y ella empezó con la gestalt, con Elsa armó La Casa de Floresta, fue fundadora también de la Asociación Gestáltica de Buenos Aires, fue presidenta de la Fundación, y también fue parte del equipo que formaba terapeutas. Kita fue una persona muy lúcida, muy valiente, no se callaba nada, no dejaba pasar una, era muy frontal. Como terapeuta, muy directa, y a la vez, muy compasiva. Yo la he visto en momentos difíciles, acompañando el dolor de las personas, tenía una capacidad de acompañar muy amorosa… Y además tenía un humor espectacular, le imprimía mucha energía a las sesiones. El otro día hablaba sobre lo interesante de ese enfoque que Kita nos enseñó, y que nosotros continuamos: la terapia no es algo ni solemne ni serio, podemos pasar por todos los momentos. Puede ser divertida, entretenida, y también la cuestión del grupo es muy importante, porque se genera una corriente de mucha solidaridad, de mucho amor, poder ser aceptado cada uno como es, con lo que le está pasando. Es una manera de encuentro muy íntima, y que yo creo que en este momento está haciendo mucha falta, porque estamos con todo este tema de la pandemia, que ya casi ni nos podemos abrazar… Y además, la tecnología, que también nos aisla tanto. Entonces, poder encontrarse así, en grupo, y compartir algo auténtico, algo verdadero de cómo está cada uno, de lo que le pasa a cada uno, me parece muy necesario. Y Kita propulsó mucho esto. Además tenía una gran vocación de servicio, recibía a todo el mundo, por eso también pasa algo muy interesante en La Casa de Floresta: los grupos son muy heterogéneos, hay gente de todos lados, de todo nivel socioeconómico. y esa heterogeneidad también enriquece mucho a cada uno. Yo la extraño, porque era alguien a quien vos podías recurrir y siempre te iba a devolver algo, te iba a decir algo que te permitía seguir adelante. Ella te daba recursos, te mostraba otra mirada, otro punto de vista. Entonces, uno siempre salía enriquecido de esas conversaciones con Kita.
Además, una referente de Floresta. Porque muy cerquita, han convivido durante muchos años figuras como Antonio Pujía y Kita Cá, o sea: una riqueza intelectual impresionante.
A la Casa de Floresta venía mucha gente del barrio, y también de la zona oeste, me parece que es un aporte valiosísimo para el barrio.
¿Cómo sigue ahora La Casa de Floresta, qué servicios ofrece?
Seguimos con lo que es lo propio de la Casa de Floresta, que son la terapia gestáltica, tanto en tratamientos individuales como en grupos terapéuticos. Atendemos a niños, adolescentes, adultos, hay grupos de adultos jóvenes también. Y además hay varias actividades: talleres de formación para la gente que está interesada en formarse en gestalt o en conocer lo que es la gestalt, porque también la gestalt utiliza muchos recursos que son muy buenos para todas las personas que trabajan cen educación y en otras ramas de la salud. También hay otros talleres que consideramos que son actividades que aportan a la salud psicoemocional: yoga, chi kung, teatro, juegos teatrales. Este tipo de actividades que, si bien no son específicamente terapéuticas, tienen efectos terapéuticos.
Claudio Serrentino
Foto: La Casa de Floresta