La historia es repetida: cuando aumenta la temperatura, empieza a faltar la energía. En algunos barrios, hace varios días que padecen, mientras lo que más se destaca de esta emergencia, es la pareja ineptitud tanto de las privatizadas, como del Estado y el Ente Regulador.
Los vecinos juntan gomas en las esquinas y empiezan a quemarlas. Llaman a los medios nacionales para que cubran la noticia. “Ya no sabemos qué más hacer…”, le dicen al movilero.
Es la postal repetida en cualquier barrio de Buenos Aires, o cualquier ciudad del país. Una postal que no pudo evitarse, pese a la promesa que aseguraba que con la privatización del servicio, todo iba a mejorar.
Las empresas se dedicaron a facturar… Y casi nada más.
En 26 años de servicio, el sistema energético decreció en calidad y en cantidad, en lugar de robustecerse y mejorar. Ningún gobierno fue capaz de enderezar el rumbo de las privatizadas, desde Menem y De la Rúa, hasta los Kirchner.
Con Macri en el poder no se podrá esperar nada a ese respecto: su mejor amigo, Nicky Caputo, es accionista de Edenor.
Mientras vuelvo a escribir sobre el desastre energético, en este mismo instante hay más de 50.000 usuarios sin luz sólo en la Ciudad de Buenos Aires.
El ENRE se limita al conteo de los afectados, como si fueran zapallos en lugar de gente que sufre: pero no se sabe si impulsará alguna sanción (bah, sí se sabe… no).
A esta hora, los barrios afectados por los cortes son La Paternal, Liniers, Monserrat, Monte Castro, Nueva Pompeya, Parque Chacabuco, Parque Patricios, Recoleta, Retiro, San Cristobal, Boedo, Barracas, Flores, Floresta, Balvanera, Caballito, Constitución, San Nicolás, Mataderos, Parque Avellaneda, Villa Ortúzar, Villa Pueyrredón, Saavedra, Núñez, Palermo, Recoleta, La Paternal, Colegiales, Chacarita, Agronomía y Belgrano.
Hay varias cruces de calles por los que no se puede circular, debido a las protestas, como en el caso de San Juan y Treinta y Tres Orientales, donde los vecinos se quejan porque hace varios días que padecen la falta de luz.
En Octubre del año pasado, el ministro del área Juan José Aranguren había declarado una obviedad: que los cortes de luz en verano “dependerá de lo que no está bajo control como la temperatura y el clima”.
O sea: si en verano la temperatura no superaba los 30, seguramente no habría cortes… Pero como todos sabemos (menos el ministro, parece) en verano suele hacer mucho calor.
Entonces, prometió que “el objetivo es ir atendiendo a un menor nivel de corte ya que la emergencia eléctrica va a seguir vigente hasta fines de 2017”.
O sea: mínimo, hay para un año más de cortes.
Mientras tanto, a seguir fumándose la ineficacia de Edesur, Edenor, el Ministerio de Energía y el ENRE.
Claudio Serrentino
Foto: archivo La Bocina