El gobierno lo estiró lo más que pudo, pero finalmente ocurrió: Larreta le aceptó la renuncia al ministro de Seguridad porteño, Martín Ocampo. Su lugar será ocupado por el vicejefe Santilli. Cero autocrítica.
Días difíciles -quizás, los primeros de este tenor durante su gestión- le tocan vivir al jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta.
Un evento de la magnitud mundial como el River-Boca por la final de la Libertadores, no pudo disputarse en la ciudad que gobierna. Y para peor, la Conmebol ya anunció que el partido no se disputará en Buenos Aires “porque no están dadas las condiciones”.
En una conferencia de prensa brindada el 26 de Noviembre a la noche, Rodríguez Larreta destacó “el compromiso de Martín en estos tres años que compartimos en el gobierno”.
Larreta confirmó “el compromiso de este gobierno con la política de seguridad”, para lo cual anunció a Diego Santilli como nuevo encargado de seguridad de la Ciudad. Y volvió a insistir en que irán a fondo en la lucha contra las barras bravas, “que están enquistadas en el fútbol desde hace más de 50 años”.
A su turno, el nuevo ministro ratificó el Plan Integral de Seguridad. “Para nosotros, es la principal preocupación y ocupación que tenemos en el gobierno”. Algo que, indudablemente, no pudo comprobarse durante el fin de semana pasado.
Un periodista les preguntó si, tras el allanamiento al capo de la barra de River, no previeron la posibilidad de represalias por parte de esos grupos, y si hay autocrítica sobre cómo se operó al respecto.
Larreta volvió a repetir lo mismo que el día anterior: otra vez, no pudo explicar por qué los barras de River estaban esperando al micro de Boca para atacarlo.
Luego le preguntaron por la ausencia del vallado en la zona del incidente “que está siempre, y en esta ocasión no estaba, quería saber si esa decisión es responsabilidad del ministro Ocampo”.
El jefe de Gobierno respondió que “primero, la responsabilidad es de los que arrojaron piedras”. “Que el operativo pudo haber sido mejor, lo dije yo ayer”. Es decir: cubrió al ministro renunciante, y desechó cualquier posibilidad de autocrítica.
El mundo sigue sin saber por qué el micro fue a pasar justo por esa esquina, y en todo caso, cómo sabían los barras de River que ese era el trayecto del traslado de los jugadores de Boca.
Larreta defendió a Ocampo a capa y espada durante toda la conferencia de prensa. De hecho, el cambio de ministro lo calificó como “un gesto de continuidad” de la política de seguridad de su gobierno, pese a los gravísimos hechos ocurridos durante los fallidos River-Boca.
El ministro renunciante, Martín Ocampo, tuvo a su cargo la conjunción de las policías Metropolitana y parte de la Federal, en la Policía de la Ciudad.
En 2016 declaró: “Estamos en condiciones de hacer de Buenos Aires una de las ciudades más seguras del mundo”.
Sobre el fin de ese año, Brian, un pequeño vecino de Flores, fue asesinado por motochorros, hecho que generó la indignación de los vecinos, que tomaron la comisaría 38º durante varias horas.
Este año, su desafío más importante fue la organización de los partidos por la final de la Libertadores. En la bombonera había salido bien. Pero en el monumental, fue el caos que lo llevó a renunciar.
En declaraciones a una radio, Martín Ocampo habló sobre el fatídico camino que llevó al micro de Boca: “hubo falencias en la organización de la estrategia. Se tomaron medidas de previsión pero no fueron exitosas. Había una estrategia con respecto al ingreso del micro que, claramente, no funcionó“.
Claudio Serrentino
Imagen: La Nación+