La marcha fue muy masiva, el motivo, contundente: todos queremos que Santiago Maldonado aparezca con vida. Eso es lo más importante del reclamo. Pero los intolerantes, los marginales, los destructores, los que dicen ser de izquierda pero terminan trabajando para la derecha, siempre arruinan todo.
El gobierno nacional sigue sin entender qué es eso de los derechos humanos, quizás, porque no quiera enterarse que TODOS tenemos derechos. No sólo humanos; también tenemos derecho a tener trabajo; y vivienda digna; y cloacas; y agua potable. O sea… ¡una vida digna, qué carajo!
Al gobierno de Macri le gusta más hablar de nuestras obligaciones: obligación de pagar impuestos; obligación de ajustarse el cinturón; obligación de sostener el status quo actual, donde hay poquitos que tienen muchísimo, y muchísimos que tienen poquito.
El Ministerio de Seguridad de la Nación, con todos los recursos a su alcance, no tiene la menor idea sobre qué pasó con Santiago Maldonado. Toda la estrategia comunicacional está a cargo de la Ministra Patricia Bullrich, que prefiere sentarse a comer con Mirtha, a detallar qué es lo que están haciendo las fuerzas a su cargo para encontrar al artesano.
Así pasó un mes. Decía el periodista Enrique Sdrech: “el tiempo que pasa, es la verdad que huye”. Es decir, si no se obtienen pistas rápidamente, en las horas posteriores a la desaparición, será cada vez difícil dar con el paradero de la persona que no está.
El tiempo pasó. El gobierno subestimó la situación, no actuó rápidamente. Se escudó detrás de la violencia de los mapuches, la insistente afirmación que son chilenos, o las falsas apariciones de Santiago en Entre Ríos, o La Plata.
Cuestiones que no vienen al caso, y que… ¿pretendieron justificar la desaparición?
El problema es acuciante y un ataque contra la humanidad; pero el reclamo se partidizó, se usó para otra cosa. Lo cual no es grave, tampoco. En todo caso, es incómodo y tiñe a la cuestión con intereses que no vienen al caso.
MIENTRAS TODOS QUEREMOS QUE SANTIAGO MALDONADO APAREZCA CON VIDA, algunos quieren sacar provecho de su ausencia.
No entiendo, no puedo entender cuál sería el fin de un grupo de violentos, al infiltrarse en una marcha multitudinaria y empezar a pintarrajear y romper todo lo que se cruce a su paso, prender fuego en medio de la avenida de Mayo, arrojar bombas molotov a la Policía.
Me duele que a ellos se los llame argentinos. ¡Argentinos son los que fueron a reclamar por Santiago en paz, con amigos, compañeros de trabajo, familiares! ¡Esos son argentinos!
A veces creo que éstos son profesionales del caos; a veces, que son idiotas útiles. En todo caso, son 200 que empañan y opacan el reclamo de 200.000.
Aparecen en cualquier momento, y en cualquier lugar, impunemente.
¿Gastamos millones en la AFI para que no pueda haber una sola pista sobre Santiago Maldonado?
¿Gastamos millones en la AFI para que estos destrozones sigan haciendo su negocio, a expensas del reclamo popular?
La noticia dice que detuvieron a 23. Deben ser 23 perejiles, nunca agarran a los organizadores.
Pero… que las molotov no quemen el reclamo.
Que Santiago aparezca con vida.
Y que estos imbéciles, se dejen de joder.
Claudio Serrentino
Foto: Diario Río Negro